…Olivia…
Los fines de semana siempre habían sido mis favoritos, no por la falta de clases o las actividades que se suelen hacer esos días. Si no, porque mi hermano no tenía que trabajar o al menos, no tenía que ir y se quedaba en casa.
James comenzó la universidad cuando yo tenía once años y fue difícil para él visitarme seguido. Cuando terminó sus estudios, aun con menos tiempo de sobra, había hecho todo lo posible para pasar el mayor tiempo posible conmigo. Y si tenía que viajar más de dos semanas por el trabajo, me llevaba con él.
Ahora que yo estaba en la universidad me visitaba algunos fines de semana y otros me hacía volar a Nueva York, pero había sido difícil no estar con él luego de tanto tiempo de estar solo los dos. Lo único que me tranquilizaba era que tenía a Rowen.
—¿A dónde te llevará? —James estaba recostado sobre una tumbona con lentes leyendo algo en su laptop.
Dejé de jugar con la arena en mis pies y volteé a verlo rodando mis ojos. Tenía esa sonrisa burlona desde que Rowen le había contado que Nik me había invitado a salir. No sabía cómo se había enterado.
—A ningún lado, porque no iré ¿tengo que escribirlo para que lo entiendas?
—Sería grosero dejarlo plantado. Y a mi parecer, deberías de ir a esa cita.
—¿Por qué actúas así? Nunca has sido entusiasta de que salga con chicos.
Apartó su atención de la pantalla.
—Debo corregirte —replicó—. No me molesta que salgas con chicos, me molestaba el chico con el que salías. Eso es muy diferente.
Hice una mueca al recordar de quien habla.
—No conocemos a Nik.
—Lo he visto en algunos eventos junto a su familia, a la cual si conozco. Además, no olvides que salía con Sophia y Stefanos cuando Wen y yo éramos amigos. Eso casi me garantiza que Nik es un buen chico.
Iba a decirle que le faltó decir “amigos con derecho”, pero no era el punto ahora mismo.
—¿A caso el espíritu de Blaire se metió dentro de ti? Hablas como si Nik estuviera cortejándome para contraer matrimonio.
—Solo intento animarte y darte confianza.
—Me incomoda aceptar a un chico tan rápido —admití mirando el océano.
—No tiene nada de malo, ángel.
—Tú me dijiste que tenía que estar segura de todo lo que hiciera, ser cautelosa.
—Me refería al sexo y las drogas. —Se río.
Haber tenido “la plática” con mi hermano de pasado cuestionable resultó bastante revelador, en especial cuando trató de ser decente al respecto.
—No me agrada, Nik parece esa clase de chico que rompería tu corazón.
—Muchos decían eso de mí.
Una risita salió de mis labios.
—Y no estuvieron equivocados —resoplé.
—Las personas cambian ¿o no? Y como dices, no lo conoces. Para poder descifrar a alguien debes conocerlo primero.
—James —arrastré las palabras con aburrimiento—. No me interesa hacerlo ¿por qué no lo entiendes?
—Porque te conozco y sé que estas mintiendo.
—Yo no…
Comencé a renegar, pero desistí cuando este me sonrió divertido y regresó la mirada a su laptop.
—Debería ir a ducharme —dije tocando mi cabello húmedo por el mar—. Si Rowen regresa, no dejes que entre a mi habitación.
—¿De verdad piensas que soy capaz de detenerla? —Río negando con la cabeza.
—Inténtalo.
Me despedí con Lester siguiendo mis pasos y salpicándome de arena.
Después de una larga ducha, observé el atardecer por uno de los ventanales mientras humectaba mi piel ligeramente bronceada. Elegí una pijama fresca y tomé uno de los libros que llevaría el próximo semestre en la universidad.
—¡Olivia!
Un grito de espanto escapó de mis labios. Rowen estaba de píe frente a mí.
—¿Qué te sucede? No puedes aparecer de la nada y…
—Nik está esperándote, hace media hora llamé a tu puerta y no respondiste. Tuve que buscar la llave —rezongó—. James piensa que solo una catástrofe te hará salir de la casa, pero yo no. Ahora ve y vístete.
—No voy a ir, nunca acepté. ¿Por qué no me dejan en paz?
Mi molestia ya no era pasajera.
—Solo es una cita.
—Pues si tanto te interesa, ve tu con él.
Rowen dejó salir un suspiro cansado y tomó asiento en la tumbona junto a mí.
—Lo siento, sé que estoy siendo muy intensa. Pero tengo un buen presentimiento, te lo juro.
—Wen…
—Yo sé, no lo conoces. Pero escucha, solo será esta vez y si no cambias de opinión yo misma me aseguraré que no tengas que lidiar con él.
Su sonrisa no solo era la debilidad de mi hermano. Maldita seas, Rowen.
—Solo porque tú me lo pides y confió en ti —farfullé poniéndome de píe—. Al menos es lindo.
Editado: 04.09.2025