Todo estará bien

Capitulo 37

La conmoción creada por Andrés y Alberto se extendió a lo largo del día a través de encendidos debates en las redes sociales; y como era natural en aquel tipo de foros, no faltaron las caricaturizaciones con memes, los insultos y las amenazas entre las partes enfrentadas. Las voces moderadas, como era de esperarse, apenas se hicieron visibles, y Roni observó, que para calamidad de Mendoza y Fellini, estaban poniéndose en circulación publicaciones y memes que le recordaban, a quienes lo habían olvidado, los cuestionables trabajos que estos habían hecho en memorables y turbios casos de corrupción que habían llevado; así como sus asociaciones con las aristocracias políticas más rancias, infames y repudiadas del país. Era obvio, que, así como había ocurrido quince años atrás, el caso de Alberto volvería a ser más mediático que jurídico, sin embargo, Roni tenía bien claro quién era el que tenía cogida la sartén por el mango en aquella ocasión

Dos horas después de la transmisión de la entrevista había descubierto un enlace, entre los foros que monitoreaba, que estaba siendo compartido viralmente y que direccionaba a un sitio denominado Justicia Para Alberto. Entre los que participaban en el blog descubrió varias cuentas falsas y otras que virilizaban con bots, publicaciones que favorecían a Alberto y que con sátira y sarcasmo cuestionan la integridad de  Úrsula pero sobre todo la de Mendoza y Fellini

El blog, no tenía pinta de aficionado ni de improvisado; había profesionales detrás de su diseño y sin duda también mucho dinero respaldándolo; en la redacción de varios artículos era inconfundible el estilo de Andrés, pero lo más sorprendente, era como la campaña emprendida estaba influyendo en el público e inclinando la balanza a favor de Divas. El contra ataque estaba resultando simplemente demoledor y por centésima vez en el día Roni se felicitó por haberse tirado del barco a tiempo. Úrsula, Mendoza y Fellini habían persistido llamándolo pero él continuó ignorándolos y después del atardecer se retiró a su piso (un piso de soltero como cabía esperarse de él ) y luego de darse una ducha, ponerse ropa cómoda y recalentar una pizza en el microondas se acomodó en el sillón grande de la salita y con la laptop entre las piernas continuó monitoreando noticias mientras comía y escuchaba el telenoticiero en su pantalla de cuarenta y dos pulgadas. Treinta y cinco minutos después y luego de que una agraciada reportera de caderas anchas y exuberante busto diera el pronóstico del tiempo, Rene Castro, el presentador  del programa (un sujeto entrado en sus cincuentas, de calvicie mal disimulada, cara abotargada y humildad fingida) hizo una pausa pretendiendo no haberse enterado que la cámara lo había puesto al aire y con la teatral y ridícula naturalidad de los embaucadores que se han envanecido con la desproporcionada autopercepción de su importancia fingió sorpresa dejo a un lado los documentos que había estado simulando leer y después de aclararse la garganta con un carraspeo, se dirigió al público para exponer en tono catequista su punto de vista sobre el caso de Alberto y Divas.

Afirmó (haciendo alarde de su objetivo y profesional análisis, que Roni sabía dependía del salario que ganaba en la televisora de Mendoza) que la justicia debía actuar de oficio para proceder contra los difamadores de dos ciudadanos tan intachables como Mendoza y Fellini. Lamento (pretendiendo sentirse ofendido y hasta enfadado) que las leyes fueran tan permisivas con sujetos que se aprovechan del derecho a la libre expresión para denigrar a ciudadanos honorables escupiendo como si fuera veneno mentiras y acusaciones sin pruebas, y que no sólo ponían en peligro reputaciones sino también al propio gremio del periodismo y hasta la concordia y la paz ciudadana. La conducta, remato, no podía ser más abusiva y criminal, y luego de quince minutos repitiendo la misma monserga con diferentes palabras pasó por fin a informar sobre los últimos incidentes alrededor del caso exponiendo imágenes editadas de las manifestaciones en las tiendas de Divas y de jueces, fiscales, abogados y ciudadanos cuidadosamente escogidos e instruidos para que condenarán criminalmente la entrevista de Alberto citando con fervor fariseo decretos, capítulos y artículos de la ley. Por último Rene hizo una contundente declaración afirmando que Mendoza y el canal del cual se sabía era socio no tenía ningún tipo de componendas con Úrsula; explicó que el apoyo brindado por el juez y el fiscal era enteramente moral, pues coincidían en sus puntos de vista respecto al irregular indulto de Alberto y las implicaciones negativas de este  con las de los grupos que habían sido invitados al noticiero y a los que irresponsablemente se les había llamado mafias.

–¡No! –exclamó el presentador con vehemencia y exaltado– no se pueden permitir esas cosas. Si hay delitos y acusaciones que hacer, es en la fiscalía y en los tribunales donde deben denunciarse y exponerse…y con pruebas .... con pruebas….

Roni, con dolor en los oídos y fastidio, cogió el control de la televisión y estuvo a punto de bajarle el volumen cuando Rene que súbitamente había suspendido el monólogo aviso que tenían una llamada en línea y que la pondría al aire.

–Buenas noches–Escucho Roni e inmediatamente reconoció la dulce voz: era Úrsula.

–La escuchamos –le dijo Rene– Está al aire, el público la está escuchando, nos imaginamos que desea aclarar muchas de las horribles cosas que se han dicho esta tarde sobre su persona.

Úrsula le dio las gracias al canal y al periodista por la oportunidad que le daban de defenderse luego repitió las mismas cosas en la que aquel ya se había extendido más de la cuenta pero haciendo hincapié en las mentiras que se habían inventado sobre ella y en su relación meramente circunstancial y casual con Mendoza y Fellini, finalmente, y con mucha astucia y acierto, lamento que gente en la que confiaba mucho le diera la espalda tan cobarde y prontamente; Roni se sintió inmediatamente aludido pero supo que el mensaje, más que un reproche para él y para algunos de los jefes de grupos que quizás ya le habían retirado su apoyo, era una recriminación y un reto dirigido a Mendoza y Fellini pero planteado muy sutilmente con el remiendo de condiciones nuevas.




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