Todo inició con una mentira

Extra 1

ANA 
MESES MÁS TARDE.  

Estoy sentada frente al televisor, acabándome probablemente mi segunda bolsa de papas fritas. Estoy viendo alguna extraña película sobre maternidad que Alex me ha obligado a ver, tengo el vientre terriblemente abultado. Calculo que estoy a unos cuantos días de tener a mi bebé, hemos decidido llamarla Sasha ni siquiera he sabido porque hemos decidido llamarla de esa manera ya que no era un nombre qué yo tenía en mente y él tampoco tenía en mente. Lo único qué puedo recordar es que estábamos en Internet, buscando nombres de niñas y el nombre de Sasha apareció mágicamente la pantalla y Alex sintió que era una señal ya que era un nombre que ni siquiera teníamos pensado.  
Alex ni siquiera lo sabe pero tengo una sorpresa para el, es una sorpresa que me ha costado tanto mantener oculta, posiblemente es una mentira que no debí de haber hecho pero la verdad es que no voy a tener una niña, bueno, no voy a tener únicamente a una niña sino que serán dos pequeñas gemelas. Me ha costado mucho mantener la sorpresa ya qué Alex siempre ha intentado ver las fotos de los ultrasonidos, me ha querido acompañar pero yo nunca sé lo he permitido. Para ser honesta, no hay muchas personas que sepan sobre mi embarazo, ambos decidimos tenerlo totalmente oculto. Lo hicimos únicamente para evitar que las personas a nuestro alrededor se sintieran con el derecho de comentar sobre cómo tenemos que sobrellevar el embarazo. Nuestra terapeuta, nuestra psicóloga, la persona que nos ayudado arreglar cada uno de los problemas que hemos tenido en la relación, nos ha recomendado hacerlo ya que de ese modo compartíamos el embarazo en algo mucho más íntimo de lo que ya era. Al inicio me apareció una completa estupidez pero después nos dimos cuenta que era necesario porque yo no quería que la gente comenzara a opinar sobre mi embarazo. Deje de dar presentaciones, deje de hacer firmar autógrafos, me alejé de los medios de comunicación y de todo lo que fuera necesario. Mis libros siguen siendo publicados, cada vez que publicó un libro, me piden que haga presentaciones pero yo simplemente me niego porque no quiero que nadie me vea, quiero que cuando el momento llegue, todo se sorprendan. 
Frunzo el ceño de inmediato al sentirme totalmente húmeda, entonces me percato que estoy a punto de dar a luz. Acabo de romper fuente.  
Me abro de piernas inmediatamente, observándome la entrepierna para finalmente darme cuenta que estaba en lo cierto. Todo a  mi alrededor estaba totalmente mojado, acaba de romper fuente y lo que más me aterr es que estaba totalmente sola en casa. 
—Mierda—digo.  
Realmente me levanto del sofá como puedo, los dolores me comienzan a golpear una y otra vez mientras me obligo a mi misma a comenzar a soltar aire. Recuerdo que el médico me ha dicho que necesito hacer unos ejercicios de respiración y qué es lo que comienzo a hacer. Camino hacia la habitación, sintiendo como las piernas me tiemblan por culpa del dolor. Me obligó a mí misma a ser fuerte. Al llegar a la habitación, tomo la maleta en la cual había preparado todas las cosas que seguramente necesitaría en el hospital así que en cuanto tomo la maleta, me regreso a la sala para tomar las llaves del auto. 
Sé que es totalmente peligroso que yo maneje pero no hay tiempo, necesito ser fuerte y soportar el dolor así que simplemente salgo de la casa y me entré pon el auto para poder dirigirme al hospital. 
Mientras conduzco, le llamo a Alex, en cuanto me contesta, lo primero que hago es gritar con fuerza. Puedo escuchar como hace un pequeño sonido de espanto antes que yo me ponga a llorar. Siento que la vida se me está yendo al carajo, estoy apunto de parir, rompí fuente y voy directo al hospital. 
—¿Qué sucede?  
—¡Estoy a punto de parir!—grito al sentir una fuerte contracción.  
—Ana…no me digas que estás conduciendo. 
Voy directo al hospital, asegúrate de tener la maldita habitación preparada. 
—¿Piensas tenerlo por parto? —me pregunta con la voz temblorosa—¡Habíamos quedado que iba a ser cesárea! 
—¡Lo que sea!—grito.  
—¿Hace cuánto que rompiste fuente?—pregunta.  
—Hace unos cinco minutos—redondo mientras hago mis ejercicios de respiración. 
—No cuelgues, te estaré esperando—suelta.  
Lo escucho correr, lo escucho darle órdenes a sus empleados. Está literalmente gritando como si acabara de perder la cabeza por completo. No entiendo, simplemente no entiendo porque está actuando de esa manera cuando la que se está prácticamente muriendo de dolor soy yo. 

Al llegar al hospital, me doy cuenta que Alex se encontraba esperándome en el estacionamiento. En cuánto llego, me toma de la mano y así que me siente en una silla de ruedas mientras que una enfermera toma la maleta que había preparado. Al tomarlo de la mano, me doy cuenta que está temblando incluso mucho más de lo que yo lo estoy haciendo. 
—Todo va a salir bien—dice. Ni siquiera sé si me lo está diciendo mi o se lo está diciendo así mismo porque está totalmente alterado. Sé que está totalmente alterado porque él va a ser la persona, el médico encargado de mi parto. 
—¡Alex ya no aguanto el dolor!—suelto.—¡Asegúrate que las niñas nazcan buen!—digo antes de simplemente desmayarme.  

*** 
 
Al abrir nuevamente los ojos, puedo escuchar el llanto de mis hijas, me siento totalmente agotada y sobre todo estoy totalmente adolorida. Estoy completamente segura que Alex se ha desesperado por completo y un médico ha tenido que operarme. Sé que me han hecho una cesárea porque no puedo sentir todo mi vientre. 
—Ana…Ana—me llama Alex—¿Por qué no me lo has dicho? —cuestiona. Al verlo, no puedo evitar reír pero al reírme y me doy cuenta que todo me duele, en realidad puedo sentir todo mi cuerpo. Lo escucho preguntarme nuevamente porque no le he dicho que tenemos un par de hijas pero su mirada me deja en claro que está totalmente feliz. 
—Sorpresa—susurro. Totalmente agotada.— lo siento por ocultártelo, era una sorpresa… tú habías mencionado que querías gemelas y al enterarme yo… 
—Por eso nunca me permitiste ver nada—suelta Alex antes de reír y besarme.— eres una gran mentirosa. 
—Tengo hambre—confieso. 
—No puedes comer nena, al menos no la gran cosa. Puedo traerte gelatina…amor, ¿Quieres gelatina? 
Entonces recapacito, ni siquiera le he preguntado a Alex cómo es que se encuentran las niñas, lo miro a los ojos, sintiéndome totalmente mareada por la anestesia, le regale una pequeña sonrisa y suspiro. 
—¿Cómo están las niñas?  
—Sanas—responde, acariciando todo mi cabello desordenado.  
Escuchar que mis hijas se encuentran sanas, me da una gran paz que ni siquiera sé cómo explicar. 
—Es genial—susurro— finalmente lo hicimos… lo logramos. Somos padres.  
—Lo logramos ya que fuiste fuerte—suelta Alex con una gran sonrisa en el rostro. 
Realmente fui fuerte, durante muchos meses sentí que realmente me iba morir. Tuve muchísimas complicaciones, ocasionalmente llegue hasta  soltar sangre por la Nariz todo por el desgaste físico que estaba teniendo. Sé que durante mucho tiempo todo fue muy difícil pero al menos me enorgullece saber que pude llegar a este momento, observo a Alex y suavemente acaricio su rostro. Sintiendo como su calidez me brinda completa paz.  
—Te amo—susurro con los ojos llenos de lágrimas.  
—Yo también—susurra antes de besarme.— gracias por hacerme tan feliz…nunca parare de agradecértelo—suelta. 
Asiento suavemente, estoy totalmente cansada así que lo único lo que estoy pensando es en descansar un poco y en comer un poco pero cuando menos menos pero, las niñas se ponen a gritar, lloran con frustración y entonces me da cuenta que por primera vez voy a tener que amamantar a mis hijas. Observo a Alex con miedo y entonces lo veo asentir.  
—Te ayudare—me dice antes de alejarse. Cómo puedo me siento en la camilla del hospital, observando como Alex toma entre sus brazos a mis hijas. Por primera vez las veo y entonces siento como todo el corazón me explota en felicidad. 
Cuándo se acerca a la camilla con ambas niñas entre sus brazos, me ayuda a colocarla sobre mi pecho, nerviosamente me sacó los pechos de la bata y hago que las pequeñas niñas se alimenten de mí.   
—Se parecen a ti—dice él.  
Realmente no estoy segura de qué se parezcan a mí, entre malas veo, siento que más parecidos encuentro con Alex pero incluso entre malas veo, más me doy cuenta de lo mucho que las amo. Ambas alimentan en completo silencio, no hacen ni el mínimo ruido mientras comen. Estoy sorprendida por que por mucho tiempo pensé que nunca tendría la oportunidad de sentir esto, de sentir el corazón lleno de felicidad y lleno de amor. 
Quiero permanecer para siempre de esta manera, cerca de mi familia, cerca de mis hijas, cerca del hombre que amo.  
Alex me observa y simplemente sonríe. Puedo ver en su mirada que se encuentra totalmente feliz, está feliz como yo, ambos tenemos el corazón lleno de amor, de felicidad y estoy segura que entre más me mira, más se enamora de nosotras.  
—¡Dios!—dice antes de sonreír— estoy tan enamorado de ustedes que me las podría comer en estos momentos…. Ah…solo sé que quiero que esto dure para siempre—susurra con los ojos ligeramente llenos de lágrimas.— gracias…gracias por esta maravillosa historia. 




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