Todo lo oculto saldrá a la luz

Extra 1

En la parte superior, dirá quién es el personaje y debajo entre qué lugar de la historia está situado. Gracias! 

Gracias! Los extrañaba y los quiero!!!

Entre capítulos 4-5

Me coloqué el uniforme y acomodé la solapa de la chaqueta, deseaba estar perfecto y que el capitán valorara mi presencia y el aporte que desde mi puesto podía hacer. Extrañaba tanto la casa y mi espacio que me dolía el pecho, pero mi padre siempre decía que el honor y el deber estaban sobre cualquier cosa, y como la posibilidad de volver a casa era remota, al menos de momento, decidí enfocar mis energías en ser el mejor de mi puesto, si ascendía, tal vez podría tener ciertos privilegios, como visitar a mi familia más seguido.

—Beaufort, te solicita el capitán Clarke en la oficina.—Asentí.

De inmediato me coloqué el sombrero y caminé hacia allí.

El sol estaba saliendo y desde allí se veía el muelle y el mar, esa masa viva que se movía al compás del viento recio que esa mañana golpeaba el cuartel. Si Dios lo permitía, pronto debíamos partir en la fragata, yo esperaba que no, puesto que la realidad es que me atemorizaba encontrarme con enemigos y corsarios, ya me había pasado un par de veces en las excursiones anteriores y de verdad creo que nunca se acostumbra uno a eso.

Golpeé dos veces la puerta y esperé que me dieran la orden para entrar.

—Adelante. —Cerré detrás de mí y me encontré con el capitán al que saludé como era debido. —Beaufort, necesito que se presente en el cuartel Hardy y le entregue esto al capitán Aldrich.

—Sí Señor.

Asentí, tomé lo que me entregaba y de inmediato solicité que me prepararan el caballo para ir hasta allí, era un viaje de varias horas y quería regresar antes que se hiciera de noche, contando el descanso del caballo y el propio.

Monté y salí de allí a todo galope. Cuando divisé el cuartel, era media tarde, había demorado más de lo planeado y esperaba que Peter y David usaran sus influencias para que me pudiera quedar allí. Su padre estaba en ese cuartel y aunque tenía buena relación con él, no quería abusar de su buena voluntad, o que pensara que quería sacar alguna ventaja de nuestra amistad.

Me presenté en la entrada, y luego de que constataran quién era y el objetivo de mi viaje, me permitieron pasar, desmonté cerca de la puerta principal, me anuncié con el guardia y al poco tiempo me dejaron ingresar. Golpeé la puerta del capitán y cuando me permitió pasar, le entregué todo el encargo. Un sobre con una nota y varios papeles y mapas, al menos es lo que pude ver desde el otro lado del escritorio y con la tenue luz de la vela.

Firmó los papeles que estaban allí, cerró nuevamente el sobre, le puso su sello de lacre y me lo entregó.

—Capitán Aldrich, disculpe mi atrevimiento, pero debido al viento y al camino, he demorado en el viaje más de lo previsto, ¿sería posible que me permitiera quedar aquí hasta mañana temprano? Soy vecino de los marines Bradley y amigo de la familia del General, puede constatar con ellos. —Lo vi mirarme de manera inquisidora y dudando.

—Está bien. Pídele a alguno de ellos que te muestren donde puedes instalarte.

—Muchas gracias Capitán.

Salí de allí y cubrí mis ojos con el antebrazo, pues el viento había empeorado y la escasa luz no me dejaba ver donde ponía mis pies.

Me presenté en el ingreso y divisé a Peter, que de inmediato se acercó a mí.

—¡Liam! ¿Qué haces aquí?

—He traído un encargue para el capitán Aldrich, pero el viento está terrible y la hora avanzada. Ha dicho que me quede con ustedes.

—Sí, nosotros mañana volvemos allí, si Dios lo permite la fragata partirá en los próximos días, siempre y cuando las condiciones climáticas mejoren un poco, sino asignarán otra. —Asentí mientras caminábamos por el pasillo oscuro. —Puedes quedarte aquí. —me señaló un camastro en una pequeña habitación oscura y fría.

—Gracias hermano... —le agradecí mientras me sentaba en él y miraba a mi alrededor, al menos tendría donde pasar la noche.

—¿Liam? —David aparecía por allí, me puse de pie y se acercó para abrazarme. —¿Cómo has estado? ¿Sabes algo de tu casa? —sonreí.

—No disimulas nada ¿verdad?

—Liam, entre nosotros sabes que no...

—Bueno... los dejo —interrumpió Peter. —Recuerda David que nos esperan en la oficina.

—Enseguida. —Peter asintió y salió de allí mientras David se sentaba a mi lado en el camastro y ponía sus antebrazos sobre sus rodillas sonriendo. —Vamos... cuéntame.

—Pues nada... no hay mucho que contar. En la última carta me dijo que estaba ansiosa por vernos...

—¿Por vernos? ¿de verdad?

—Bueno... no exactamente... dijo que estaba ansiosa por verme en la presentación —vi su sonrisa borrarse despacio. —No te pongas así, ¿qué esperas que diga? "Extraño a David que no deja de insultarme y decirme todas las cosas espantosas que existen" Por Dios David, madura porque así dudo que Ceci alguna vez se fije en ti.




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