Día 365
¿Desconocido?:
Corrió.
Si, eso hizo.
La persona que tanto buscaban huyó en dirección contraria de ellos y, por supuesto, la seguirían. No sería una tarea tan difícil. La chica era demasiado ruidosa al caminar o correr. Además, se encontraba desorientada. Es demasiada ventaja.
Un punto para los chicos.
Y para la chica: Que la suerte la acompañe.
Una ráfaga de viento invadió el bosque haciendo que las hojas de cada uno de los árboles se ondearan, algunas ramas caían y pegaban en las tumbas. El sol pronto se ocultaría, tal vez en una hora y ahí se volvería un poco más difícil. Aún más difícil sería que la policía llegara a ver el pequeño —o no tan pequeño— accidente causado por quien-sabe-que. Para que el tema sea sincero: no les importaba en absoluto que cosa o quién pudo haber hecho eso. Lo que sí les importaba es que eso había impedido muchas cosas que estaban por finalizar.
Tendrían que empezar desde cero.
—Jake, por la izquierda—Ordenó uno de ellos, calculando más o menos por donde alcanzaría a atraparla. Jake dudó un momento antes de salir disparado a un gran tronco de árbol cortado por la mitad—. ¡Aster! ¡Va hacia ti! — Gritó al ver una cabellera pelirroja moverse con ferocidad entre unos árboles frondosos.
—¡¿Y hasta ahora me lo dices?!—se quejó un chico pelirrojo, poniendo los ojos en blanco— ¡No la alcanzaré!
El pelinegro, que hace unos momentos le había dado la orden al rubio que fuera a por la chica, pensó otra alternativa de atrapar a la chica sin la necesidad de estar corriendo tras de ella. Al final, dejó de pensar y reaccionó.
—¡Arréglatelas y atrápala! —sentenció, dándole una mirada de chequeo a Jake, el rubio, que estaba sentado de manera pacífica en el tronco del árbol —. Muévete, Jake. Ella sí te hará caso. La necesito ya —Lo miró hasta que este se puso de pie con una mueca de disgusto en su rostro y con sus brazos cruzados.
Al parecer la chica ya tenía demasiada ventaja. Estaba demasiado adelantada.
Sus piernas y su cabeza ya no aguantaban ni un momento más, no daban para más. Estaba demasiado dolorida como para seguir con esto: escapar de quienquiera que sean ellos. Toda idea en mente de ella se acababa de desvanecer...
Aster había tomado una piedra, de un tamaño considerable para ser dañino al momento de chocar contra alguien. La afectada resultó ser la chica, que cayó a la tierra de boca después de soltar un chillido de dolor.
—Bien pensado —felicitó el pelinegro al pelirrojo con unas palmaditas en la espalda al ver que el objetivo fue derribado.
Jake juró que por un momento vio a Xan dar brinquitos de alegría mientras trotaba hacia Nessa, la chica. Sin embargo, se detuvo con brusquedad cuando un ruido se escuchó, no demasiado lejos, tampoco cerca. Se giró lenta y cautelosamente hasta quedar de frente a la dirección de aquel ruido. Entrecerró los ojos, dudando sobre su repentino instinto de vigilar y explorar esa dirección, aunque tal vez pudo haber sido tan solo un animal de por ahí. Se confesó él mismo que, tenía la idea de que alguien los vigilaba, por resultado de su paranoia de la situación. No podía haber alguien por ahí —a parte de los chicos y Nessa —, todos los demás estaban muertos.
Después de todo volvió a concentrarse en la chica caída que ahora se estaba poniendo de pie de prisa con la adrenalina corriendo por sus venas. Miró a los lados, asustada, pero empeoró cuando palideció al ver el rostro de Xan a metros de ella.
«Pelinegro. Ojos verdes. Alto. Cabello lacio. Peligro» Fue lo único que pudo pensar la pobre Nessa cuando el pelinegro esbozó una sonrisa divertida.
—Nessa... —La llamó mientras daba unos pequeños pasos cautelosos hacía ella, tratando de que no se percatara de este hecho. No sirvió para nada porque las alarmas de la chica, en su cabeza, ya estaban encendidas y corrió lo más veloz que podía —. No llegará muy lejos —aseguró Xan, viendo a donde corría. Desvió la mirada a los demás que ahora estaban al lado de él, juntos —. ¿Vieron cómo estaba de pálida? De seguro va a la cabaña. Todo esto está saliendo muy bien — suspiró con tranquilidad.
—¿Y Palmer? —espetó Jake, arqueando una ceja, recordando todo con claridad.
—Murió. —Aseguró Aster con simpleza.
—¿La viste morir? —preguntó Xan, desconfiado.
—La vi muerta solamente —respondió cruzando los brazos con amargura, rodando los ojos.
—¿Cómo estás tan seguro de eso? — Esta vez Jake preguntó también desconfiado.
—No respiraba y ya. Se acabó. No es un problema —volvió a rodar los ojos, molesto.
—Palmer es demasiado lista, no lo olvides. Ya nos ha engañado. No es un problema volverlo a hacer —Xan recordó a los demás, poniendo una mueca de desagrado en su rostro —. Pero si dices que está muerta, lo está —levantó los hombros, quitándole importancia —. Aquí el problema es Hunter, ¿en dónde está? —volvió a ver a su alrededor buscando algún rastro de él. Su mirada se detuvo al ver una cabellera rubia —Ahí está. Anda con... —levantó un poco su cabeza para ver con claridad ya que unas ramas de árbol le impedían ver bien — ¿Nessa? —Frunció el ceño y entrecerró los ojos.
Hunter y Nessa estaban a lo lejos. Hunter fruncía el ceño mientras que la pelirroja apuñaba la mano, asustada, mirándolo por un corto instante. No lo pensó dos veces y actuó dándole un puñetazo en la nariz al otro rubio llamado Hunter, que al recibir el impacto sostuvo con sus manos la parte afectada y adolorida.
El rubio soltó un quejido de dolor.
Nessa se mantenía ahí parada, sin saber qué hacer, con la mente bloqueada.
—No recordaba que fueras tan agresiva, eh... —Hunter comenzó diciendo para distraerla.
Los demás habían comenzado a caminar hacía ellos.
—Muérete. —espetó ella, asustada, reaccionando por fin.
—Yo no soy malo, Nessa—suspiró, dibujando en su rostro una mueca de tristeza.