…Nik…
Desperté sobresaltado al escuchar mi teléfono sonando, alejando el dulce sueño de una chica de ojos verdes. Leyendo el mensaje, salí de la cama sin molestarme en ponerme zapatos y con cuidado de no ser escuchado, salí de la casa. Subí en la camioneta de Tasio y Philippos.
—¿Que tienen? —pregunté con urgencia.
—Revisaron horas y horas de las cámaras de vigilancia de la calle de los Asbourne, incluida la vigilancia de Mason Cameron. —Los celos se retorcieron en mi pecho—. Los alrededores de la oficina central del banco Asbourne, la agencia y varios estudios de Rowen Rhodes, así como la casa de sus padres y hermana. Buscamos en los lugares que los Asbourne frecuentan, también en el edificio de Elizabeth Lowell y la casa de Cassandra Colton.
—¿Y que encontraron? ¿Algo del ruso?
—No.
Maldije en voz baja apretando la mandíbula.
—Pero hay una mujer, cómplice quizás.
—Investíguenla, recuérdenle a Freddy que nadie puede saber de esto.
Philippos asintió.
—Si es necesario tener que buscar información en persona pasen desapercibidos y no dejen rastro ¿entienden?
—Fuerte y claro —respondió Tasio compartiendo una mirada dudosa con Philippos.
—¿Qué ocurre? —interrogué.
—El tipo Adams apareció en una de las grabaciones —murmuró Philippos—. La noche anterior a que Olivia…
—No me interesa —corté con rudeza.
La ira consumiéndome por dentro.
—Creo que si te interesa —replicó vacilante.
—Philippos —advirtió su compañero.
—Te lo enviaré, tu decides.
—Gracias —declaré con sinceridad—. Por todo.
Ambos asintieron con leves sonrisas.
Pasé quince minutos observando la notificación en mi teléfono ¿quería seguir torturándome? ¿Estaba dispuesto a verla con él imbécil que ella determinó había roto más que su corazón? ¿Quería destruir su preciosa imagen de mi cabeza? La respuesta era sencilla, no. Otra noche sin dormir. Mis ojeras lucirían encantadoras para la fiesta de año nuevo.
….
Mis ojos no podían dejar de seguirla, era adictivo y tortuoso. Bajé la mirada recorriendo el escote en su espalda y su figura bajo la seda. Sentí el conocido tirón en mi entrepierna. Mierda. No podía tener una erección solo por verla. Ella me mintió.
—No creí que vendría —dijo Sophia a mi lado.
Quité mis ojos de Olivia con rapidez. La risita de mi hermana me sacó de quicio.
—¿Qué quieres? —pregunté sin humor.
—Deberías aprovechar y hablar con ella.
Apreté el vaso entre mis manos con más fuerza de la debida.
—Tienes razón —repliqué con fingida realización—. También debería opacar el anunció de Stef y pedirle matrimonio ¿no sería increíble?
—No hay necesidad del sarcasmo, Nik —bufó enfadada.
—Tampoco de tus concejos.
Sophia dejó salir un suspiró de derrota y me dejó solo.
—Querida familia, amigos. —El abuelo Rich hablaba por el micrófono con una copa en su mano.
Mamá hizo señas para que me uniera al resto de la familia.
—Primero que nada, quiero agradecerles su presencia esta noche y decirles que estoy encantado de pasar al siguiente año acompañado de todos ustedes.
Los aplausos y sonidos de júbilo sonaron por todo el salón.
—Pero esta noche es aún más especial y para eso me gustaría cederle la palabra a un hombre que es prácticamente un hijo para mí —expresó con una sonrisa—. Dimitris, si eres tan amable.
Los aplausos regresaron mientras papá caminaba al pequeño escenario y tomaba el micrófono con una sonrisa cariñosa para su suegro.
—Gracias, Rich —dijo papá—. El inicio de un año siempre es el sinónimo de cosas nuevas. Y en esta hermosa velada, a mi familia y a mí nos gustaría compartir con ustedes una dicha nueva. El compromiso de mi hijo Stefanos y la maravillosa Phoebe Evans.
Murmullos de asombro y sonrisas se hicieron presentes junto a otra ronda de aplausos para la pareje frente a mí.
—Stef, aún recuerdo cuando eras un niño que odiaba a las niñas de su clase.
Todos rieron haciendo que mi hermano se pusiera colorado.
—Y aunque extrañó esos años en los que no podía lograr ir a ningún lado sin que tu quisieras seguirme, verte crecer y convertirte en el hombre que eres ahora es el mejor de mis dichas.
Miró a mi hermano con orgullo
—Tus hermanos y tu son lo mejor que he tenido y su amor es lo único que deseó llevarme cuando ya no este.
Sophia rodeó mi brazo y recargó su cabeza en mi hombro. Quería disculparme por el idiota que he sido con ella. Besé su frente de forma cariñosa rodeando los hombros de Christos con mi brazo libre.
Editado: 07.09.2025