–Janneth, ¿Dónde estás? he tratado de comunicarme contigo toda la mañana. – Le reprochó Manuel.
–Estoy con Alberto, papá. Visitando proveedores.
–¡Visitando proveedores! ¡En serio! ¡Visitando proveedores ¡
–Después te lo explico, papá.
–Janneth, estamos naufragando y te necesitamos acá. Los gerentes no saben qué hacer en las tiendas, ninguno ha podido comunicarse con Patrick, de hecho, nadie tiene idea de donde pudiera estar metido. Los teléfonos no han dejado de sonar toda la mañana. Los centros comerciales donde tenemos tiendas han amenazado con cancelar los contratos de arriendo si no resolvemos el problema de los manifestantes a la entrada de los edificios, los proveedores están exigiendo garantías de que podremos pagarles los créditos y los directivos de la feria de la moda me han avisado que están considerando cancelar nuestra participación en el próximo evento, algunas marcas con las que tenemos alianzas ya nos anticiparon que no nos acompañaran en nuestro próximo lanzamiento y hasta Lorena Palau nos ha traído su renuncia; no quiere seguir siendo la imagen de la empresa, el próximo desfile será el último con nosotros. Nos hemos convertido en leprosos, capitalistas misóginos es el calificativo más amable que nos han dedicado hoy, creo que la recontratación de Alberto fue un gran error Janneth, nos estamos hundiendo.
–Papá, de los proveedores ya me estoy encargando con Alberto; Lorena y las marcas que nos están abandonando pueden irse al diablo, Julia se encargará de resolver eso, y con respecto a las tiendas, a los centros comerciales y la gente de la feria de la moda, mantenlos a raya, tienes que conseguirme tiempo, papá….
–¿Tiempo? No tenemos tiempo Janneth y ¿Dónde demonios está Julia? El próximo lanzamiento está ya solo a días y….
–No puedes contar con Julia, tienes que arreglártelas con Lidia y Brenda para la organización del próximo lanzamiento, Julia está editando un montón de material y trabajando en la estrategia para salir de este lio, y si el inútil de Patrick no aparece pon a Julissa al frente de la situación en las tiendas, los gerentes la respetan. No como a Lidia, pero ella sabrá como contener la situación mientras Patrick aparece.
–Ya la puse al frente de las tiendas y no creo que vaya a soportar mucho, por ratos me parece que está solo a un paso de entrar en shock.
–Soportará. Parece una mujer frágil, pero es una perra dura como pocas y creo que muchos gerentes están a punto de enterarse.
–Tenemos que convocar a una rueda de prensa, Janneth. Julia tiene que….
–¿Y que les vamos a decir? ¿Vamos a disculparnos por hacer lo correcto? ¿Vamos a entregarles a Alberto para que lo crucifiquen?
–Es Alberto o la empresa, Janneth….
–No voy a perder a ninguno de los dos. No esta vez. Esta vez no, papá. Solo necesito tiempo y en este momento solo tú puedes conseguirlo, en estos últimos momentos cruciales todo depende de ti, has lo que mejor sabes hacer y parales los pies a todos esos bastardos.
–Maldita sea Janneth….
–Tú me pusiste al frente de esto, papá. Tu comenzaste este incendio y ahora yo estoy tratando de apagarlo, pero no voy a lograrlo si tú te rindes
Janneth esperó conteniendo la respiración, del otro lado de la línea se abrió un silencio tenso y en esa fracción de tiempo el futuro de Alberto y Divas se balanceo al filo de la decisión de un solo hombre.
–Te conseguiré el tiempo que necesitas–Gruñó por fin Manuel haciendo lo que sabía hacer mejor: jugar más fuerte y trepar las apuestas cuando todo parecía confabularse en contra del éxito. –Eres la mejor carta que tengo Janneth y confío en ti, pero lo que sea que estés haciendo tienes que hacerlo rápido, y más te vale que ganemos
–Ganaremos, papá. Todo estará bien.
–Nosotros estamos a cargo. –Le recordó Manuel–No puede ser de otra manera.
Colgó el teléfono, respiró profundo y entonces sintió que su espíritu se sosegaba y que una gran calma se apoderaba de su ser. Se sentía en paz. La suerte estaba echada y los resultados ya no dependían de sus acciones. Contemplando el vacío y el silencio de su confortable despacho medito en lo difícil que era cederles la responsabilidad a las nuevas generaciones. Muchos imperios se habían desmoronado en el transcurso de aquella transición. Él mejor que nadie conocía lo obcecados que podían volverse los hombres con la edad y lo penoso que les podía resultar adaptarse a los cambios de los tiempos y confiar en los jóvenes y las nuevas maneras de hacer las cosas. En la vida, Manuel se había enfrentado a incontables obstáculos y los había superado todos, competencia desleal, crisis de liquidez, regulaciones gubernamentales, escases de materias primas y muchísimas vicisitudes más, sin embargo, Úrsula era un desafío totalmente nuevo: una amenaza disruptiva que se valía de tecnologías nuevas aprovechándolas como David lo hubiera hecho con su onda para tumbar a Goliat, porque en efecto, en los tiempos que corrían, personas grises y en apariencia insignificante tenían el poder de movilizar multitudes, echar abajo gigantes y evaporar reputaciones y fortunas solo oprimiendo un par de teclas en un ordenador, casos habían muchos, y a pesar de que no era ni lento ni estúpido, por mucho que se esforzaba para ponerse al día con todas aquellas herramientas y amenazas, Manuel no lo conseguía. Todo cambiaba demasiado rápido. Él, simplemente había envejecido, no tenía ni los reflejos ni el sentido del cambio y adaptación de los jóvenes modernos, e ignorarlo, consideraba él, habría sido su peor estupidez. Úrsula era un desafío para Janneth y Alberto, para Julia y para ese su extraño amigo Andrés del que por cierto nunca le había escuchado hablar hasta en días recientes. Al recontratar a Alberto había apostado fuerte y había apostado a ganar de maneras que ni Janneth era capaz de imaginar. Con todo y las diferencias que distancian a la generación fundadora se Divas, el amor a la empresa había trascendido los odios y los rencores y los había mantenido unidos, tenuemente, pero unidos. La empresa al fin de cuentas fue desde el principio más una pasión que un emprendimiento, le habían dedicado muchas lágrimas, sudor y desvelos, había mucho de cada uno en ella, sin embargo, la nueva generación, la generación que los relevaría, no llevaba arraigado aquel mismo sentimiento, trabajaban en los mismos espacios pero no compartían el mismo sentido de comunidad o sacrificio, ni valoraban a la empresa con la misma devoción intrínseca, la crisis sin embargo, podría cambiarlo todo, la crisis los estaba poniendo a prueba y fuera cual fuera el resultado, Manuel sabía que ninguno de ellos volvería a ser igual, y contaba con ello.
Editado: 14.02.2024