Todo lo oculto saldrá a la luz

Capítulo 16

"¿Estoy soñando?"

David Bradley

Tomé el brazo que Peter me ofrecía y me acompañó a la sala donde ya se encontraban las otras damas conversando y planificando alguna actividad para la tarde. Me acerqué a la ventana y vi a David salir por la puerta principal, llevaba ropa de campo y mientras lo veía caminar hacia los establos, Camille se acercó a mí y se detuvo a mirar por en cristal.

—David siempre anda en medio del campo... —me volví hacia ella ante su comentario y asentí.

—Es que en realidad lo del ejército nunca le terminó de convencer.

—Claro que no... solo lo ha hecho sin chistar para agradarle a nuestro padre. Siempre lo ha admirado o no sé... es extraño, pero siempre necesita su aprobación en todo. —la mire extrañada y en cierta manera me sentí culpable de lo que había sucedido la noche anterior.

—No lo sabía...

—No sabes mucho de David porque siempre anda solo... al menos desde que Liam ya no está. —Me quedé prendida de su afirmación, pues ahora que lo decía recordaba que todos los momentos en que lo veía o cruzábamos palabras, de verdad estaba solo.

Camille se apartó ante el llamado de Eve, que conversaba animadamente con un grupo de señoritas, yo me detuve un rato más en la ventana, contemplando la fuente y pensando en qué instante y en qué lugar podría detenerme a leer esas cartas que dormían en mi bota.

El resto del día fue de lo más aburrido, juegos de cartas en la sala, charlas de té, bocadillos, conversaciones sobre vestidos y moda. Subimos a la habitación a cambiarnos y noté a Eve sonriente y feliz.

—¿Sucede algo? —me miró a través del reflejo del espejo y sonrió.

—Hasta ahora no... —su comentario me hizo sonreír y recordar al caballero que me había comentado.

—¿Y como va tu interés romántico?

—Mmm... aún no tengo nada concreto, pero creo que por buen camino.

—¿Vas a decirme quien es? —rio y movió su cabeza en negativa.

—Ahora no puedo... pero luego te cuento. Camille me esta esperando para practicar... hoy cantaré algo y ella tocará el pianoforte.

Evelyn tenía la voz muy hermosa y cantaba a las mil maravillas. Era un placer escucharla entonar alguna nota y más aún si el pianoforte la acompañaba.

La vi cerrar la puerta tras de sí y aproveché para tomar las cartas y leer alguna en el balcón, donde si entraba alguien a la habitación, me daría tiempo a esconderlas.

Las fechas variaban, pero me había esforzado en rebuscar las que coincidieran con los meses anteriores. Revisé una a una y no encontré absolutamente nada que llamara mi atención, y era difícil separar información relevante cuando no sabes a ciencia cierta qué es lo que estás buscando, porque no lo tenía para nada claro.

Cuando terminé de leerlas a todas, el sol se estaba escondiendo y la hora de la cena se acercaba

Cuando terminé de leerlas a todas, el sol se estaba escondiendo y la hora de la cena se acercaba. Miré hacia el horizonte desilusionada por mi fallida búsqueda,  entonces pasé nuevamente sobre a sobre entre mis dedos, y mis ojos se detuvieron, releí algo que llamó mi atención y me hizo incorporar en la silla y fruncir el ceño.

Una de las cartas, no iba dirigida al señor Bradley, sino a mi padre

Una de las cartas, no iba dirigida al señor Bradley, sino a mi padre. Repase y repase mi apellido escrito en la parte superior, tratando de entender que hacia esa misiva allí. La leí y releí, pero no entendía nada, era un listado de números y cosas parecidas a lo que había leído en el mapa que Liam me había enviado. Necesitaba entender eso a como diera lugar.

Separé esa carta del resto y decidí que esa noche me levantaría para dejarlas en su lugar y recoger algunas más. La de mi padre la guarde muy bien y las otras, volví a guardarlas en mi bota.

Bajé las escaleras cuando la cena ya estaba lista, algunos comensales y huéspedes estaban sentados y conversaban animadamente. Peter se apuró a recibirme y acompañarme hasta mi lugar, corrió la silla para mí y se sentó a mi lado. Me esforcé en sonreírle y en que fuera la más dulce, tierna y enamorada sonrisa que podía hacer, pero cuando volví mis ojos hacia los demás, me topé con un par verde que me observaban del otro lado de la mesa. Las llamas del candelabro que estaba delante de los dos, los hacía brillar de manera especial, y aunque sólo fue un instante antes de que corriera su mirada, me parecieron hermosos y dulces. Eran almendrados en su forma, de un verde brilloso e hipnótico. Me detuve a observarlo un segundo más y entonces lo vi sonreír sobre algo que su madre le dijo al oído y por primera vez en toda mi vida admire su sonrisa, pues sus labios se estiraron cual graciosas líneas, dibujando dos hoyuelos en sus mejillas. Ante ese pensamiento tan extraño, baje mi rostro y me concentré en la sopa que me habían servido, mientras fruncía el ceño confundida. Ese beso que me había robado, me había revuelto por completo y con intensidad, pues ahora note que lo observaba distinto, me detenía en sus gestos, buscaba su presencia, deseaba que me hablara; incluso, aquel beso me intrigaba, porque a pesar de las circunstancias en que me lo había dado, cuando su boca se separo de la mía, recuerdo haber visto sus ojos cerrados.




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