Día 4
¿Desconocido?:
Mañana tranquila para los chicos. Pero para Palmer era bastante tensa.
Cansados de estar esperando a que Xan apareciera, ignoraron el hecho de que lo estaban esperando y se pusieron a pensar que carajos pasaba por la mente de él para mantenerlos por una hora entera, en silencio, y sin dejar que uno de ellos se fuese de sus respectivos asientos en donde se les indicó permanecer. Y antes de que alguien pudiese cansarse de esperar más como para levantarse e irse, les llamó la atención unos ruidos provenientes del techo y desde un principio no les tomaron la importancia que debían. Todo tomó sentido cuando por fin apareció Xan con una sonrisa que jamás vieron en él.
—Adivinen quién está arriba —su sonrisa se agrandó mirándolos por breves momentos, esperando alguna reacción, pero ninguno demostraba nada. Casi todos estaban hartos de todo el intento de suspenso — ¿Quieren ver? —les preguntó sin perder la esperanza de que participaran en lo que tanto quería, que por solo una vez era un poco de diversión fusionada con adrenalina les invadiera las vidas.
Palmer estaba desesperada porque en cuanto terminó la frase se apresuró a levantarse y empujarlo fuera de su camino, directo a las escaleras del ático. Conforme fue subiendo por las escaleras podía apreciar más. Aunque varias veces su cabello rubio se le atravesó en la mirada sin dejarla ver bien qué era lo que estaba tirado y envuelto en unas colchas en el piso. Cuando por fin estuvo de pie en el ático, lo primero que reaccionó de ella fue su respiración la cual no pudo controlar por unos instantes.
Mientras tanto, los demás se turnaron para ir subiendo. La curiosidad estaba matando al gato en esos momentos de misterio por parte de Xan.
Conforme subían, al llegar al ático les dio un aroma bastante conocido y con rapidez sus cuerpos reaccionaron con mareos. La reacción, después de esa sensación fue la misma de Palmer. No hubo algún murmuro, solo estaban quietos como un poste, observando lo que se encontraba en las sábanas.
—Xan... ¿Por qué hay alguien en tu ático? —Aster se atrevió a preguntar con cierta desconfianza. Xan acababa de subir con una sonrisa triunfante, satisfecho de su desempeño en traer a todos sus amigos al lugar.
—Estás loco —fue lo único que pudo decir Palmer al reaccionar por segunda vez en ese tiempo. Ya era bastante insistente y solo repetía lo mismo desde hace un día atrás, por mensajes. Tanta la presión que ha ido a ver qué pasa, a pesar de darse una idea. No era como lo conocía.
—Les diré mis planes si aceptan...Es algo fácil —confesó enseguida, tratando de convencer a la integrante más difícil del grupo. Los demás era cosa fácil — Pero habrá consecuencias si no aceptas — sonrió, mirándola con demasiada atención.
—¿Me estás amenazando? —le devolvió la mirada de atención, justo como él lo quería. Tener la atención de ella era un logro y más porque así tendría ventaja para su plan B, el cual planeó bastantes días atrás— Nadie va a estar de acuerdo contigo si actúas como un psicótico —esta vez la irritación llegó a lo máximo. Esta vez iba en serio en lo de irse porque volvió a girar a las escaleras para bajar. Los demás solo miraban con atención cuando Xan con mucha más irritabilidad se le acercó justo antes de que bajara y la tomó por un impulso grande su brazo para impedir un solo paso —. ¡Suéltame! —exigió casi gritando. De un momento a otro su respiración advirtió con desaparecerse por un buen rato para que ella sola lidiara con eso. Y la causa fueron las reacciones agresivas que hizo Xan justo después de impedir su paso.
—Te lo advertí. —Sentenció él con cansancio y la empujó contra una pared, solo lo necesario para hacer que la espalda de ella choque contra la pared de una manera escandalosa y con cuidado de no golpear a nadie más del grupo. Ellos solo observaban. Jake intentó acercarse para apartar a ambos, pero recibió una mirada de advertencia de parte del pelinegro furioso. Decidió no hacer nada cuando él solo la dejó en paz para bajar del ático.
—¿En serio quieren participar en esto? —preguntó Palmer susurrando con impotencia, intentando calmar sus latidos acelerados por tanta furia y pánico guardado dentro de su cuerpo.
—No hay otra opción —comentó Jake mirándola con preocupación —. ¿Estás bien? —dio unos pasos a ella para asegurarse, aunque ella lo alejó con sólo dirigirle una mirada demasiada grosera.
—Palmer, tranquilízate. Tal vez no quiere hacer nada malo —Aster comenzó a decir para que la situación no llegara a descontrolarse.
—¿Has visto su cara? Se está volviendo loco. Lo de Yeisy le está afectando. Demasiado —señaló por donde desapareció, dando pasos a las escaleras de nuevo.
—Si...estoy totalmente loco —aseguró el pelinegro recién llegado, con una leve risa de diversión. La rubia se giró al instante en que lo escuchó. Su mente no pudo ignorar el arma que sostenía la mano del chico con expresión divertida. Un cuchillo — Serás la primera en ayudaros a cometer nuestra locura, eh —Y de nuevo la empujó hacía atrás acercándola a Dara de nuevo.
—¡¿Podrías calmarte de una vez?! —Le gritó ella, un poco desorientada por el comportamiento agresivo. No pudo insultarlo cuando este se le acercó demasiado para tomar la mano de ella y apretarla hasta arder.
—Escúchame... —Giró el cuerpo de ella hasta que quedó de espaldas a él y la pegó a su pecho, apretándola, dejándola inmóvil durante unos breves momentos entre toda la tensión —. Si gritas, no vas a salir de aquí hasta que te calmes —susurró en su oído, enfurecido por su tremenda resistencia. Y con la misma fuerza que antes, abrió el puño de ella, cuidando de que no pusiera más resistencia. Una vez con su palma extendida puso el cuchillo en la misma, cerrándola, mientras ella se retorcía y los demás miraban con horror todo —. Lo haces muy difícil.