Todo lo oculto saldrá a la luz

Capítulo 27

"Le dije que lo pensaría"

Cecily Beaufort

Cabalgué a través del campo y entre los árboles del bosque, conocía esos caminos perfectamente, sentí el murmullo del agua cercana y sonreí inevitablemente, era mi lugar, mi espacio y donde sentiría algo de paz, la ansiaba. El murmullo se convirtió en un fuerte sonido a correntada del agua que golpeaba las rocas y hacía los pequeños saltos para luego volverse ancho y más profundo.

Avancé un poco más y allí estaba mi árbol, nuestro árbol. Bajé de la yegua y la aseguré bien para que no se soltara.

Trepé como tantas veces lo había hecho y me senté en la rama donde habíamos estado la última vez.

Lloré mucho, y no era un llanto silencioso y calmo, eran sollozos cargados de presiones, de miedos, de culpas. Luego de un rato de estar allí, cuando sentí el corazón un poco más liviano de tantas angustias, miré hacia mi casa y la idea de ir por ahí al menos un rato, sabiendo que nadie me interrumpiría, pues estaría sola con los empleados, me llenó de ganas, pues podría repasar el mapa y anotar los lugares. Decidí apurarme para que el tiempo me alcanzara y no me regañaran.

Busque a Fancy y me acerqué a ella, solté las riendas y antes de poner un pie en el estribo, David tomó mi mano y me volvió hacia él.

—Me asustaste...

—Sabía que estabas aquí... te conozco tanto... —su voz sonaba distinta, triste, extraña.

—¿Qué le contestaste?

—¿A Peter?

—Sabes que si...

—¿Por qué hoy parece a todo el mundo interesarle mi vida privada?

—Cecily ¿puedes contestarme de una vez y dejar de jugar...?

—Yo no estoy jugando... es que de repente, lo que yo haga parece importarle a todo mundo.

—No sé si a todo el mundo, pero a mí sí.

Lo miré y no sabía cómo seguir, pues me dolía tener que decirle que si bien le dije a Peter que lo pensaría, ya tenía mi respuesta bien segura.

—Le dije que lo pensaría.

—¿Por qué?

—No sé... porque quiero tomarme el tiempo, porque quiero hacerme rogar. —Lo mire fijamente y levanté una ceja, no sé por qué lo hice, me salió así... siempre prefería dar guerra y lastimar a dejar que me lastimen, y temí que David lo hiciera.

—Lo quieres ¿verdad? —Hice silencio, bajé la mirada a mis manos y las moví inquieta. —Siempre lo has querido, y está bien... dile que sí.

Lo vi volverse sobre sus pasos y darme la espalda, lo vi caminar unos metros y debí dejarlo ir, era lo más sensato, era lo más seguro, era lo más conveniente, pero me negué a eso, a perderlo, a que me dejara sola, sus palabras me dolían

Lo vi volverse sobre sus pasos y darme la espalda, lo vi caminar unos metros y debí dejarlo ir, era lo más sensato, era lo más seguro, era lo más conveniente, pero me negué a eso, a perderlo, a que me dejara sola, sus palabras me dolían.

—¡¿Por qué te molesta?! Por Dios David... dímelo ya... has dado tantas vueltas con esta historia que ya me tienes hasta aquí... —señalé mi frente y se volvió hacia mi ofuscado, nervioso, dolido y triste.

—¡Me molesta porque te amo! Te he amado cada día de cada año de mi vida, desde que eras no sé... una niña... he amado tus locuras, tu flequillo alborotado, tus insultos, tus rabietas, tu manera suelta de ver y hacer, amo todo de ti, hasta tu maldito carácter indomable. —se paró mi corazón con sus palabras, estaba enojado y parecía que en lugar de hablarme me gritaba. —He soñado contigo cada noche de cada día y he odiado tus miradas a Peter que siempre, para mí desgracia tuve el dolor de presenciar. Liam me repitió muchas veces que no perdiera las esperanzas, pero te juro que ni eso tenía para perder, es que no tenía nada de ti, ni tu cariño ni tu confianza, mucho menos tu amor... Prefería insultarte, decirte cualquier cosa que me alejara un poco y me dejara respirar, porque si te veía a su lado, eran dos noches sin dormir... ¿tienes idea lo que es amar así? El castigo más grande ha sido verte sonreírle y coquetear con él... por Dios... no tienes ni idea. —dijo todo eso con vehemencia, y con dolor, me había dejado sin palabras y se volvió a poner de espaldas, con sus manos en jarra sobre su cintura y mirando el suelo y el cielo. Yo lloraba, pues su declaración de amor, así gritándome tantas cosas increíbles y bonitas, me parecían lo más hermoso y dulce de mundo. —Insistí porque me dijiste que no cambiara mis sueños, que debía luchar por ellos, y desde esa noche ha sido todo lo que he hecho... sin importarme tus cercanías con él, sus palabras... solo quise luchar por algo, porque me ha tocado ir a la guerra y dar mi vida sin desearlo, que más da entregar todo lo que soy por lo que de verdad amo...

—¡Recuerdas la noche de la borrachera! —No podía creerlo...

—Te dije que no estaba borracho... al menos no lo suficiente para no acordarme, menos si era tu rostro el que tenía en frente y tus ojos los que me miraban.—Tenía ganas de abrazarlo, de decirle cuánto sentía por él. —Y el beso... ese beso que tanto despreciaste y que tanto te asqueó fue lo más hermoso que he vivido Cecily... no me importó que fuese así, porque te juro que no fue con intención, si lo hubiera pensado dos veces, estoy seguro que no te lo hubiera dado; pero me dolió el corazón durante noches enteras al haberlos besado sin tu consentimiento, que no produjera nada en ti y que fuera tanto para mí...




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