Todo lo oculto saldrá a la luz

Capítulo 19

"Sería una oportunidad perfecta para sacar provecho de esa situación y tener algo a mi favor"

Cecily Beaufort

Llegamos a la casa y Peter tomó mi mano y me ayudó a bajar. Levanté la mirada y vi a mi madre y a Eve bajando las escaleras y venir sobre mí corriendo. Me abrazaron y me invadieron unas enormes ganas de llorar, porque nunca me había sentido tan sola y con tanto miedo como en ese bosque.

-Por Dios, Cecily... no imaginas los nervios que hemos pasado...

-¿Estas bien? -preguntó Evelyn luego del regaño de mi madre.

-Sí, muy cansada y con frío.

-Por favor señora Beaufort entremos para que se caliente, se pueda dar un baño y colocarse ropa seca. Esta por completo mojada y si no apuramos va a terminar enfermando. -Oí la voz del señor Bradley, todos asintieron y me ayudaron a llegar a la sala.

Mientras mandaban a los criados a prepararme un baño, me dieron un té caliente y mi madre y mi hermana me ayudaron a subir las escaleras hacia mi habitación. Cuando puse los pies en el primer escalón, me volví hacia todos los que estaban en la sala, que de inmediato se distrajeron hablando sobre la búsqueda, sobre el bosque y sus peligros, lo que podría haberme pasado y muchas cosas más. Peter se aproximó a mí y me detuvo.

-Espero de verdad que te encuentres bien... -asentí y me esforcé en hacer una leve sonrisa. Besó mi mano y antes de volver a subir los escalones, alcé la mirada y vi a David de pie, alejado del resto, con sus brazos cruzados sobre su pecho y mirándome fijamente. Quisiera decir que me mantuve callada, o que lo ignoré, pero mi corazón me traicionó y moví mis labios: GRA-CIAS, y él me sonrió.

Me di un baño caliente, me puse mi ropa de dormir y me acosté. Mi madre me puso malvavisco en mis heridas de las piernas y ungüentos de la botica. Acaricio mi cabello, cerré mis ojos y me dormí profundamente.

Cuando desperté, estaba sola, pero oía voces en el pasillo y luego silencio, entraba algo de luz por el ventanal y me enderecé.

Estaba claramente mejor, tenía mis ojos hinchados, y tal vez era de tanto dormir, porque sentía que había descansado siglos enteros. Me dolían un poco las piernas, corrí las sábanas y me levanté el camisón. Tenía rasguños que ardían un poco, pero todo soportable.

Concentré mi mirada en el cristal del ventanal y traté de pensar en todo lo que había vivido, en las cosas que tenía claras, y en las que no. Estaba segura que a Liam lo habían matado por algo que había descubierto, que tenía que ver con el señor Bradley que era un hombre siniestro y extraño. Todo lo que había descubierto tenía que ver con fragatas y algo marítimo seguramente, pues me había enviado el mapa con aquellas coordenadas para que yo guardara. El señor Bradley tenía al menos una carta de mi padre con más coordenadas geográficas y otros números extraños; Peter ocultaba algo también, que debía tener algo que ver con mi padre, y al venir ese pensamiento a mí, apreté el ceño y me di cuenta que había nombrado a mi padre varias veces en mi mente. Llevé mi mano al pecho y apreté mi corazón deseando que él no tuviera nada que ver con lo que había pasado a Liam, porque eso me sonó macabro y espantoso, pero a las pruebas me remitía, y traté de despejar esa idea y no apresurarme.

David... ese si era un caso difícil. Yo misma había oído al señor Bradley y al otro hombre hablar de que él había interrogado a mi hermano por una supuesta carta un tanto comprometedora que de seguro era para mí... y ahora me estaba enamorando de él a raíz de un beso robado. ¿Qué clase de mujer se enamora por un beso fugaz y robado como aquel? Blanqueé mis ojos por lo tonta de mi actitud. Traté de convencerme que estaba alborotada por esa situación del beso y que por aquello confundía sentimientos que no eran, traté de convencerme que debía no pensar en él, que también tenía secretos extraños, pues yo misma lo había visto con esa mujer tan bonita, en una casa en medio de la nada, a la que visitaba casi todos los días y a la que sí le sonreía, le tomaba la mano, le abrazaba.... «Por Dios... ¡estoy celosa!» darme cuenta de eso me alteró... Tenía claro también que David sabía que su padre era peligroso, pues me había protegido de él, eso denotaba que conocía sus alcances, eso lo convertía en cómplice directo.

Unas voces en el pasillo me sacaron de mis cavilaciones y traté de escuchar un poco más.

-No... no se puede... sería muy impropio... Cecily es una señorita, y no puede un hombre estar en su cuarto bajo ningún punto de vista... -Era la voz de mi madre, con sus discursos de cómo ser la señorita perfecta, y qué cosas puede o no puede hacer una mujer decente. Obviamente, blanqueé mis ojos y me detuve mirando la puerta que se abrió de repente mientras mi madre continuaba negándose, pero entonces, entre su brazo y la puerta, vi el rostro de David que se puso de puntillas para verme, y sus ojos se encontraron con los míos a la distancia. Los detuvo allí pegados a los míos y me sonrió, repliqué el gesto, la puerta se cerró y terminé encontrando la mirada extraña de mi madre.

-Al fin despiertas Cecily... has dormido un siglo completo.

-Madre... ¿Qué hora es?

-Es casi la hora de la cena... -abrí mis ojos sorprendida.

-¿Dormí un día entero?

-No... anoche te encontraron de madrugada... hasta que te curamos los raspones, te diste el baño y te pudiste acostar, la hora avanzó, pero digamos que sí... dormiste bastante...




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