Todo estará bien

Capitulo 15

Y así fue como surgió Justicia para Esther: como un sitio en la red, abierto por la amiga más íntima que está había tenido y con el propósito de organizar una campaña seria, para impedir la excarcelación de Alberto.

La primera publicación del Blog, fueron varias fotos de Esther celebrando fechas especiales junto a Úrsula y una carta abierta dónde esta última explicaba porque se había mantenido en silencio todos aquellos años y por qué, después de meditarlo mucho, había decidido pronunciarse sobre los últimos acontecimientos. Describía con nostalgia la especial amistad que había tenido con Esther, el doloroso trauma de haberla perdido y lo difícil que había sido superarlo; relataba como se había resignado y depositado su confianza en la justicia de Dios, que al final, se manifestó a través de hombres decentes   que atraparon, juzgaron y condenaron al detestable homicida se su amiga; concluía el texto expresando su desaprobación con las tentativa de liberar a Alberto y asegurando que a través de revelaciones en sueños, Dios, le había ordenado que se opusiera a semejante perversión de la justicia, misión, o más bien, mandato, que después de rezar y pensárselo mucho decidió obedecer, señalando, sin embargo, que era una lucha que Dios le había anticipado que no podría ganar sola. Se despedía apelando al cariño que aún se mantenía vivo en los corazones de los admiradores de Esther y solicitándoles mucho apoyo y oraciones en los duros días por venir. Las siguientes publicaciones fueron cartas exhortando a los jueces involucrados, a hacer lo correcto y, condenando la pasividad y tibieza de los grupos y gremios que desde el principio tuvieron que haberse opuesto a las pretensiones de los abogados de Alberto de pervertir la justicia. Los artículos, escritos por Walter y firmados por Úrsula, eran emocionales y aguerridos, pero cuando compartía anécdotas o datos curiosos que solo ella conocía de Esther el tono de volvía acaramelado y sentimental, después de varias semanas de propaganda intensa los admiradores de Esther inevitablemente dieron con la página y la viralizaron entre ellos, atraídos por la oportunidad y curiosidad  de descubrir cosas nuevas sobre Esther y ni más ni menos que a través de la mujer, que en realidad nadie recordaba, pero que con pruebas se anunciaba a sí misma como la más íntima amiga de Esther. Las publicaciones exhortativas hacia los jueces se fueron volviendo más virulentas a medida se acercaba la fecha de la resolución, pero, como había predicho Walter, la revisión de solicitud de pena fue aprobada y entonces comenzó el verdadero negocio: echando mano del escaso capital que les quedaba, Úrsula mando a estampar camisetas con la foto y la leyenda Justicia Para Esther y las promocionó en el blog a precios  altisimos y con el aparente propósito de recaudar dinero para financiar asesoramiento jurídico y organizar un grupo genuino y oficial de resistencia contra las pretensiones de liberar a Alberto. Las ventas, como había estimado Walter, se dispararon desde el primer día y en cosa de solo semanas, además de camisas, estaban ofreciendo gorras, stickers, sudaderas y tazas que desaparecían con la misma rapidez que se reponían los inventarios, y entonces, Walter comenzó la segunda fase de su elaborado fraude convocando voluntarios para integrar un grupo directivo que gestionará acciones más concretas y persuasivas que el mero pataleo en las redes sociales. Al aviso, acudió gente de la más rara especie y Úrsula, procedió a filtrarlos, clasificarlos y a elegirlos de acuerdo al perfil que necesitaban; cuando los tuvo listos, Walter procedió a la tercera fase del plan: los organizáron en pequeños grupos que inundaron las plazas, parques y calles de la ciudad ofreciendo souvenirs y solicitando el apoyo del público para hacerle justicia a Esther, al subir los vídeos de las pequeñas campañas de voluntarios, el blog fue adquiriendo cierta respetabilidad y legitimidad y Walter paso a dar el siguiente paso abriendo cuentas para que la gente depositara sus donaciones en ellas, el dinero comenzó a entrar entonces a montones, pero fuera de los diversos espectáculos en plazas y parques, Walter y Úrsula nunca emprendieron verdaderas gestiones legales para obstaculizar la liberación de Alberto, al final del proceso ambos habían recaudado una respetable cantidad de dinero y para apaciguar algunas críticas que comenzaban a brotar dentro del mismo grupo, organizaron la manifestación improvisada a la entrada de la cárcel y como un preludio de la parte final del fraude.

-Alberto- Le explicó Walter a Úrsula- nos conviene más libre que preso, aunque a ti no te guste mucho. Libre tenemos oportunidad de captar un poco más de dinero prometiendo gestionar una apelación.

- ¿Apelaremos? - había preguntado Úrsula sorprendida.

- ¡Por supuesto que no¡¡no seas imbécil¡- le había contestado Walter- pero para cuando la gente se entere ya estaremos fuera del país.

Y con ese propósito en mente, continuaron trabajando, cuando entonces, después de la manifestación frente a la cárcel, dos grupos reconocidos por su militancia contra la violencia de género se acercaron a Úrsula y el instinto le advirtió a Walter que estaban a las puertas de una oportunidad mucho más grande. Reconsideró los planes, y luego de dos citas que culminaron agrediéndose verbal y físicamente con Úrsula, al final logró convencerla de que pospusieran la salida del país y se integrará a los grupos que la habían contactado. A las reuniones a las que se presentó, Úrsula fue bien recibida y aceptada. En ellas se aburría a lo grande y descubrió que también le fastidiaba la gente con la que estaba relacionándose y las ideas que predicaban, sin embargo, era una profesional y sabía disimular y ocultar lo que pensaba con naturalidad; se exhibió sonriéndole a todo el mundo gentilmente, fingiendo interesarse por todo lo que le contaban y seduciendo a quien se le ponía por delante, con su belleza y refinados modales, no pudo evitar las invitaciones que se le hicieron para que se dirigiera al público y fue tan convincente su pena y dolor que muchos lloraron con ella al escuchar su testimonio y también se enardecieron cuando ella se enardeció, denunciando al podrido sistema de justicia que estaban llamadas a cambiar.  Improvisadamente, porque realmente nadie había esperado que Úrsula fuera una oradora tan notable, prometieron programarle conferencias, fijaron fechas, temas, locaciones y ofrecieron todo el apoyo necesario a su noble cruzada contra la liberación de Alberto, la impredecible notoriedad que comenzó a adquirir, sin embargo, la obligó por seguridad a espaciar sus encuentros clandestinos con Walter que, aunque a él no parecían impacientarlo a ella por el contrario la desquiciaban. A duras penas había convenido verlo dos o tres veces a la semana, había demasiado margen de tiempo en aquel primer acuerdo para que Walter hiciera más de una trastada a sus espaldas y reducidas las citas a solo una a la semana y a veces ni eso, le parecía que las posibilidades de que Walter la engañara se incrementaban peligrosamente, agobiada por el cansancio, la soledad, pero sobre todo, por celos y su traidora imaginación, una tarde, decidido que no lo soportarla más; había recogido suficiente dinero para salir del país, continuar con el fraude de Justicia para Esther y exponerse como la que estaba haciendo en aquel momento le parecía realmente imprudente, considerando la situación en que estaban atrapados.




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