Todo lo impredecible

Nuestro circulo

Nik

El sol estaba quemando sobre mi cabeza cuando Stefanos y yo terminamos de correr. Mi hermano se echaba agua en la cara mientras dejábamos el parque y caminábamos de regreso a la casa.

—¿Ocurre algo?

Su pregunta hizo que dejara de intentar vaciar mi botella de agua.

—¿Por qué?

—Tienes días actuando un poco serio.

El suspiro que dejé salir habló por mí.

—¿Es por Olivia?

—Solo me amargó un poco verla el otro día.

Mi hermano asintió y nos hizo parar frente a un puesto de donas.

—Eso creí, aunque estas así desde antes de regresar de Grecia.

Ver a Olivia después de que me ignorara deliberadamente fue abrumador. ¿Por qué había desaparecido? Supe que había dejado Grecia porque mamá comento que era el aniversario de muerte de sus padres y me mostró una foto de Olivia y el clan Asbourne.

No entendía porque me afectaba tanto su indiferencia, era una chica cualquiera. ¿No era que Olivia era como las estrellas? Idiota. Definitivamente tenía más opciones, opciones que no me llamarían arrogante y mucho menos me ignorarían después de una cita. Chicas que estrían dispuestas a más que un beso sin tener que llevarlas a cenar.

La cosa no mejoró cuando Stefanos me contó que Olivia y él se habían llevado bien el día que se conocieron. ¿Tenía tiempo para charlar con mi hermano al que acababa de conocer, pero no para mí?

Para mí ni siquiera hubo un mensaje de rechazo cordial. Nada, solo silencio.

¿Olivia quería jugar a la indiferencia? Podía jugar, lo había hecho por tanto tiempo que no me costaba nada.

—Nik. —La voz de Stefanos me hizo regresar al presente.

Su ceño se había fruncido mientras me observaba con una bolsa de donas azucaradas.

—Lo siento —murmuré.

—Escucha, si ella de verdad te gusta tanto…

—Me atrae, apenas y la conozco.

—Mamá dijo que luego de su cita tu estabas…

—¿El abuelo sigue molesto porque llevaste a Phoebe a Grecia?

Stefanos dejo de sonreír cuando cambié de tema.

—Si.

—Llevas meses remodelando una casa en Londres para mudarte con Phoebe. ¿Planeas decírselo a todos? Especialmente al abuelo, piensa que es tu amante de turno.

—No tienes que recordármelo —respondió con dureza.

—Solo digo lo obvio, ya le molesta que pases tanto tiempo en Inglaterra y no estes de tiempo completo en la corporación.

—¿Crees que no lo sé? —refutó—. Pero temo decirle, no quiero que se interponga entre Phoebe y yo. Nunca va aceptarla, cree que es una trepadora cazafortunas.

—Lo sé.

Mi hermano me miro un momento sin decir nada. Pensativo.

—¿A qué viene tu pregunta? Porque estábamos hablando de Olivia y dudo que el abuelo la considere una caza fortunas.

—¿Me crees un idiota? —resoplé incrédulo—. Solo quería saber cómo llevabas eso. Olivia ya no me importa.

—Ponte en su lugar, hace unos días fue el aniversario de muerte de sus padres, escogiste mal momento para querer entrar en su vida.

—Solo busco diversión, Stef. Y ya me quedó claro que Olivia no es esa clase de chica.

Tomé una dona de la bolsa en sus manos y empecé a caminar a casa mientras el me miraba inquisitivo.

—Tendré que darle la razón a Soph —suspiró con resignación—. No fui la mejor influencia.

Se burló.

—Solo quisiste ayudarme, ambos sabemos que solía ser un estúpido.

—Eras demasiado joven, todos somos así a esa edad.

—Y solo para enterrar el tema de Olivia —añadí—. Ella ya no me importa.

No tuve el valor de mirarlo, pero sentía sus ojos iguales a los míos sobre mí.

—Si eso dices —concedió con neutralidad—. Solo una cosa más, Nik. Te vi afuera de la cafetería, la miras como si fuera una maldita obra de arte.

Sonreí con acidez. Porque odiaba que el tuviera razón.

—¿Ayudaras a Rich este verano? — interrogó mi amigo.

Miré al otro lado de la terraza donde se encontraban papá y Stefanos jugando cartas.

—No, al menos no por ahora. Esta en un tour de negocios en Asia —contesté a mi amigo al otro lado de la línea—. ¿Salimos el sábado?

—¡Al fin! Tu cita de juegos con Olivia Asbourne te tenía de mal humor.

—No debí decirte nada —me quejé.

—Me has dado la razón.

Emití un bufido al no poder responder correctamente.

—Vamos, amigo. Te tiras a un par de chicas por separado o a la vez y prometo que eso hará que te olvides de ella.

—¿Por qué no se me ocurrió antes? —dije sarcástico.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.