Todo lo oculto saldrá a la luz

Capítulo 23

"No vayas aceptar su propuesta por favor... no lo hagas..."

David Bradley

—¿Qué necesita decirte?

—¿Qué? ¿De qué? —le contesté haciéndome la distraída y volviendo mis ojos al mapa. El se acercó despacio, pero antes, cerró la puerta. —No cierres David, si mi madre nos ve encerrados aquí, va obligarte a casar conmigo —dije bromeando.

—¿Y qué? —lo miré y noté que no reía. Mi corazón se me salía del pecho cuando vi que se apoyaba en la pared y me observaba detenidamente. Hice una mueca fastidiosa y me concentré en algo que no sea sus ojos y sus brazos que se veían tan fuertes y seguros. —¿Qué quería decirte Peter? —insistió.

—Que no lo sé... No me lo dijo porque interrumpiste... No sé qué esperas que te diga...

—Cecily... —Llevó sus manos a su cabello y a su rostro y las pasó por allí como fastidiado y desesperado. Yo lo miré esperando descifrarlo. —No lo hagas por favor...

—¿Qué cosa? Dime ya y deja tanto misterio.

Lo vi hacer dos zancadas importantes y en un segundo lo tenía sentado frente a mí, tomando mis manos, las dos juntas entre las suyas, apretándolas y acariciándolas, mientras sus ojos acariciaban los míos y casi suplicaban.

—No vayas aceptar su propuesta por favor... no lo hagas... —tragué nerviosa y por completo confundida. Sentí que sus palabras eran sinceras y que de verdad me lo pedía.

—No me ha pedido nada...

—Tal vez no, pero estoy seguro que lo hará, y sabes a qué propuesta me refiero, eres muy inteligente.

—Y en el caso, ¿por qué no he de aceptar? —desafié no sé qué cosa, porque desde el instante en que había entrado en la biblioteca que deseaba abrazarlo y que me abrazara.

—Lo quieres ¿verdad?... siempre lo has querido. —bajé la mirada, porque no podía mentirle a la cara, ni tampoco podía decirle la verdad.

—Lo necesito... —Era lo más sincero que podía decirle. Soltó mis manos y alguien golpeó la puerta. Se puso de pie fastidioso y se acercó a la ventana mientras volvían a golpear.

—Adelante.

—Señor David, su padre lo espera en el despacho. —David golpeó el piso con su bota fastidiado mientras se incorporaba, el criado hacía la reverencia y se apartaba. Se volvió sobre sus pies y se fue.

Me quedé sola en ese lugar, rodeada de números que no tenía idea qué querían decirme, con el plan A a punto de cumplirse, y el plan que nunca quise, deseé o imaginé, arruinándolo todo. Yo no había querido fijarme en David, no había querido que me besara ni mucho menos enamorarme. Todo había sido una jugarreta cruel que no había calculado pero que me estaba haciendo mucho mal.

David me estaba pidiendo que no aceptara la propuesta de Peter que era la vía más rápida a descubrir algo más, aunque era también la vía más directa a mi perdición, pues arruinaría mi vida. Definitivamente ya no lo amaba, estaba segura que tenía que ver también con Liam, pero a pesar de que mi corazón me estaba traicionando, David estaba más implicado aún que Peter, y eso era algo que no podía olvidar.

Sequé mis lágrimas con mi mano y traté de concentrarme en los dos puntos que me faltaba marcar en el mapa y seguir adelante con mi cometido.

Cuando terminé, habían llamado para la comida, miré el mapa y terminé anotando en mi papel cada lugar. Leí: Mar del Norte, Mar Báltico, Mar Báltico nuevamente y Mar Mediterráneo, muy cerca de Gibraltar.

Acomodé el mapa en su sitio y guardé los libros en el lugar, subí las escaleras para cambiarme y cuando llegue a mi habitación, me acerque al vestidor, tomé la bota donde había guardado las cartas nuevas y dejé allí mis anotaciones. Algo llamó mi atención, lo tomé y era un pequeño mapa, como el de Liam, muy similar, y en él había rutas marítimas, nombres de ciudades y lugares en el continente, Goteborg en Suecia, Gibraltar, Malta, Ámsterdam, y otras más, pero me llamó la atención que varias de esas rutas pasaban por el Báltico, por el Mediterráneo y por el Mar del Norte. Apreté el ceño, y tuve una necesidad imperiosa de buscar las coordenadas del mapa de Liam y tener todos esos datos juntos.

Guardé ese pequeño mapa junto a la carta de mi padre y al papel que había anotado. Se me fue hasta el apetito concentrada en mis cavilaciones, me senté en mi cama por completo agotada de todo lo que se revolvía en mi cabeza y me convencí que estar casada con Peter era lo mejor, para poder saber más, mucho más.

Durante la cena, estuve muy callada, por mi mente pasaban puntos y rutas, ciudades y la sonrisa de Liam, su abrazo al despedirse y nuestras aventuras nocturnas

Durante la cena, estuve muy callada, por mi mente pasaban puntos y rutas, ciudades y la sonrisa de Liam, su abrazo al despedirse y nuestras aventuras nocturnas. David no apareció a cenar y su madre lo excusó adjudicándole un malestar. Me preocupé por él y deseé verle, pero de inmediato silencié a mi corazón y miré a Peter que estaba a mi lado. Me imagine como su esposa y por primera vez desde que había comenzado con mi plan, la idea me dio ganas de llorar. Estaba enloqueciendo.




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