Todo inició con una mentira

6

El fuerte y poderoso sonido de la motocicleta de Alex me mantenía completamente alerta mientras mis brazos se sujetaban poderosamente sobre la gruesa cintura de Alex. Nuestras respiraciones se podían escuchar a través de aquellos cascos chinos que extrañamente nos mantienen conectados. Por extraño que fuese, su respiración me tranquilizaba por completo, parecía ser tan ligera y tranquila que cada vez que podía escucharla sentía que me decía que todo estaría bien. Que no necesitaba tener miedo porque él me protegería. Me hacía sentir que su seguridad era una manera de huir del pánico que me perseguía desde años atrás.

El aire golpeaba con suavidad mi cuerpo, como una extraña caricia que me gustaba por completo.

Ya no me sentía aterrada por el hecho de estar sobre una motocicleta, pero el hecho de saber que la respiración de mi exnovio (El cual me había dejado echa polvo hace unos años) me tranquilizaba por completo. Simplemente, me hacía sentir ligeramente preocupada porque realmente no podía permitir que mi cuerpo comenzara a calmarse gracias a una persona que NO necesitaba en mi vida.

Por un momento me doy cuenta de que comienzo a soltarle ligeramente de mi agarre con Alex. Por lo que termino por aferrarme un poco más a él.

—¿Estás bien o necesitas un descanso? Podemos detenernos por un momento si necesitas un descanso — soltó al sentirme sujetarme más fuerte de él. Negué suavemente antes de voltear a mi alrededor por primera vez.

A mi alrededor no encuentro algo que pueda reconocer a simple vista, así que termino por preocuparme del lugar al que estoy siendo llevaba.

—¿A dónde me llevas? —pregunté, observando la oscura carretera que nos rodeaba, los faros iluminando la carretera vacía y escuchando ligeramente el sonido del aire golpeando nuestros cuerpos. Sintiendo la libertad de haber escapado de mi realidad por primera vez.

Incluso si en esos momentos me encontraba huyendo de mi realidad, huyendo con la persona que tanto me daño me había hecho en el pasado… no me importaba porque extrañamente me estaba sintiendo feliz al sentir la naturaleza, abrazarme.

No me importaba por el simple hecho de saber que aquel sentimiento de libertad y felicidad no había nacido dentro de mí gracias a él, sino que eran gracias al aire que golpeaba mi cuerpo, la luz que iluminaba la oscura carretera, mostrándome poco a poco el camino. Todas esas sensaciones que me hacían sentir libre y completamente libre.

Nada de la felicidad que sentía en esos momentos era gracias a él. Era gracias a la naturaleza, al mundo, pero nunca a él.

—Me gustaría decirte a donde vamos, pero sin duda dejaría de ser una sorpresa— me dice. Sus palabras me dejan mucho más intrigada que antes. Puedo ver por su tono de voz que se encuentra emocionado, pero me preocupa, porque no sé absolutamente nada del lugar al cual nos dirigimos.

Para mí, en esos momentos, la posibilidad de que Alex me fuera a tirar a un bosque y regresara solo a mi casa para quedarse con ella eran realmente altas. Por eso necesitaba insistir hasta que finalmente me demostrara que me estaba llevando a un sitio seguro.

Incluso comenzaba a decirme a mí misma que había sido una completa irresponsabilidad de mi parte aceptar irme con él, solo porque era un “Castigo”

—Quiero saberlo— le exigí.

Alex suspira y niega. El sonido de su respiración suena con fuerza dentro de mi casco.

—Cabaña— soltó rápidamente. Por el sonido de su voz puedo darme cuenta de que es lo único que está planeando decirme.

Como una clase de pista que únicamente quiso darme para calmarme un poco.

No conozco ninguna cabaña que esté cerca de la ciudad, tampoco conozco algún hotel o algún restaurante que se llame “Cabaña” aunque la idea de que posiblemente me estuviera llevando a un hotel me preocupaba. ¿Qué es lo que está buscando Alex con esta noche? ¿Qué es lo que está buscando en estas veinticuatro horas en las que se supone que estaremos juntos?

¿Planea conseguir una clase de perdón? ¿Quería que las cosas entre nosotros se arreglaran de inmediato porque me estaba llevando de paseo?

Sinceramente, tampoco volví a decir algo, sentí que volver a hablar podría hacerle pensar que deseaba hablar con él cuando en realidad no era así. Ninguno de los dos volvió a decir algo, en realidad nos mantuvimos en completo silencio, disfrutando de la oscuridad de aquella carretera prácticamente vacía. Extrañamente, pasaba un auto a nuestro lado, haciéndome temblar de miedo porque tenía la creencia o sensación de que si se acercaba demasiado terminaría por provocar que Alex perdiera el control de la motocicleta y terminaría causando un gran accidente o posiblemente una muerte totalmente ruidosa.

Estar en aquella motocicleta era como una montaña rusa de emociones totalmente agridulces. Amaba la sensación del viento golpear mi cuerpo, pero odiaba completamente la sensación de pánico que me hacía sentir de vez en cuando por culpa de mis estúpidos recuerdos.

Durante más de dos horas estuve a su lado, abrazándolo mientras disfrutaba del cielo nocturno y él conducía en silencio. Tranquilamente, mientras respiraba con comodidad. Después de lo que hablamos, en ningún momento habló hasta que su motocicleta se detuvo frente a unas cuantas cabañas que se encontraban frente al mar.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.