Todo es por ti

Capítulo 24: "Volver"

Siempre he detestado ser el centro de atención o al menos tener la sensación de que todos me están observando. Probablemente muchas veces me equivoqué y en realidad nunca fui el foco de todas esas personas que yo creí, pero de todos modos luchar contra mis pensamientos me resulta una tarea difícil la mayor parte del tiempo.

Cuando tenía a mis amigos cerca me sentía segura, eran mi pequeño lugar a salvo, y no notaba la fobia que le tenía a caminar sola en un lugar aglomerado de personas. Al estar con Anna me sentía segura, y el estar con ella significaba estar con Tomás y también con Agus.

Sabía que volver a la escuela sería complicado. Volvería a encontrarme con viejas caras conocidas, la mayoría de ellas no gratas. Quizá cierta persona intentaría hacerme sentir pequeña otra vez, habían riesgos, pero esta vez me sentía preparada para enfrentarlos, o al  menos eso creía.

—Me gusta el uniforme de tu escuela—Ángel y yo estábamos ubicados frente a su nuevo casillero. Yo me encargaba de mostrarle el lugar y de enseñarle lo importante—. Creo que me hace lucir… sexy, ¿a qué sí?

El chico de ojos grises tenía una mirada picara y una sonrisa con el mismo tono coqueto. No entendía que pretendía, pero sí, para ser honesta la ropa le sentaba bastante bien.

—Ahora es nuestra escuela—aclaré—No vamos en la misma clase, pero podremos vernos en los recreos, este será el punto de encuentro ¿de acuerdo?

—Entiendo.

—Bien. Otra cosa, ya que entregamos información falsa y… podrían descubrirnos en cualquier momento debemos tener mucho cuidado. Cuida tu comportamiento, intenta pasar inadvertido.

—¿De acuerdo…?

—No es tan complicado. Ya, es tiempo. ¡Clases!

En menos de un segundo tomé de la mano a Ángel y lo conduje hasta donde sería su primera clase. Luego giré en otra dirección, escuchando la voz de Ángel a mis espaldas, pero sin entender nada. No me detuve porque en mi cabeza ya había armado un caos tremendo. ¿Estaba tomando la decisión correcta? ¿Resultaría bien esta vez? ¿Fracasaría de nuevo?

No.
Necesitaba parar las voces en mi cabeza.

—Sofía—Una mirada sorprendida me atacó, tardé en reaccionar y darme cuenta de quién era.

—Tomás…

—Has vuelto—me sonrió, y aquello me alivió de una forma extraordinaria—, luces genial. ¿Te has hecho algo nuevo en el cabello?

—Nop—intenté devolver una sonrisa amable, comenzaba a sentirme segura otra vez.

—Vamos a clases, ¿nos sentamos juntos?

—¡Claro!

—Estoy muy feliz de volver a verte, aunque siento cierta lástima porque precisamente hoy tenemos examen de física. De todos modos tú eres de las mejores notas, no sé qué tanto problema sea.

—Diablos… No he estudiado nada.

—Hmmm quizá pueda ayudarte. El examen es a la segunda hora, te enseñaré lo que pueda en quince minutos.

Estuve a punto de ceder, pero por suerte caí en cuenta de que le había prometido a Ángel estar atenta a él en los recreos. No creía que tuviera grandes problemas, pero de todos modos prefería prevenirlo.

—No puedo… tengo que hacer algo antes.

—Bueno, no hay problema. Entonces te prestaré mi cuaderno.

—Gracias.

Estaba asombrada por la amabilidad con la cual Tomás interactuaba conmigo. Antes éramos amigos, pero yo sabía muy bien que él prefería hacer todo lo posible para estar con Anna, la chica de la cual estaba enamorado, por eso jamás obtuve un gran apoyo de su parte.

—No agradezcas nada…—la sonrisa en su rostro de pronto se fue y su expresión tenía un toque amargo—Yo te debo una enorme disculpa. Fui un pésimo amigo.

Otra vez me había tomado por sorpresa. Entendía a la perfección el por qué de su disculpa y no guardaba ningún tipo de rencor. Sólo procuré mostrarme calmada y asentí con la cabeza. No sabía qué decirle, de verdad, el día estaba comenzando demasiado bien y eso me mantenía en un shock constante.

 

Sentirme en la obligación de estudiar para el examen de la hora siguiente me mantuvo concentrada durante la clase y aunque ignoré en gran parte al profesor, también ignoré al resto de la gente que podría haberme causado algún tipo de incomodidad. Cada cierto rato Tomás me hacía algún tipo de comentario y aquello ayudaba a mantenerme estable. De nuevo no me sentía sola.  




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