Todo estará bien

CAPITULO 62

Sin muchos formalismos y preámbulos, Manuel fue directo al grano.

El primer tema abordado fue el de las ventas y el desempeño de la última colección: la peor desde la fundación de la empresa. No obstante, había que reconocer que el fracaso estaba más relacionado a la cadena de conflictos creados por Úrsula, que a la colección en sí misma, y estaba claro para todos, que si no lograban recuperar la confianza de los proveedores y la simpatía del público la siguiente colección caminaría por el mismo sendero. El único punto positivo sobre el tema era: que la estrategia de Alberto de aprovechar el miedo de los proveedores en lo más álgido de la crisis, para sacarles descuentos por pagos anticipados de los créditos les había ahorrado una pequeña fortuna que había salvado al último lanzamiento del desastre total: habría consecuencias desde luego: los proveedores no se lo habían tomado a bien y era más que seguro  que tarde o temprano tomarán represalias; al tocar el tema, sin embargo, Manuel evitó deliberadamente el análisis de las futuras amenazas y en su lugar pidió un aplauso para Janneth y Alberto por la planificación y ejecución de la astuta estrategia; la sala trono durante casi dos minutos en palmoteos, pero a ninguno de los dos ovacionados pareció complacerles; en todo caso, Alberto fingió mejor que Janneth su gratitud, aunque ambos ignoraron en igual medida el hecho de que Patrick no había movido ni un dedo para aplaudirles. Al final de la ovación y antes de que a alguien se le ocurriera retomar el tema, y conducirlo por donde él no deseaba, Manuel saltó rápidamente al segundo tema.

Sobre la colección en producción, por lo menos en cuanto a calendarización y plazos de producción y distribución, todo iba incluso adelantado a la programación, y Manuel, de actitud generalmente fría e indiferente hacia Erick, sorprendió a todos al felicitarlo públicamente y pedirle que extendiera el reconocimiento al resto de su equipo. Erick sonrió complacido, apenado y también un poco confundido, sin embargo, mientras el resto de los reunidos se sumaron a las congratulaciones siguiéndole la corriente a Manuel, Patrick se mantuvo callado y hosco, y Janneth frunció el ceño tratando de discernir a que estaba jugando Manuel.

El tema de recursos humanos, debido a los rumores que corrían sobre despidos, quiebra y venta de la empresa, más la renuncia de Lorena Palao y su efecto en otras modelos y las agencias que las representaban, les tomó un poco más tiempo y se fue intercalando con la preocupación del deterioro de la imagen de la empresa y la pérdida de confianza de sus socios comerciales. Con respecto a los rumores, Manuel le pidió a Julissa que se reuniera con él, Julia y Alberto, después de la junta, pues deseaban revisar con ella un plan de acción para desmentir las especulaciones presentes y prevenir las que sin duda brotarían después de aquella tarde, aunque, para frustración de Janneth y Patrick, que parecían los más desconcertados y suspicaces en la junta, no fue más explícito sobre a qué futuras especulaciones se refería, de hecho, ni siquiera retomo el tema de la renuncia de Lorena Palao o las estrategias para recomponer la imagen de la empresa, más bien, deliberada y abruptamente  consultó su reloj y anunció un receso para almorzar. Julia se puso de pie casi con la misma rapidez que Manuel anunció el receso y pidió que le mandaran la comida a la oficina pues tenía un par de cosas atrasadas que resolver, con la misma excusa desapareció Alberto y detrás de ellos siguió Patrick que salió sin justificarse ni despedirse de nadie; Erick lo siguió con la mirada y con una sonrisa burlona y luego de verlo salir se desperezó estirando los pies debajo de la mesa y los brazos por sobre la cabeza; hizo un comentario absurdo sobre el hambre que tenía y al poco el grupo que quedaba estaba inmerso en una charla trivial; Janneth se puso de pie y, perspicazmente, Manuel la observó salir pero no la detuvo ni le pregunto adónde iba. Una vez afuera, Janneth confirmó lo que temía: Alberto y Julia estaban escondiéndose de ella: los buscó en sus respectivas oficinas, en la cafetería, le preguntó por ellos a sus subalternos, pero ninguno le dio razón de dónde encontrarlos, les marco los teléfonos pero sonaban apagados; volvió a la sala de juntas, donde los demás ya estaban comiendo y su almuerzo esperándola, y después de desearles buen provecho se sentó, pero apenas comió y participó en la charla de sobremesa. Estaba enfadada y su mente distraída. Sospechaba que la causa por la cual Julia y Alberto se escondían de ella, era la misma por la cual Manuel venía postergando el debate de los temas más delicados de la empresa. En un momento de la comida le lanzó a su padre una mirada hostil que proclamaba con toda claridad lo que estaba pensando:

"Sé que estas tramando algo, pero no me sorprenderás con la guardia baja, sea lo que sea, estoy preparada"

Repentinamente y como si hubiera sentido los ojos furibundos de Janneth posados sobre él, Manuel giró la cabeza y le sonrió con la indulgencia y triste ternura del padre que está a punto de hacer pedazos los sueños de su hijo preferido.

   

 

 

 




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