Un desprendimiento doloroso

Al final creo que pude soportarlo, sabes fue ese tipo de desprendimiento doloroso en el que te empiezas a separar de algo tan lentamente que es una agonía, tan lento que sientes como se separa milímetro a milímetro de tu piel. Pero para cuando has terminado el peor dolor ya ha pasado y cuando está completamente lejos de ti hasta sientes alivio, paz de que ese insoportable dolor haya terminado, y aunque te queda esa sensación de ardor en la piel, en el alma no es nada comparado con el proceso de estar o no estar. Y te sientes mejor, terminas por entender que las cosas tienen un sentido y si dolió tanto fue porque permitiste que penetrara profundo en ti. Lo malo de esto son las cicatrices que deja, eso es lo único malo de este tipo de desprendimiento, el alma se vuelve callosa, deja su dulzura y vulnerabilidad por callos cada vez más gruesos que terminan ensombreciendo el aura, el espíritu. Pero son necesarios para aprender, no para dejar de sentir sino para conocer entre un amor real y lo que podía resultar en un desprendimiento doloroso