Todo inició con una mentira

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Realmente ni siquiera estaba completamente segura de cómo es que había llegado a casa, lo último que podía recordar era haberle exigido a Alex las cartas que supuestamente me había escrito hace años, pero después de ello no podía recordar nada. A veces solía ocurrirme eso, me estresaba tanto en que llegaba un punto que pareciera que mi cuerpo se movía por sí solo, como una extraña máquina.

Frente a mí tenía ambas cartas, las había dejado sobre la mesa de mi oficina en cuanto había llegado a casa. Realmente no había pensado en leerlas por unas cuantas horas, pero en esos momentos realmente necesitaba leerlas. Sentía que leerlas era darle una oportunidad a Alex para expresar el verdadero motivo del pasado. No quería admitirlo, pero realmente me estaba volviendo loca por leerlas, tenía miedo de descubrir algo del pasado que me terminara por volver loca.

Solté un ruidoso suspiro antes de acercarme a la carta que había escrito hace años, la carta que había escrito un Alex completamente adolescente.

El papel se sentía ligeramente rasposo, como la clase de libros antiguos que tienen cada una de sus hojas dañadas por culpa del paso del tiempo, incluso podía darme cuenta como el papel había sido dañado y arrugado.

Al abrir la carta me pregunté si realmente estaba haciendo lo correcto, pero incluso así me decidí a leer aquellas palabras que tanto me aterraban.

 

Para el amor de mi vida que perdí.

Ana, sé que probablemente nunca podré verte de nuevo, sé que lo he arruinado, sé que todo se ha acabado, pero realmente lo siento. Nunca imaginé que yo fuera a arruinar lo que en verdad teníamos. Sé que no supe valorarte y es demasiado tarde.

Hoy es mi cumpleaños, mamá te ha mencionado y me ha lastimado. Con solo escuchar tu nombre me hace tanto daño y sé que también te hice daño. Si yo pudiera tenerte frente a mí una vez más, te diría lo que realmente siento. Te diría que realmente significas todo para mí y que realmente siempre lo serás. Sé que conocerte fue un milagro, sé que eres el amor de mi vida y nunca dejaré de creerlo.

Nunca olvidaré la manera en la que apareciste en mi vida, sé que no nos llevamos bien al principio, sé que todo comenzó tan de repente. Sé que si no hubieras aparecido en mi vida realmente hubiera cometido una locura porque puedo decir que eres la persona que salvo mi vida. Sé que es una estupidez contarte esto cuando ya no estas, cuando no leerás estas palabras. 

No sé cuántas veces intenté suicidarme antes que llegaras a mi vida, no sé cuántas veces lloré en las noches por sentirme vacío, solo y como una mierda. Sé perfectamente que esto no justifica para nada lo que te he hecho, pero supongo que algo de esto provoco que todo sucediera.

Nunca te conté de mi depresión, de mis ataques suicidas en la madrugada cuando lo único que me detenía era recibir un mensaje tuyo. Nunca pude contarte sobre mi verdadera familia, sobre como murieron cada uno de ellos para protegerme en aquel maldito atentado. Recuerdo la manera en que mi madre fue apuñalada por un hombre, mi hermana violada y asesinada frente a mis ojos. Finalmente, mi padre asesinado a golpes para proteger mi pequeño cuerpo herido.

Nunca hicimos nada malo, únicamente salimos de compras.

Puedo recordarlo todo, puedo sentir el dolor corriendo por mis venas, puedo agradecer como es que nunca preguntaste por la cicatriz que cubrimos con el tatuaje.

Realmente siento que mi familia no es mi familia porque la verdadera la perdí hace años.

Tuve que crecer por unos cuantos años en el orfanato, viviendo con muchísimos niños que eran adoptados de inmediato. Tuve un mejor amigo que murió por culpa de una extraña enfermedad que nunca pudimos pagar.

Lamento no haber creído más en ti cuando en verdad eras todo lo que tenía, lamento no haberte confiado mis secretos cuando tú me contaste los tuyos. Lamento haberte dicho que no tenía ni un maldito secreto.

Lamento haberte cambiado y humillado frente a todos cuando siempre estuviste para mí. Realmente nunca olvidaré la manera en que me sonreías con tanto amor, la manera en la que me abrazabas, me besabas y me recibías con gusto.

Tengo muchas cicatrices emocionales que terminaron hiriéndote a ti, lamento haber sacado mis demonios contigo.

Nunca tuviste la culpa de nada, Ana. De lo único que tienes la culpa es de no haberte amado más a ti misma, lamento no haberte dado el amor que realmente te merecías. Lamento todo y odio no podértelo decir a la cara.

Sé que merezco esto, sé que merezco no tenerte a mi lado, no poderte abrazar, sé que merezco todo esto y muchísimo más porque estoy seguro de que te he hecho mierda el corazón. 

Realmente lo siento Ana y si Dios me vuelve a dar la oportunidad de tenerte a mi lado una vez más, no la desperdiciaré. Si algún día te encuentro en el futuro, pelearé por tenerte, por demostrarte que te he seguido amando. No pienso rendirme, sé que en algún futuro encontraré alguna manera de poderme encontrar de nuevo contigo, sé perfectamente que cuando ese momento llegue no será para nada fácil tener que enamorarte una vez más. Pelearé con fuerza para ganarme tu confianza una vez más, para demostrarte que puedo ser el hombre que siempre has deseado, pero si te encuentro feliz, si veo que perteneces a alguien más… Te desearé lo mejor.




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