El eco de tus palabras
El apartamento de Jhon olía a café recién hecho y a libros viejos. La luz de la mañana se filtraba por las cortinas, iluminando el polvo que bailaba en el aire. Jhon, con una taza de café en la mano, miraba fijamente el sobre blanco que descansaba sobre la mesa. No era un sobre cualquiera, era una carta, una carta de amor que él mismo había escrito.
Sus dedos acariciaron el papel, sintiendo la textura suave y el peso de las palabras que había plasmado. Era una confesión, un eco de sus sentimientos más profundos, dirigidos a la chica que había conquistado su corazón.
Con un suspiro, Jhon abrió el sobre y desplegó la carta. La letra era suya, cada palabra cuidadosamente elegida, cada frase un latido de su alma. Comenzó a leer, y a medida que avanzaba, una mezcla de nerviosismo y esperanza lo invadió.
"Mi amada", comenzaba la carta. "No sé si estas palabras harán justicia a lo que siento, pero necesito intentarlo. Tu sonrisa, tu voz, la forma en que tus ojos brillan cuando hablas de tus pasiones... todo ha dejado una huella imborrable en mí".
Jhon recordó el momento en que la conoció, la chispa que se encendió en su interior, la conexión que sintió desde el primer instante. La carta continuaba, relatando momentos compartidos, detalles que solo ellos dos conocían.
"Sé que el tiempo ha pasado", seguía la carta. "Sé que la vida nos ha llevado por caminos que a veces se cruzan y otras se alejan. Pero hay algo que necesito decirte, algo que he guardado en mi corazón durante demasiado tiempo te amo".
Jhon sintió un nudo en la garganta. El amor, esa palabra que había escrito con tanta convicción, ahora resonaba en su apartamento, llenando el aire con una carga emocional abrumadora.
La carta continuaba, desvelando sus sentimientos, confesando sus anhelos, desnudando su alma ante la persona que más le importaba. Había vertido en esas palabras todo lo que sentía, esperando que ella pudiera ver la sinceridad en cada línea.
Jhon terminó de leer la carta, con el corazón latiendo con fuerza en el pecho. No sabía qué haría, ni qué pensaría ella. La carta era un eco de su amor, un susurro de un sentimiento que esperaba fuera correspondido.
Tomó la carta y la dobló con cuidado, sintiendo el latido de su corazón resonar en el papel. Sabía que tenía que entregarla, que tenía que enfrentar la verdad que había plasmado en esas palabras.
Se levantó de la silla, decidido a seguir el impulso de su corazón, a buscar en el laberinto de sus sentimientos, a encontrar la respuesta que se escondía tras el eco de sus propias palabras de amor.
La respuesta de ella al leer la carta solo fue un "gracias me encantó"
El silencio se apoderó del apartamento de Jhon, un silencio denso y pesado, cargado de emociones no dichas. Las palabras de ella, un simple "gracias, me encantó", resonaban en el aire, un eco que llenaba el espacio vacío entre ellos.
Jhon la miraba, intentando descifrar el significado oculto tras su respuesta. ¿Era un rechazo suave, un reconocimiento amable, o había algo más, un destello de esperanza escondido entre las palabras? Su corazón latía con fuerza, esperando una señal, un indicio que le permitiera entender.
Ella le devolvió la mirada, con una sonrisa dulce y enigmática. Sus ojos, profundos y llenos de misterio, no revelaban sus verdaderos sentimientos. Jhon se sintió perdido en la inmensidad de su mirada, incapaz de leer entre líneas.
El tiempo se detuvo, suspendido en ese instante de incertidumbre. Cada segundo se alargaba, cada respiración se convertía en un suspiro cargado de preguntas. Jhon anhelaba una respuesta, una palabra que rompiera el silencio y revelara la verdad que se escondía tras el "gracias me encantó".
Pero ella permaneció en silencio, manteniendo su sonrisa enigmática, dejando que el eco de su "gracias me encantó" llenara el espacio entre ellos. Jhon se sintió atrapado en un laberinto de dudas, sin saber si debía aferrarse a la esperanza o aceptar la realidad de un amor no correspondido.
El momento se extendió, un instante eterno que capturó la esencia de su relación: un amor platónico, un sentimiento que flotaba en el aire, sin llegar a tocar tierra firme. El "gracias me encantó" de ella, un eco suave y ambiguo, se convirtió en el símbolo de su amor no correspondido, una melodía silenciosa que resonaría en el corazón de Jhon para siempre.