Todo inició con una mentira

14

Realmente sentir sus labios sobre los míos había sido una gran confusión, para ser sincera me había gustado por completo la manera en la que Alex me había correspondido con un suave beso que me había terminado dejando sin aliento. Pero al momento de darme cuenta de lo que acababa de hacer me había terminado por torturar mentalmente yo misma. Tenía extraños pensamientos que siempre terminaban de la misma manera (Arrepentimiento), no podía entender cómo es que yo había terminado besándolo cuando me había asegurado a mí misma, que no me acercaría, cuando se suponía haberme prometido no estar cerca de él, cuando se suponía que yo realmente lo odiaba.

Odiaba la situación en la que yo misma me había metido, una maldita situación que me hacía ver el rostro de Alex frente a mí con una mueca llena confusión. Él lo sabía, yo lo sabía.

—No…—susurró Alex cuando retrocedí unos cuantos pasos— Ana… Pensé que eso era el inicio de algo.

—Esto fue un error, todo lo que está pasando es un error… Mi vida estaba mal antes de que tú llegaras y siento que únicamente me estás torturando más, no puedo aceptarte en mi vida. ¿Entiendes?

—¿Por qué? —preguntó, tratando de acercarse.

—¿Qué?

—Entiendo que te hice daño en el pasado, entiendo que fui un maldito imbécil, pero tienes que entender que ya no somos esos niños, ¿Por qué no me dejas entrar a tu vida? Realmente estoy intentando acercarme.

—Para ti es tan sencillo, tú simplemente crees que vas a venir aquí y crees que yo voy a recibirte con los brazos abiertos cuando has dejado un desastre en el pasado. No sabes cuantas horas tuve que pasar en el psicólogo por tu culpa. No sabes todos los problemas emocionales que tú y otra bola de imbéciles me dejaron en la vida. No quiero un hombre que venga a simplemente estarme taladrando la cabeza con estúpidos pensamientos.

—Lo entiendo, realmente entiendo que te hice daño, realmente sé que hubo otros hombres que también te lastimaron, pero créeme cuando te digo que esta vez será diferente. No eres la única que pasó por momentos malos, créeme que también pasé por malos momentos y créeme que también terminé en un maldito psicólogo. — soltó con fuerza, tratando de acercarse a mí— puedo ver la rota que estás. Puedo ver lo vacía que estás, por eso sé que necesito ayudarte.

—¿Ayudarme a qué? —pregunté por un momento antes de soltar una pequeña sonrisa burlona— no me hagas reír.

—Realmente Ana… ¿Realmente piensas que no te he estado observando? —preguntó con el ceño fruncido—. Desde que regresé de España, desde que finalmente pude encontrarte, han pasado unos cuantos meses y créeme que te he estado observando. No te he estado siguiendo, pero Kristal fue mis ojos por todo este tiempo y ella me informaba cada una de las cosas que hacías. Me contaba cada una de las veces que llorabas, tus problemas de estrés, tus problemas emocionales, las veces que tuviste problemas en tu trabajo y siempre solucione todo. Tratando de compensar el daño que hice hace años, pero de nada sirvió al ver que sigues estando tan rota.

—¿Estuviste todo este tiempo detrás de mí? —pregunté, retrocediendo rápidamente. Dándome cuenta de que en verdad la situación con Alex cada vez se volvía más enredosa, más oscura y dolorosa—. Eso era acoso.

—¡Claro que no!

—¡Claro que sí! —grité—. ¡A partir de este momento tú y yo no tenemos por qué volver a vernos! Me darás el dinero que necesito y yo cumpliré con mi parte del trato. ¡Asistiré cada una de tus malditas citas, pero no más!

—¡No es lo que intentaba conseguir con decir eso!

—¡Pues lo conseguiste!

—Escucha…

—Déjame terminar de hablar, por favor. —pedí antes de verlo asentir con suavidad.

Tenía bastante claro dos cosas, Alex se sentía como una mierda por todo lo que había sucedido en el pasado, estaba consiente que me había hecho daño y ahora estaba tratando desesperadamente de arreglarlo cuando ya era imposible arreglarlo. Creía que con ayudarme con cosas materiales iba a conseguir mi perdón cuando en realidad era totalmente imposible que pudiera ganarme con cosas materiales.

También estaba totalmente consciente que necesitaba el dinero para la casa de mis padres, por lo que yo no podía desprenderme de él por completo. Realmente anhelaba alejarme de él por completo, realmente deseaba desaparecer lo de mi vida, así como lo había hecho por todos estos años, pero no podía hacerlo porque al hacer eso también tendría que desaparecer la casa de mis padres. Tal vez era muy duro de mi parte o muy mal visto de mi parte que solo quisiera tenerlo dentro de mi vida por el dinero que está ofreciéndome. Aunque tendría que salir con él por un tiempo.

Teníamos un contrato de arrendamiento que aún seguía en pie, un contrato de arrendamiento que me obligaba a estar casi las 24 horas del día junto a él.

Había decidido no terminar con ese contrato, no por el hecho de querer seguir viéndolo sino por el hecho de que realmente necesitaba el dinero, podía soportar, vivir con él, realmente sabía en esos momentos que podía hacerlo, pero me preocupaba tener que cruzarme cuando con él en casa.

Simplemente, tenía que ser organizada con mis tiempos para asegurarme que no tuviera que coincidir con él estando en casa y si es que eso sucediera, tendría que mostrarle un rostro frío y sin sentimientos. Tenía que aprender a dejarle bien en claro a Alex que lo nuestro no iba a suceder, nunca.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.