Todo estará bien

CAPITULO 63

Luego del receso la junta se volvió tediosa y cansona: los bostezos y la modorra después de la comida se esparcieron sobre el ánimo de los presentes como un embrujo, y los áridos informes que se presentaron no ayudaron a mejorar la cosa. El primero en exponer fue Cesar, que le presentó a la junta un abrumador informe del estado de los equipos en las tiendas y una nueva calendarización de los servicios de mantenimiento; a continuación, Julio los puso al tanto sobre el orden en que la seguridad adicional, contratada durante la crisis de las protestas, comenzarían a ser retiradas de las tiendas, presentó un informe sobre los incidentes de hurtos en las puntos de ventas haciendo hincapié, para enojo de Patrick, en el hecho en casi en ninguno se seguían los protocolos de prevención; Pablo, de mantenimiento, advirtió sobre las visitas sorpresivas, a partir de la siguiente semana, de los inspectores de las aseguradoras para evaluar la situación de los puntos de ventas antes de la renovación de algunas pólizas, y a continuación, también para incomodidad de Patrick, detallo las tiendas donde más problemas había encontrado para corregir y evitar una subida abrupta en las primas a pagar. A las dos y cuarenta y cinco Manuel anunció un receso de diez minutos para estirar las piernas y tomar café. El ambiente se distendió un poco mientras comían bocadillos y bebían coca cola y café en vasitos de plástico. Julia, Alberto y Patrick se ausentaron otra vez de la sala, pero en esta ocasión Janneth no corrió detrás de ellos: fingió no enterarse de nada y se enfrascó en una conversación trivial con Félix y Lidia; al final del receso, quizá estimulados por las bebidas, el ánimo pareció retornar a la sala y se oyeron un poco más de risas y bromas antes de reiniciar la junta con un breve reporte de Félix sobre su departamento; seguidamente Lidia expuso su informe sobre el progreso de su segunda colección, y finalmente; Manuel puso sobre la mesa el tema que tanto anduvo eludiendo: la cotización de los materiales para la primera colección de Lidia.

Tomando la palabra, con su acostumbrado tono desafiante y su sonrisa burlona y torcida, Patrick presentó las propuestas de los proveedores, explicando, más que justificado, los descabellados incrementos en los precios y la imposibilidad de conseguir mejores ofertas en el mercado. El revuelo, sobre todo entre el equipo de Erick fue indignante, pero casi inmediatamente Manuel impuso el orden e hizo un aviso que los dejó a todos, o por lo menos a casi todos, de una pieza:

–No se preocupen–dijo–No les compraremos a ellos.

–¿De que estas hablando? –Espeto Patrick, mientras Janneth fingía no estar sorprendida y luchaba por mantenerse serena. Manuel le hizo una indicación a Alberto y entonces este tomó la palabra.

–Tenemos un proveedor nuevo–anuncio, y le paso a Julia un bulto de cartapacios para que tomara el de ella y se fueran pasando los demás, al analizar el contenido Erick se quedó boquiabierto.

–Esto tiene que ser una estafa–dijo–, estos precios son imposibles–. Busco los ojos de Janneth en busca de una explicación, pero, esta, inexpresiva, aunque tan confundida como Erick, guardó silencio y taladro a Alberto con una mirada incómoda.

–No es una estafa–aclaró Alberto–es el precio que pagaremos por materiales de altísima calidad.

–¿TextilTec? ¿Quién demonios es esa gente? –exclamó Patrick–Nunca oí hablar de ellos.

–Es una compañía pequeña, relativamente reciente, pero con una gran capacidad instalada de producción. Durante años ha intentado crecer, pero nuestros gigantes de la industria, los que hoy día quieren estrangularlos, no le han permitido desarrollarse. Competencia desleal, guerra de precios, robo de contratos, intervencionismo regulatorio del estado, lo que se te ocurra, creo que incluso deben tener uno que otro infiltrado en la compañía- señalo con malicia, pero Patrick aunque comprendió la referencia fingió no darse por aludido-.  La empresa aún es solvente, pero entrará en crisis tarde o temprano si no supera todos esos obstáculos, y su presidencia tiene claro que solo podrán hacerlo si se asocian con un gigante de la industria, pero el caso es que nuestros amigos han conseguido que les cierren las puertas en todos lados, viéndolo bien, están en una situación muy parecida a la nuestra: si no conseguimos proveedores alternativos, y no lo haremos con esos bastardos respirándonos en la nuca, nos vamos a hundir.

–Por Dios–intervino Erick–Pero quién garantiza que esa gente realmente podrá cumplir con las cuotas de entrega y los estándares de calidad, todo se ve bonito, pero es que prácticamente son unos desconocidos.

–Tú te harás cargo de que cumplan–dijo Manuel

–¿De qué estás hablando, papá?

–De que tú te harás cargo de esa empresa. Tómalo como un ascenso.

Erick buscó explicaciones refugiándose otra vez en Janneth, pero esta seguía impasible y silenciosa.

–Como parte del acuerdo a cambio de asegurar la compra exclusiva de los materiales que ellos tuvieran disponibles, pactamos que alguien de nuestra confianza se haría cargo de la gestión de la planta de producción, pero al final conseguimos que te hicieras cargo de toda la operación de la empresa. Tendrás que reclutar gente muy capaz y confiable para llevarla contigo, prácticamente llegarás a cortar las malas hierbas, a depurar los procesos viciados y a poner en línea la planta de producción para que nos entregue en los tiempos y con la calidad que requerimos. Naturalmente también tendremos que ascender personal dentro de la empresa para que ocupen los puestos que quedaran vacantes, tus recomendaciones en ese caso serán muy valiosas.




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