Día 03
Palmer:
El sonido molesto del timbre interrumpe mi inspiración en la cocina. No han pasado más de cinco segundos y vuelven a tocar el timbre, casi con desespero. No puede ser mi hermano, él está arriba. Así que lo más seguro es que sea Nessa.
Dejo todo así y camino hacia la puerta.
Ella sigue tocando la puerta con impaciencia y solo puedo dejar salir un gesto divertido «debe ser algo interesante lo que trae entre lengua».
Giro el pomo de la puerta y la abro sin más, esperando ver la cara de mi amiga. Entusiasmada, con botanas.
Mi expresión alegre se cae en pedazos cuando veo que es una figura masculina, con el puño cerrado en el aire, a punto de tocar la puerta. Alguien que definitivamente no conozco.
—¿Está Nessa? —Baja su puño al instante. Sus ojos se desvían hacia lo que se puede ver desde aquí.
—Ella no se encuentra aquí —por un segundo empujo la puerta para cerrarla, pero antes la duda surge—. ¿Eres su novio?
—Si, lo soy. ¿La has visto? —las palabras no salen de mí. Lo observo un poco más «No pensé que Nessa terminaría con un chico como este», es algo…no del tipo de Nessa—. Desde anoche no está en casa, esperaba encontrarla aquí.
Oh. Ella no está en casa. Y se supone que cuando esto pasara, ella estaría en mi casa. Pero no lo está…y no me dijo nada.
—¿No dijo nada? —Abro la puerta por completo y lo invito a pasar. Hay algo en mi pecho, una sensación extraña que me hace sentir enferma y sin explicación.
—Nada. La he llamado varias veces y ella no fue quién contestó —hace una pausa. Cierro la puerta y cuando estoy al alcance de su vista lo aliento a hablar con solo dirigirlo al sofá—. Fue un amigo suyo. —Le doy una mirada breve mientras sigo caminando a mi cocina.
—¡Te escucho! —Digo desde el otro lado.
Tomo el cuchillo y comienzo a partir los tomates, aún frescos.
—Dijo que no molestara, que se la estaba cogiendo. ¿Sabías algo de eso?
Suelto el cuchillo antes de cortarme. No puedo evitar que un Ja escape de mi boca. «Claro que está con Xander».
—Debió ser Xander —intento tranquilizarlo, porque su voz no ha sido una de las más tranquilas —. Y no, no era verdad, siempre hace esas bromas —hago énfasis en lo último—. Llamaré a Nessa y diré que estás preocupado.
—Sé lo que ella planeaba contigo —su voz cambia como si se tratase de una confesión seria. Ella me aseguró que no le diría nada, ella no lo haría—. Y quiero saber si está aquí. Sin mentir.
Dejo las cosas de nuevo, decidida a quedarme con él. Para encontrarla o para que se vaya, lo que sea es bueno.
—Ella no está aquí. —Afirmo, mirando a mi alrededor justo como él lo hace.
—¿No está arriba? —Esta vez por alguna razón ha desatado impaciencia en mí. Ambos escuchado ruidos arriba, algo se ha caído.
«Vaya que este hombre es desconfiado».
—No. Es mi hermano —lo observo, esperando a que suelte la pregunta que se nota que se la está guardando—. Puedes ir a ver.
—¿Podrías llamarla?
—Claro. —Doy media vuelta.
De nuevo a la cocina. Y una vez que lo encuentro no dudo en tomarlo y encender la pantalla. «Espero que esos dos no estén en problemas». Busco el contacto de ella y lo presiono.
Camino a donde está su novio mientras suena el tono.
Él y yo cruzamos miradas cuando una sorpresita se presenta: el tono del teléfono de Nessa suena demasiado cerca de nosotros. Justo fuera de mi casa, en la puerta.
Me mira con desconfianza y yo solo puedo mirar la puerta con extrañeza.
Me acerco a la puerta, sin terminar la llamada. Cada vez que doy más pasos estoy segura de que ella está justo a punto de tocar el timbre. Y lo puedo confirmar cuando abro la puerta y justo como esperaba: ella frente a mi puerta.
Lo que no esperaba para nada es que su rostro tuviera lágrimas frescas. Termino la llamada y abro por completo la puerta.
Da algunos pasos, pero algo la detiene de golpe. Ella mirando por encima de mi hombro, a alguien quien está esperándola. Y su rostro cambia a uno asustadizo.
—Nessa…—La voz de su novio resuena en todo el lugar y se puede notar que está molesto.
Ella da media vuelta y empieza a correr casi como un desespero. Dirijo mi mirada hacia su novio y lo único claro que puedo ver es como pasa por un lado de mi y corre tras ella.
Enciendo mi teléfono de nuevo y le doy click a su contacto y el tono comienza a sonar.
Me queda observar al frente por si alguno regresa. En especial espero que mi amiga regrese.
Se corta la llamada y yo vuelvo a presionar su contacto una vez. Y de nuevo ella no contesta.
Decido llamar a alguien más: a Xander. Después de todo él ha estado con ella. Y el imbécil la hizo llorar. Él no tarda en contestar, casi nada.
—¿Ella está ahí? —Pronuncia antes de que pueda articular algo, como si mi llamada fuera algo que esperaba. Seguro que algo pasó y él es culpable.
—Estaba —hago saber antes de atacar—. Solo llegó a la puerta —explico—. ¿Qué le dijiste?
—¿No está contigo? —Indaga, evitando mi pregunta.
—No. Su novio estaba buscándola en mi casa —intento dejarlo en duda durante una pausa mía, mientras tengo en mente lo que acaba de pasar—, y ella llegó, lo vio y se fue corriendo. —La rara sensación aumenta cuando finalizo mis palabras
—¿Crees que regrese?
—Creo que irá a tu casa, —doy otra mirada, esperando que ella aparezca—, si es que no fuiste un imbécil con ella —él se queda en silencio y con eso me confirma que algo pasó—. ¿Aster está en su casa?
Si Xander fue un imbécil y su novio estaba en mi casa, entonces queda Aster.
—Dijo que estaba terminando un proyecto y “otras estupideces” —cita sus palabras justo en el tono molesto en que lo haría nuestro amigo.
—Tal vez vaya a su casa. Avisarle no es una mala idea. —Propongo, ocultando que su tranquilidad me mata la psique.
—¿En serio crees que va a caminar hasta allá? —objeta como si fuera obvio. Ruedo los ojos al pensar que «Nessa haría lo que sea solo para sentirse segura»—. Y además, ella tiene que venir conmigo.
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Editado: 27.10.2025