Ana.
Puedo escuchar la voz de Alex desde el exterior de la habitación. Me siento cansada mientras observo la pared que se encuentra frente a mí. Estoy confundida y me doy cuenta que entre más pasa el tiempo, que entre más tiempo me encuentro sentada en la sala de espera, más me confundo por culpa de mis pensamientos. Me odio a mí misma porque realmente ni siquiera sé qué es lo que quiero, lo único lo que estoy pensando, lo único que quiero es salir de este lugar porque realmente los hospitales no me gustan. Sé que Alex me necesita, así que necesito mantener la calma y simplemente esperar.
Siento que últimamente nuestra relación está totalmente extraña, lo único que hacemos es pelear, no seguimos las promesas que nos hicimos al casarnos. Sé perfectamente que la vida no se basa en promesas, en planes o cosas parecidas pero realmente deseo que todos los problemas terminen y extrañamente siento que todos los problemas se deben a mi culpa. Sé que había dicho que la culpa la tenía él pero entre más pienso, entre más me pongo a pensar sobre la situación en la que me encuentro, llego a la conclusión que yo siempre he sido la de la culpa.
Probablemente no me estoy dando cuenta pero sé que él está realmente intentando esforzarse por la relación y me molesta saber que es una parte de mi cabeza me pide a gritos que simplemente lo abandone todo, posiblemente la ansiedad y el miedo de saber que estoy embarazada y que muchísimos problemas están por venir es lo que termina siendo que yo me este volviendo loca. Quiero levantarme en mi asiento y simplemente echarme correr pero sé que no debo de hacerlo porque sé qué me voy a arrepentir después. Sé que eso es lo que sucedería
Alex ha dicho que está dispuesto a hacer de todo para que nuestra relación se encuentre bien y eso realmente me ha conmovido. Me hace querer también esforzarme por nuestra relación y eso en verdad es algo qué ilusiona por completo mi corazón. Realmente pensé que él no iba a estar dispuesto a pelear por nuestra relación pero supongo que la noticia del embarazo lo ha hecho cambiar de mentalidad. Lo digo porque al hablar con él, me he percatado que su mirada ya no era la misma. Ya no era la misma mirada de un niño pequeño que se escondía atrás del cuerpo de un adulto.
Estoy totalmente dispuesta a ir a terapia, hacer todo lo que tengamos que hacer para que nuestra relación se encuentre estable porque si vamos a tener un bebé, necesitamos que nuestra relación sea estable. Si nosotros cometemos errores, si nosotros provocamos que nuestro hogar no sea estable, nuestro hijo terminará creciendo con muchísimas inseguridades y eso es lo que menos deseo. Amo a Alex, realmente lo amo y aunque no hubiera estado embarazada, hubiera ido a terapia pero el hecho de saber que el quiere dar todo ese mismo, me hace también querer hacerlo.
Ocasionalmente me pregunto cómo es que nuestra relación hubiera sido si no hubiéramos tenido aquí el problema, siempre me pregunto cómo voy a ir al resultado de nuestra relación si no hubiera comenzado con una mentira. No puedo evitar pensar en esas cosas pero también no puedo evitar regañarme a mí misma porque se que no siempre vamos a obtener la relación y tal vez por ello es que nuestra relación se encuentra totalmente inestable. Probablemente por mi culpa, probablemente por querer la perfección es que todo se está yendo al carajo. Tal vez yo siempre sido la del problema y se me ha hecho muchísimo más fácil culparlo a él.
Volteo hacia la puerta de la habitación cuando el médico sale, observo a la enfermera que hace unos minutos le estuvo coqueteando a Alex y la observo. Posiblemente ella pensado que yo no me he percatado de lo que estaba haciendo pero claro que lo hecho, me he dado cuenta que estaba intentando seducir a mi esposo y eso me ha molestado por completo. Por un momento la miro de mala gana pero entonces no cambiar completamente de apariencia cuando veo que el médico se detiene frente a mí. Le regalo una pequeña sonrisa tímida y entonces lo observó a los ojos.
—¿Todo está bien?—le pregunto.
—Maravillosamente—suelta el médico antes de sonreír— realmente me sorprende, creí que se encontraría en peor estado al despertar pero se encuentra bastante bien. De hecho quería decirle que posiblemente el señor pueda irse a casa… solo si usted lo desea. Él dijo que estaba dispuesto a irse a casa si usted lo deseaba de ese modo.
—¿Puedo llevármelo a casa?—pregunto con una gran sorpresa— preferiría saber si él realmente puede regresar a casa, no porque yo quiera o él quiera… sino que realmente su estado de salud sea apto para irse a casa. En serio, realmente me encantaría poder llevar a mi esposo a casa pero lo primero que quiero es saber si realmente se encuentra en una condición apta para poder salir del hospital.
—Bajo mi consideración, el señor se encuentra en un estado apto para poder ir a casa pero no en un estado en el cual pueda salir y divertirse. Puede ir a casa pero tiene que descansar—suelta el médico. Asiento suavemente ante de voltear hacia la puerta de la habitación de Alex.
¿Realmente quiero llevarlo a casa? Me pregunto antes de darme cuenta que si, realmente quiero llevármelo a casa.
—Me encantaría llevármelo a casa—suelto antes de sonreír. El médico suelta una pequeña sonrisa y asiente antes de alejarse.
—Entonces me encargaré de que el paciente sea dado de alta hoy mismo. Si gusta puede pasar a verlo de nuevo. Estoy totalmente seguro que a su esposo le encantará saber que puede irse a casa.
—Claro—susurro antes de caminar hacia la habitación. Al entrar a la habitación me encuentro con sus ojos, observándome como siempre suele hacerlo. Con los ojos llenos de amor.
—Hola—suelta.
Lo miró y sonrió por un momento antes de acercarme a él. Hay una extraña sensación que me recorrer todo el cuerpo, es como unas mariposas que vuelan en mi estómago. Al mirar los ojos, me siento totalmente estúpida y me comenzó a cuestionar por qué esas que ni siquiera tiene mucho sentido posiblemente como unos niños no queremos admitirlo pero en el momento que me acerco por completo a él, me doy cuenta que simplemente ya no quiero pelear.
—¿Por qué me miras de esa manera?—me pregunta.— posiblemente vas a volver a decir algo que no me va a gustar en lo absoluto. ¿Cierto?
—No, en realidad estoy pensando que ya no deberíamos de pelear, siento que todas estas horas han parecido como una clase de pesadilla, como un sueño bastante retorcido y simplemente ya no quiero seguir viviendo de esta manera.— Digo al mismo tiempo que me comienza percatar que estoy totalmente avergonzada.— Lamento todo el tiempo en el que estuve comportándome como una niña malcriada, lamento todo el tiempo que te culpes por cosas que probablemente ni siquiera tú tenías la culpa pero creo que realmente deberíamos de ir a terapia para poder arreglar todos los problemas que tenemos.
—Ya te lo he dicho, claro que iremos a terapia. Vamos a hacer todo lo que está en nuestras manos para que nuestra relación esté bien. No te preocupes Ana, si funcionó una vez, volverá funcionar una y otra y otra vez. Deja de pensar tanto en el futuro y simplemente vive lo que está sucediendo en estos momentos…¿Qué tal si dejamos de preocuparnos y me llevas a casa?— me pregunta con una gran sonrisa.
La típica sonrisa que tiene cada vez que peleamos y nos reconciliamos. Al observarlo sonreír con tanta felicidad, me percato que realmente Alex es lo que quiero en mi vida y que aunque tengamos muchos problemas, siempre encontraremos una forma de arreglarlo.
—Bien—suelto antes de sonreír— vayamos a casa—susurro con un pequeño puchero en el rostro.
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Editado: 01.04.2023