—Fui violentado—Ángel estaba siendo un dramático. Y sí, tal vez tuviera un poco de razón pero ¡ya lo sabía! ¿Era necesario recalcarlo? ¿Por qué no simplemente fingir que todo estaba bien entre los dos y que el accidente de anoche no había pasado?
Ahora, con él y yo en la cocina, sentados frente a frente, junto el pequeño miedo de ser descubiertos por mis padres, tocaba enfrentar una situación que me generaba nervios por montones.
—¡¿Cómo iba a saber yo que estabas en ese estado?!—respondí. Me encontraba a la defensiva, pero eso ya era algo usual en mí al momento de estar nerviosa.
—¡Oh. Claro! Porque yo debía de saber que tú vendrías a verme en la madrugada.
—¡Eso no…! ¡Bueno! Yo…
—Dime una cosa, Sofía—Ángel hablaba mientras me observaba con mucha seriedad. Era escalofriante como sus ojos grises lograban penetrar tanto en mí.
—¿Sí?—Mi voz era apenas audible. Ese chico a veces me traumaba.
—Tú… ¿viste mi trasero?
—¿¡Oh!?—Aparté la mirada de él y quedé observando con demasiada atención a mi plato vacío. Ángel había preparado Omelette para el desayuno, incluso le había llevado a mis padres a la cama. Me resultaba curioso pensar que mamá y papá lo veían a él como si tuviera mi apariencia. ¡Vamos! Qué debía de ser un hechizo muy bueno para que Ángel pudiera verse como yo ante sus ojos, o quizá, simplemente Ángel había mentido y le había dado estupefacientes a mis padres.
—Necesito saberlo, Sofía…—Y ahí estaba él otra vez con su maldita tensión, ¡Su estúpido silencio incómodo! Y ¡Su desgraciada y sensual mirada asesina!
—Hmm… pues…—Volver a darle la mirada no me daba más valor en ese momento. Estaba atareada.
—No es en serio… —soltó de pronto—.Digamos que fastidiarte es divertido. Además, ¿tan terrible fue? Lo pregunto porque saliste corriendo antes de que pudiera decir algo.
—¿Qué se suponía que hiciera? ¿Qué me quedara allí para verlo todo?
—No lo sé, Sofía. Al menos yo pienso que mi trasero es bonito.
—¡Ángel, por favor!
—Estás dañando fuertemente a mi ego… qué malvada eres.
Me levanté bruscamente de la mesa y mi mirada fue directo al suelo. —Vale, ya, quizá sí es bonito…
Después de decir eso guardé silencio inmediatamente. ¿Por qué lo había hecho?
—¡Qué pervertida eres! No puedo creerlo, ¡Qué inesperado, Sofía! —Ángel estaba sobreactuando sus emociones, haciéndose ver demasiado sorprendido.
—¿Qué? ¡Pero si tú…!
—Nada de excusas, además, ¡no son necesarias! Esto quedará entre los dos, entiendo que ames mi trasero. No te culpo—. ¿Acaso él era un narcisista serio o seguía tomándome el pelo?
—Yo no dije eso
—¡Shh! Calla, Sofía. No tienes que decir nada.
Revoleé los ojos. Ángel era un personaje curioso que no acababa de comprender.
—Y entonces, ¿Qué?—continuó Ángel—¿Por qué fuiste a verme?
De pronto caí en cuenta de que no le había dicho nada al respecto de mi plan. ¡Tonta! Estaba tan emocionada anoche, y con el pequeño drama pues… Lo había olvidado.
Gabriel tenía que saber la verdad y haría cuanto estuviera a mi alcance por hacer que eso pasara.
—¿Quieres ayudar a tu amigo a pesar de que te trató pésimo? No entiendo—Le había explicado mi a idea a Ángel. Juntaría a la malvada novia de Gabriel y a Gabriel. Luego, los engañaría para comer algo, donde la comida de ella sería la afectada.
—Sólo fue un mal momento, y además es un tema delicado. Él siempre ha estado ahí para mí a pesar de todo… Yo quiero hacer lo mismo por él.
—Te ayudo, pero esta vez debes hacer algo a cambio.
—¿Qué cosa?
—No puedo decírtelo. Debes aceptar primero.
—Al menos dime si es algo peligroso.