Todo inició con una mentira

26

Cuándo recibí la llamada al hospital y siquiera podía creer lo que estaba escuchando. Creí que me estaban haciendo una broma de muy mal gusto porque normalmente solía recibir llamadas de burla o bromas telefónicas a mi celular personal pero tras darme cuenta que me estaban llamando desde el celular de Alex, entendí que nada de eso era una broma. 
Ni siquiera se porque respondí a la llamada, probablemente algo de mi corazón me dijo que tenía que hacerlo, no lo sé pero al escuchar el timbre de mi celular, respondí de inmediato. Incluso cuando ya sabía que era el. El problema es que no era él, la persona que habló conmigo, no era él sino una enfermera. Estoy conduciendo lo más rápido que puedo, me dirijo hacia el hospital con un gran nudo en el estómago, una parte de mí totalmente culpable porque creo que fue mi culpa pero otra parte de mi dice que no es mi culpa y tampoco es la de él. La enfermera no me quiso dar muchos detalles sobre lo que sucedió pero me dijeron que está muy delicado y que al parecer va a necesitar sangre. Estoy totalmente dispuesta agarrar mi sangre pero ni siquiera estoy segura sí puedo darle sangre porque tengo meses sin hacerme análisis, no sé si mi estado de salud es adecuado, no sé si me encuentro anémica pero ruego para encontrarme totalmente sana. 
Sé que necesito darle sangre a Alex, estoy dispuesta a darle toda la sangre qué tengo que darle para qué pueda estar bien. Me siento realmente culpable porque algo dentro y me dice que si nosotros no hubiéramos discutido, él no hubiera salido y por eso no se hubiera lastimado.  
Tengo miedo de perderlo, no quiero perderlo. No quiero que se separe de mi, lo quiero tener siempre a mi lado.  
Al llegar al hospital, me doy cuenta que ni siquiera me quiero separar de él, ni siquiera quiero divorciarme. 
Entonces me doy cuenta que me he estado comportando como una niña estúpida. Sé que él también lo ha hecho pero en estos momentos ni siquiera sé si podré verlo a la cara. 
Entró al hospital con las manos totalmente temblorosas. Estoy aterrada y ni siquiera sé si me permitirán verlo pero la simple idea de imaginar que lo voy a tener que ver todo golpeado, me revuelve el estómago.  
Camino hacia la recepción y observo a la enfermera que tiene una cara de pocos amigos. 
—Disculpa, mi esposo fue traído de emergencia a este hospital. Fue golpeado en un bar. Su nombre es Alex.. 
—Habitación seis,cinco,dos. 
—¿Seis, cinco, dos?—preguntó Ana antes de poder entender lo que sucedía—ya entiendo.—respondí antes de simplemente alejarme.  
Prácticamente corriendo hacia la habitación que acababa de indicarme.  
Corrí ligeramente por el pasillo hasta que me encontré con el médico que seguramente se encontraba atendiendo a Alexa. El médico me miró por un momento y me regaló una pequeña sonrisa.  
—Supongo que usted es la esposa de nuestro paciente, la mujer a la cual le informamos que el paciente se encontraba grave.  
—Vine lo más rápido que pude, ¿Alex se encuentra bien?— pregunté mientras me acercaba y jugaba nerviosamente con mis manos— estoy dispuesta a darle la sangre que necesita. 
—¿En serio?—preguntó el médico, cruzándose de brazos— bien, entonces acompáñeme…primero le haré unos análisis ya que la veo ligeramente pálida.  
—Posiblemente es el susto—respondo mientras lo sigo por el pasillo del hospital. Alejándome de la habitación en donde se encuentra Alex.  
No lo he visto y ni he intentado hacerlo porque sé que es mil veces más importante conseguir sangre.  
—Posiblemente es eso, también puede ser porque usted se encuentre enferma, anémica, embarazada, baja de peso o simplemente su pigmentación es pálida… como sea, me gustaría hacerle un análisis para asegurarme que usted es apta para la donación de sangre.  
—Entiendo—susurro.  
Mientras camino por aquel pasillo, siguiéndolo, me percato que tengo un completo nudo en el estómago porque estoy aterrada ante la idea de no poder donar sangre. Sé que no tengo ninguna persona cercana en esta ciudad a la cual le pueda decir que es done sangre para que la él se pueda encontrar a salvo. 
Al entrar al pequeño laboratorio, me hacen sentarme en una silla de color blanco, observo al doctor mientras se coloca los guantes y prepara todo el lugar para sacarme un poco de sangre para los estudios. Mientras lo observo, me percato que está tratando de explicarme lo que va a suceder, está explicándome sobre la prueba que está apunto de hacerme como los resultados van a salir casi espontáneos pero el problema es que mientras me explica todo, no me encuentro totalmente concentrada. Estoy literalmente perdida dentro de mis pensamientos por lo cual sólo escucho un poco de lo que dice. Regreso totalmente mis sentidos cuando la aguja atraviesa mi piel, dejándome una sensación de ardor totalmente horrible. 
—Listo—suelta después de unos segundos.  
Lo miró fijamente mientras se aleja con mi pequeña muestra de sangre. Lo veo introducirla en una máquina con una clase de pantalla gris. El médico observa la pantalla de la máquina y está produce un sonido extraño.  
Inmediatamente los resultados aparecen en aquella pantalla. 
—Lo sabía—suelta el médico.  
—¿Estoy enferma?—pregunto—¿Anémica? 
—Embarazada—suelta.  
El lugar se quedó completamente en silencio. El médico me observa mientras yo ligeramente niego, simplemente no puedo creer lo que me acaba de decir porque me durante meses no he podido quedar embarazada. Me han dicho que probablemente sea estéril y por eso, simplemente por eso no puedo creer lo que me está diciendo. 
Estoy casi segura que me está haciendo una broma de mal gusto y realmente no me gusta escuchar lo que está diciendo porque simplemente me está emocionando y en el momento en que me diga que toda sido una broma… me pondré a llorar.  
—No bromee—le pido—. Realmente no es momento para bromear. 
—¿Por qué estaría bromeando?—me pregunta antes de reír y negar. 
—¿No está bromeando?  
—No…usted está embarazada. 
Embarazada…me quedo en silencio. Sin poder creer lo que acabo de escuchar. Repentinamente siendo un nudo en el estómago. Recordando cada una de las veces que llegué a discutir con Alex por no poder quedar embarazada.  
Ocasionalmente lo culpaba a él, incluso a pesar de saber que era totalmente mi culpa.  
Estoy totalmente nerviosa, quiero ir a verlo y decirle la gran noticia. Quiero pedirle disculpas por mi actitud y decirle que quiero estar junto a él durante toda la vida pero siento que ni siquiera tengo el valor suficiente para poder verlo a la cara.  
Durante tanto tiempo fui dura, fría por no poder quedar embarazada y ahora que finalmente me doy cuenta que estoy embarazada, me arrepiento de tantas cosas. Me arrepiento de haberlo culpado por la mayoría de mis problemas, de haberle gritado, de haber peleado con él cuando siempre fue mi culpa.  
—¿Qué sucederá con la sangre?—pregunto.  
El médico me observa fijamente antes de suspirar. 
—Bueno…viendo la situación, yo donaré sangre para su esposo.  
—¿En verdad?—pregunto—¡Gracias! 
—Por el momento, voy a permitir que usted vaya a verlo porque seguramente necesita verlo y en el momento que…—soltó el doctor antes de ver a la enfermera entrar por la puerta.—¿Qué sucede?  
—El paciente ha despertado.  
—¿Ha despertado? 




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