Prologo

Sin importar cómo haya sido mi día con solo saber que él está ahí sentado con su mirada perdida entre la gente, una mirada que es capaz de hacerme olvidar de este sentimiento de culpa que se ha estado forjando muy fuerte dentro de mi, con el solo saber que camino a casa mis problemas desaparecerán por un instante y deseo que este camino sea lo más largo posible.

¡No!- Un jadeo desesperado sale de mis labios y estoy a costa de mi cama asustada por esa sensación que me acompaña todas las noches y no me deja dormir, mis padres no saben qué hacer y me han llevado a todos los psicólogos posibles que hay y no consiguen nada solo la misma frase de ellos: "El dolor que nos ha de atormentar ahora es una herida que no ha de cerrar en el pasado". Sé que ellos solo quieren ayudarme, pero como poder dormir cuando un sentimiento de falta me atormenta cada noche, cada sueño me reclama un dolor ajeno, una persona que me divisa desde lejos llorando y gritando. Palabras que no comprendo nos encontramos en un barrio muy acogedor, estoy en una carretera, pasan varios autos, de un momento a otro alguien me tiene en sus brazos y a aquella figura grita más fuerte, el dolor sigue creciendo más y más dentro de mi, me doy cuenta que me quedé dormida, me dejé llevar por el cansancio que esto me produce.