-Gracias por traerme- dije tras girarme para verlo-
-No es un problema para mí- me sonrió-
-Té dejó que te vayas antes de que empiece a llover, si no me preocuparé- desabroche mi cinturón-
-Oh, te preocupas por mi bombón- me vio con burla- Me conmueves-
-No alucines, me preocupo porque puede empezar a llover y puedes tener un accidente- dije- solo eso-
-Igual es preocuparse por mi-
Suspiré y decidí no decir nada más. Abrí la puerta del coche y nada más salir pequeñas gotas me dieron la bienvenida junto al viento que azotó mi pelo.
-Ya nos veremos pronto Kaufmann-
-Descansa bombón-
Le sonreí antes de cerrar la puerta y caminar rápido hasta el edificio.
Subí las escaleras en silencio hasta llegar al pasillo h poder entrar a mi cuarto que por suerte hoy no estaría Mía. No era que me cayera mal, al contrario, solo que me gusta tener mis momentos sola como antes, y poder hacer lo que quiera en el cuarto sin preocuparme por haber sido vista.
Cerré la puerta y me acerqué a la ventana para poder cerrarla.
-¿Pero que...-
Mis palabras fueron interrumpidas por el sonido de la puerta, cosa que me hizo fruncir más el ceño.
-Dario, que haces aquí?-
-Eh pensado que te vendría bien una buena compañía- sonrío-
-Tienes que volver a casa, tu familia se va a preocupar-
-Ya he avisado, además si me voy tú te preocuparas por qué me pase algo y yo por que estes sola-
-Anda pasa- dije rendida-
El paso sin rechistar y cerré la puerta detrás de mi.
-Puedes dejar la chaqueta en aquel armario- señalé-
Dejo la chaqueta donde le dije mientras yo me sentaba en la silla mientras lo veía. Me tome unos segundos a detallarlo y respecto a sus hermanos pequeños él tenía los rizos más notorios, pero Darek tenía más volumen de pelo y Dante lo tenía entre medio de los dos.
-Sabes, creí que tendrías la habitación más desordenada- se giró para verme-
-No soy una persona a la que le gusta tenerlo todo de cualquier manera-
-Ya pero al compartir cuarto- se encogió de hombros con las manos en los bolsillos delanteros- supuse que no estaría tan bien-
-Bueno, eso es lo que pasa cuando consigues caerle bien a tu compañera en poco tiempo- sonrió de lado- ¿Cuando te vas a ir?-
-No llevo ni diez minutos, y ya me estás echando?- me vio con burla-
Yo en cambio abrí los ojos en grande.
-¡No!- dije enseguida- En ningún momento quise decir que no quería que te quedarás aquí, es decir que estuvieras aquí- hablé rápido-
Él de manera lenta pero decidida se había acercado hasta separar con sus piernas las mías y posar la palma de su mano en mi mejilla, acariciando con el pulgar.
-¿Quieres que me quede?- dije con una voz que me pareció muy suave-
-N-no lo sé- lo mire apenada- ,te he perdonado pero aún así todas esas palabras siguen rondando por mi cabeza cada vez que me miras- dije sincera-
Solamente asintió- Déjame cambiar la perspectiva que te haya dado de mí-
-¿Como?-
Temía su propuesta, pero ya había preguntado y no había marcha atrás.
Su sonrisa se ensanchó.- Quiero dormir contigo, sin hacer nada- me vio a los ojos- Solo dormir- dijo antes de sentarse en mi cama-
-Creí que...- me aclaré la garganta levantándome del sitio- Olvídalo-
-¿Que pasa bombón?- me vio con burla- ¿Creías que te pediría otra cosa?-
-No, para nada- dije seria-
-Hay hay hay- negó con la cabeza- esa cabecita tuya... a saber que tenias en mente-
-Cállate Dario-
Lo fui a empujar pero su mano se enrollo en mis muñecas.
Frunció el ceño- ¿Me ibas a empujar?- negué con la cabeza- Mentirosa-
-No soy una mentirosa- ahora fui yo quien frunció el ceño-
-Claro que lo eres, me estás negando lo más obvio- dijo divertido-
Yo simplemente me limité a rodar los ojos y a la fuerza tire de mis brazos para que me soltará, para dirigirme al armario.
-Voy a ir un segundo al baño a cambiarme- dije yendo a la puerta- No habrás a nadie-
-Si mami-
Rodé los ojos y salí sin hacer mucho ruido. Caminé de puntillas hasta el baño y me metí en una de las duchas con las bambas. Me cambié de manera rápida para luego salir y peinarme el pelo con los dedos después de sacarme la coleta.
-Jane, te buscaba-
Nada más salir me encontré con Izan quien lucia muy bien vestido haciendo que mi ceño por segundos se frunciera.
-Tranquila, no hemos quedado- eso me tranquilizó- Quería avisarte de que está noche salgo con ella y por si podrías darme algo de dinero- me sonrió inocente- Llevo pero no se si el suficiente, sabes que te lo devolveré-
-Cierto espera, creo que en el pantalón- busqué en los bolsillos del pantalón que llevaba- Espera miraré en el cuarto-
Caminé a mi cuarto y con cuidado abrí la puerta, pero no sirvió de mucho gracias a la manaza de mi amigo que abrió la puerta al completo haciendo que enseguida me volviera un fantasma. Deje la ropa en la cama y busqué entre mis cajones.
-Toma- le entendí un par de billetes-
-Gracias, eres mi salvación- dijo guardándolo en su cartera-
Pasé de manera rápida mi vista en la habitación y pude ver el armario ligeramente abierto y yo recordaba haberlo cerrado. No me lo creo.
La risa me atacaba por dentro.
-Bueno deséame suerte-
-No la necesitas, veras que te va genial-
Nos despedimos y cerré la puerta para dirigirme rápido hacía el armario riendo pero esta se agotó.
-Suelta eso- le arrebate de las manos rápido para guardarlo-, y sal de ahí anda-
-Te quejarás que lo he hecho por ti- dijo intentando salir-
-Pues si, la verdad si me quejó-
A mis espaldas se escuchó un quejido antes de que un golpe que me hizo girar a verlo en el suelo.
-Deja de reírte y ven a ayudarme-
Negué con la cabeza riendo mientras me acercaba a él y estiraba mis dos brazos para que pudiera cogerse de mi, aunque seguro me caería.