-Disculpe, como a dicho?-
-Jane Fiore, cierto?- asentí confusa- Tú padre es Francesco Fiore-
Lo único que mi cuerpo supone generar en ese momento fue la saliva.
¿Como narices había llegado a saberlo?
-¿C... como sabes usted que...?-
-No se me escapa ni una sola noticia importante y menos si es un caso del que todos los abogados tuvimos presente en su momento- dijo viéndome a los ojos- de todos los casos nunca se me han olvidado los nombres y apellidos más importantes-
Me había dejado sin palabras, eso no era ninguna sorpresa.
-Beatrice también lo sabe-
-Yo... n-no se que decir -dije sincera-
Suspiró- Jane, no quiero que pienses que te he reunido para preguntaré sobre él- aclaró-
-¿Entonces porque me lo dice?-
-¿Sabes que a salido de la cárcel?-
Me removí en mi asiento recostando mi espalda en esté- Si-
-Necesito asegurarme de que no tienes ninguna clase de contacto con él-
-¿Porque le preocupa eso?-
-Está información saldrá pronto en los medios de comunicación, con suerte tardan más de lo que podemos pensar-
-No entiendo donde quiere llegar-
-Mis hijos aún no se han dado cuenta de quien más lleva tu apellido-
-¿Sabes sobre el caso?- asintió- si quiere que me aleje de sus hijos lo voy a entender-
Su gestó se volvió confuso- No, en lo absoluto-
-Entonces, que...-
La puerta se abrió, dejando a medios mi pregunta.
-Chicos- dijo la señora Kaufmann- bajar ya por favor, no querréis que sospechen-
-Tienes razón- su marido se levantó y copie su gesto- más tarde después de la cena podemos seguir o podemos ir a mi despacho, si es que así lo prefieres-
-Después de cenar está bien- dije-
Él asintió y dejó que saliera yo primero junto Beatrice. Me mantuve en silencio, a pesar de que supiera la verdad, concentrada en bajar las escaleras y llegar a la mesa.
-Por fin, mamá ya había puesto la comida y se enfriara-
-Dario, debes ser más paciente- reprochó su madre-
-Bueno, pero...podemos comer ya, no?-
-Si, vaya a ser que le salgan patas a la comida y se vaya corriendo-
-Si se trata de Dario quien no- dijo Darek-
-Darek, no seas así con tu hermano- riñó su padre- y menos con una invitada en casa-
-Esto...- aclaré mi garganta- ¿dónde me siento?-
-Aquí mismo Jane-
Me dirigí al lado de Carlo y Massimo, quedando en el medio de estos dos.
En cuando me senté empezamos a comer en silencio, donde solo se abría la boca para pedir el agua hasta que Beatrice habló.
-Chicos, porque estáis tan callados?-
-Mamá, estamos como siempre- dijo Dante-
-No lo creo, el único que está más normal es Darío que come como si le fuéramos a robar la comida- intervino su padre-
-No queremos incomodar a Jane- aclaró Enzo- eso es todo-
-No me incomodáis chicos- dije en un tono de voz ligeramente alto- no quiero que os reprimáis por mi, estáis en vuestra casa-
-En ese caso...- Brenda miró a sus padres- ¿sabéis que la profesora de cálculo es una desgraciada?-
-¡Brenda!- le reprochó su madre- ¿porque dices eso?-
-A parte de porque Dario me lo dijo,- su madre echó una mala mirada al nombrado que seguía comiendo tan feliz- me a echado de clase por algo que ni si quiera eh hecho-
-¿Has intentado hablar con ella? Porque, por esa razón no significa que sea eso- la pequeña negó- pruébalo, a lo mejor lo entiende-
-Oh a lo mejor pasa de ella- su madre volvió a echarle la mala mirada- ¿qué? Esa mujer nos tiene manía a todos nosotros-
-Eso no es verdad- aclaró su padre pinchando su comida- a tus hermanos no les tenía manía-
-En realidad- interrumpió Enzo haciendo que lo miráramos- esa mujer le tiene manía a todo el mundo que se le pasa por delante o está en su alrededor tan solo diez minutos-
-No es una excusa para llamarla así- contestó-
-Lo siento- se disculpo y siguió comiendo-
-Mamá, papá- los dos vieron a Alex- he decidido que cuando sea mayor voy a entrar en el equipo de fútbol-
-¿Y por qué esa repentina decisión?-
Pareció que Alex iba a responder pero su melliza se adelantó.
-Porque quiere impresionar a una chica- dijo con burla-
-¡Bea!- se quejó-
-A ver a ver, nada de gritar en la mesa- puso paz su madre- no pasa nada por qué te guste una chica Alex-
-Me había dicho que no lo contaría- refunfuñó-
-Iban a enterarse de todas formas- se encogió de hombros-
-¿Tú qué opinas de todo esto Jane?-
Cada uno de ellos fijo su mirada en mi, que estaba concentrada en la comida en mi plato.
Tragué lo más rápido posible- Mhm, yo- me aclaré la garganta- yo creo que no deberías hacer algo por alguien o cambiar tu forma de ser- miré a Alex, que este me miraba a mi- si esa chica te quiere será por lo que haces, tú talento y como eres-
-Bueno respuesta- completó su padre-
Sonreí de lado y seguí comiendo. El resto de la cena fue bastante entretenida escuchando las anécdotas de cada uno en la escuela, facultad y el trabajo.
Una vez terminamos de cenar entre todos ayudamos a recoger la mesa hasta que solo quedaron los vasos y el agua. Beatrice sacó el pastel que compré y lo cortó en varios trozos mientras yo cogía varios platos pequeños y tenedores para todos.
-Y, de que es este postre?-
-La mujer me dijo que llevaba caramelo, chocolate y pequeños trozos de almendras- respondí a Enzo-
Beatrice con un cuchillo empezó a cortar el pastel en varias porciones para poder repartirlo entre todos.
-¿Este trozo te va bien?-
-Sí, está bien- dije yo acercándole mi plato-
-Mhm, este pastel está riquísimo- habló Dario con la boca llena, o al menos lo intentó-
-Joder que asco- se quejó Iker con mala cara-
-Iker, esa boca- reprendió su madre-
-Mamá, los mellizos ya son mayores- dijo Enzo- saben de la existencia de las palabrotas en este mundo-
-Ese no es un motivo para ir soltándolas, mientras estéis en mi casa diréis y haréis lo que os digamos yo y vuestro padre-