Todo Es Una Mentira

Capítulo 03

Día 2

NESSA:

Hunter, que se encuentra en medio Palmer y mío, en donde se suponía que Yeisy estaría es el único se percata de que alguien se acercaba hacia la mesa. También me he dado cuenta de la persona que se acerca hacía nosotros, por eso me adelanto a tomar mis cosas de una manera calmada, antes de que él llegue a donde estamos.

Mis manos temblorosas, y la respiración acortada es lo que más odio cuando lo veo venir.

Me obligo a mi misma forzar una sonrisa al momento en que el mellizo me mira con extrañeza. Acomodo un poco mi blusa antes de pararme por mi propia cuenta.

—No sabía que vendrías... —Fue lo primero que digo al verlo, parado frente a mí, con su cabello un poco húmedo, me hace pensar en que se ha dado una ducha en casa.

—Lo sé, cariño —Hace un gesto con la cabeza saludando a todos. Aster responde con un gesto de mano amistoso, Hunter solo le dirige una sonrisa no muy convencedora, Palmer lo observa detenidamente, Xander está igual que Palmer y Jake ni siquiera lo mira.

Entrelaza con delicadeza su brazo con mío y sonríe a los demás, luego a mí, para tratar de pretender que todo se encuentra bien.

No espera más y comienza a ayudarme a cargar con mis cosas. No me da tiempo de despedirme de una manera adecuada o de por lo menos disculparme por la interrupción, así que me encargo que lo supieran por mi mirada. Creo que no todos se dieron cuenta de ese detalle que les di. Ninguno sabe muy bien la prisa o quién era él, no he tenido tiempo de contarles un poco sobre esto.

—¿Qué pasa? —Le pregunto con un poco de duda en mi andar, dudo en seguirlo—. Estaba en algo importante. Mi amiga... —Intento hacerle saber, pero no me deja.

—Apresúrate, Nessa —Suelta mi brazo de manera brusca, irritado por algo. Quita su sonrisa y la cambia por una mirada matadora.

—Ya me cansé de las órdenes, Elian. —Me detengo y no me muevo en lo absoluto.

—Que buen chiste, no me hagas reír —Finge una voz tranquila, lo sé. Pronuncia en voz baja, concentrado en abrir la puerta del piloto —. Sube, amor.

—No.

—¿No? —Enarca una ceja, curioso de mi rebeldía. Nunca he actuado así con él. Deja de acomodar los asientos y se pone de pie fuera del auto, mirándome cómo siempre lo hace. Me demuestra cuánto desprecio me tiene.

—No —Afirmo a pesar de mis labios temblorosos. Trato de mantener mi postura relaja. No quiero que me vea más vulnerable de en realidad estoy.

—¿Me estás retando? —Pronuncia sin creer lo que he dicho. Y yo solo puedo quedarme quieta, sin decir nada. No es necesario hablar para saber que mi respuesta era un «sí». Quizás me arrepiento sabiendo qué significa la situación—. Okey —no protesta, se tranquiliza y me mira mientras se acerca.

Ahora estamos frente al otro, se apresura a tomarme por los codos con sus manos, haciendo presión, estirando mis brazos hacía abajo, y a la vez tirando al frente, guiándome al coche. No me queda de otra más que caminar a su paso.

Abre la puerta del copiloto. Hace un pequeño gesto en su rostro que me indica que está a nada de aventarme al auto, pero no lo hará. Su presión en mis brazos comienza a doler, a ser insoportable. Y creo que él se da cuenta de lo que ha provocado, tal vez por las marcas que sus manos han dejado en mis brazos, las marcas de sus uñas impregnadas en mi piel. Aunque…ignora esto por completo, rodea el auto hasta subir del lado que le corresponde y cierra la puerta.

No puedo siquiera decir nada, es como una sensación de pesadez en mis hombro.Un vuelco casi me parte el corazón al recordar. Aprieto los labios, agachando la cabeza. No necesito a toda esa mierda en mi mente de nuevo. Casi todos los días tengo que soportar algunos comentarios cómo estos, a veces me gustaría huir de él, de casa y hacer otra nueva vida.

—Qué sentimental. —Bufa.

—¿Por qué me dices estás cosas?

Durante un tiempo largo me estuve preguntando cada detalle en mi cabeza, intentando comprender a Elian y sigo sin comprenderlo.

—¿Y por qué no? —Suelta una pequeña risa como si mi pregunta fuera lo más gracioso en toda su vida, siempre es así—. Tú y yo vamos a hablar en casa. Vamos a cenar y después hablaremos.., espero que no te moleste. Claro que sé que tipo de charla tendremos, y no es de mi gusto. Reprimo una mueca mientras resbalo la espalda contra el respaldo del asiento, quedando mal sentada. —. Voy a hacer que nos estrellemos si no te sientas bien y si no te pones el cinturón —Advierte, algo irritado.

De mala manera, sin despegar la mirada al camino, me acomodo.

Algunos de mis lugares favoritos quedan atrás y eso solo puede que casi llegamos a nuestra casa.

Lo conozco bastante como para saber algunas posibles reacciones de su parte y ninguna respuesta hará que se olvide de lo que he hecho para que se ponga de buen humor.

No me presta atención, como si quisiera evitar enfadarse más.

Y yo no puedo ignorarlo a él, a pesar de que no lo he vuelto a ver. Pero restar importancia a Elian también trae consecuencias, y pronto sabría que tipo de consecuencia.

Pronto nos estacionamos en el porche de nuestra casa y es cuando se apresura a salir del auto para abrir mi puerta intentando ser amable y caballero. Aceptar su gesto es lo mejor que puedo hacer, así




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.