Todo estará bien

CAPITULO 66

A prudente distancia, Julia observó cómo Lorena Palao se llevó de encuentro a Andrés al salir furiosa de la oficina de Julissa; pese a la discapacidad del desprevenido visitante, pasó sobre él sin ningún miramiento o consideración. Julia estuvo a punto de salir corriendo a socorrerlo, pero se lo pensó dos veces al observar que en lugar de enfadarse este le dirigió a la mujer que lo atropelló una embobada y perpleja mirada de admiración.

"No; más bien de adoración" pensó Julia.

Y realmente; al verlo; cualquiera hubiera jurado que hasta se sentía afortunado y bendecido por haber sido embestido tan a primeras horas del día por la perra de Lorena Palao. Julia, sonriendo un poco divertida por lo que acababa de presenciar, pero también un tanto envarada por los celos, se acercó discretamente y se sintió doblemente mortificada al ver, que, pese a su cercanía, la distracción de Andrés con Lorena le impedía percatarse de su presencia.

–¿Te encuentras bien? –Le preguntó con ironía.

–¿Ha? ... ¡Ho!... Julia. Sí, sí. Solo fue un tropezón… ¿Esa era…

–Lorena Palao: la madre de todas las perras.

–Vaya…se ve mejor en persona que en las revistas.

–¿Quieres que te la presente?

La carga de ironía fue para Andrés como el siseo de una serpiente para un conejo: inmediatamente las alarmas tronaron y tomó conciencia de pronto de con quién estaba hablando y del contexto en que se encontraban. Se sintió avergonzado y también sorprendido: hacía muchísimo tiempo que Julia no lo hacía sentir así de torpe y confundido.

–No, por supuesto que no.–dijo ignorando la sonrisa maliciosa de Julia–En realidad estoy aquí por Janneth.

–¿Janneth?

–Hace dos días que no llega a la oficina y tenemos pendiente algunas cosas; tampoco me contesta el teléfono, ni responde a mis mensajes a pesar de que aparentemente los lee.

–Tenle paciencia. En estos momentos está pasando por un mal momento.

–¿Es por lo de Raquel?

–¿Y tú qué sabes de eso? Se suponía que era un asunto muy confidencial.

–Bueno, Alberto me confió sobre el proyecto. Él tenía sus dudas sobre la forma en que se estaba manejando: a escondidas de Janneth. Le di mi opinión, pero al final se apegó a las condiciones de tu papa. Yo le advertí sobre las consecuencias de lo que estaban haciendo con tu hermana.

–¿Alberto te contó lo que estábamos haciendo? Dios…

–¿Pasa algo con eso?

–No, nada – dijo Julia, pero la verdad era que ella también había roto la secretividad del proyecto al comentárselo a su esposo; e igual que Alberto, también había ignorado los consejos recibidos, aunque ella, cargaba con el agravante de haber engañado a Janneth dos veces al asumir el papel de doble agente y haberla mantenido vigilada para Manuel traicionando la misión que esta le había encomendado antes de salir de vacaciones. La revelación de Andrés también implicaba, que al final de cuentas, solo Janneth, Erick y Patrick se habían mantenido ignorantes del proyecto, pero si bien las opiniones de su hermano y su primo la traían sin cuidado, no pasaba lo mismo con lo que Janneth sentía. La culpa la atribulada hasta el punto de haberle quitado el sueño; al cerrar los ojos en las noches la imagen de Janneth saliendo de la oficina de Manuel e ignorando sus súplicas para que le diera un minuto para explicarse se repetían una y otra vez así estuviera despierta como dormida y, enterarse después que esta estaba decidida a poner su renuncia solo sirvió para atormentarla más; el hecho de que Manuel, sonriendo, le hubiera asegurado que  la amenaza de  Janneth era una mera rabieta ni la convencía ni la tranquilizaba. Estaba segura de que Janneth era muy capaz de largarse de la empresa, y semejante perspectiva la aterraba. Sus sentimientos hacia Janneth habían sido siempre muy confusos, sin embargo, tenía muy claro que si alguien en el mundo la había querido y protegido con total desinterés esa era Janneth, y traicionarla del modo en que lo había hecho la hacía sentirse sucia y baja. Luego del desplante posterior a la junta había tratado de localizarla por todos los medios pero igual que parecía decidida a largarse, Janneth también parece resuelta a no volver a hablarle el resto de su vida, aunque luego, cuando trato de conseguir información de ella por medio de los demás se dio cuenta que no estaban teniendo mejor suerte que ella, el más afectado era sin duda Alberto, Lidia y Félix, como era de esperarse, estaban preocupados pero confiaban en el pronóstico de Manuel, y en cuanto a Erick, estaba tan entusiasmado con su promoción y con Raquel que se había negado a perturbar su alegría probando a ir a buscar a Janneth a su apartamento que estaba a solo un piso de distancia del suyo.

–Ya se le pasara–le había dicho–nuestra hermanita es temperamental pero no es estúpida. Dale tiempo para que se le enfrié el ánimo y veras como vuelve

Pero el caso era que Julia no compartía aquel optimismo, y temía, que cuando Janneth se enterara que incluso Andrés, y quien sabia cuántas otras personas, habían conspirado para mantenerla desinformada su rabia no haría más que escalar y cualquier duda que aun la acechara sobre su renuncia se esfumaría. Estaba planteándole aquel escenario a Andrés cuando de pronto le cayó un mensaje y al consultar el teléfono se puso roja como un tomate y le comenzó a temblar la mano




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