Capitulo 20

Nunca había sudado tanto en tan poco tiempo. No tenía ni idea de cómo no se me había caído el pequeño proyecto por los suelos. Cada vez que alguien entraba por la puerta tardaba cinco minutos en salir, durante el rato que abrían la puerta para salir lo único que escuchaba eran maldiciones, eso hacía que mis nervios me llevaran a tener varios sustos al mínimo segundo.

Para mí suerte no tuve que estar más de un minuto ahí dentro y con las únicas palabras que me dirigió, un simple espera fuera, por lo que salí escopeteada de esa clase. Mientras veía al profesor escribir a punta pala en ese papel. Incluso al querer abrir la puerta mi mano resbaló de la manilla por lo que a toda prisa tuve que abrirla con la otra mano.

Muchos se lo habían currado y era notorio, eso era algo preocupante.

Retorcía mis manos en la entrada de la puerta a la espera de que el professor saliera a decirnos uno por uno la nota, pero no salió para eso. Salió para literalmente echarnos de la facultad, sin exagerar.

Y aquí me encontraba yo, corriendo hacia la escuela de Brenda y Alex por un mensaje de Carlo. Al parecer se pensó lo que le comenté ayer por lo que es un buen punto. Con suerte había llegado con tiempo de sobras, por lo que pude recuperar el aliento.

Y aquí se venían los problemas. Aquí ningún profesor me conocía y si Carlo no había avisado sería complicado que me los llevara.

En cuanto vi que abrían la puerta me fui acercando, intentando verlos. Pareció que Brenda a pesar de ser más bajita que yo había logrado localizarme más rápido que yo a ellos, avisando así a su hermano.

-Alto ahí chicos, dónde vais?- dijo una de las mujeres que estaba ahí- Todavía no han llegado vuestros hermanos-

-Pero a llegado Jane- contestó Alex-

-Amm -aclaré mi garganta- Sí, los he venido a buscar-

-¿Y tú quien eres? -cogió a los mellizos de los brazos- Nunca te he visto, los Kaufmann no me dijeron que habían contratado a una niñera-

Eso hizo que al segundo mi ceja se elevara.

-No es nuestra niñera, es la novia de Massimo- habló Brenda-

Vi que la mujer se lo pensaba unos segundos- Más vale que sea verdad- dijo ella soltandolos- Llamaré a sus padres- está vez habló viendome- Hasta mañana niños-

Cada uno me cogió de la mano enseguida, y empezamos a caminar hacía su casa mientras me contaban todo lo que habían estrado haciendo, deberes, examenes, proyectos...

-Jane, Dario se a vuelto a olvidar de mi?-

-Dirás que de nosotros, hoy también dijo que vendría a por los dos- la miró a ella y luego a mi- pero se a olvidado, a que si?-

-La verdad, no lo sé -hablé con sinceridad- Carlo solo me dijo que tenía que pasar a buscaros y nada más-

-Entonces esta vez si que no a podido -murmuro Brenda para sí misma aunque Alex y yo la escucháramos-

Durante el camino hacia su casa, no saqué el tema de la mentira que habían dado a esa mujer en la puerta de salida, conforme yo salía con Massimo. No me apetecía ponerme nerviosa delante de ellos, hablando de ello.

Unos veinte minutos más tarde llegamos a su casa y los acompañé hasta la puerta.

Estoy por llamar al timbre hasta que veo a Alex sacar de su mochila un conjunto de llaves, por lo que me detengo.

Debería haberlo supuesto.

-Bueno chicos, yo me espero a que entréis y me iré-

-¡No!- lloriqueó Brenda- Quédate un rato con nosotros-

-Me encantaría pero no quiero molestar a vuestros padres-

-No los molestas Jane, te lo prometo- dijo con un puchero-

-Te lo prometemos- corrigió su hermano-

-Cinco minutos, máximo veinte- dije intentando parecer seria-

-Bien- dijo Brenda dando un brinco y cogió mi mano para llevarme dentro-

A quien iba a engañar. Con los hermanos Kaufmann por mucho que diga cinco minutos, nunca se cumple.

Suspiré a mis adentros de solo pensar lo complicado que será alejarme de ellos, más aún que he prometido ir a buscar al pequeño para cuando no puedan.

-¡Mamá! ¡Papá!- gritó a todo pulmón Brenda-¡Ya hemos llegado!-

-¡En la cocina!- se escuchó de cerca-

Caminamos los tres hacia la cocina, en la que cada vez se acercaba el olor a gallegas recién hechas.

-Hola mis renacuajos- dijo Beatrice- Dario se a acordado de ir a recogeros la final-

-En realidad - dije de manera tímida- Carlo me pidió que fuera yo-

-Oh Jane -se acercó a darme dos besos- Siento mucho que hayas tenido que ir a por ellos, debería haber ido su hermano-

-No te preocupes, no es una molestia para mi- dije yo esta vez sonriéndole-

-No no, chicos -se giró hacia ellos un segundo- Ya sabéis las normas-

Salieron disparados de la cocina sin decir nada cogiendo las cosas, yendo a saber donde.

-Acaban de salir quiero mantenerlas al menos hasta que tú puedas probar una -se acercó a mi con una galleta en mano- Toma, espero que te gusten sin chocolate-

-Muchas gracias - dije cogiéndola- Las prefiero sin chocolate la verdad-

Mientras ponía las demás galleta en un plato, le di un mordisco a la mía.

-Mhm, es canela lo que lleva?-

-Si señora- dijo con una sonrisa- Te pondré unas cuantas en un taper para que te las lleves-

-No hace falta Beatrice, con una me es suficiente de verdad-

-No es molestia Jane, además -dijo buscando entre los armarios lo que creo que es el taper- Si no lo hago, a saber cuando las vuelves a probar, estos hijos míos solo hacen que comer-

Reí por lo último. -Esta bien, pero no me pongas muchas- pedí-

-No prometo nada- dijo con el taper en mano- Algunos de los chicos están en el cuarto de juegos, ya sabes dónde está-

Mi sonrisa disminuyó al escucharla. -Sabes que estuve...-

-Fue lo primero que me dijeron los mellizos en la cena- dijo con una sonrisa divertida- No te preocupes-

Le sonreí -Gracias-

Salí de aquella cocina donde se concentraba ese riquísimo olor, mientras caminaba felizmente mientras me comía el último trozo de galleta. A medida que me acercaba a la sala de juegos, escuchaba bastante ruido por lo que supuse que ya estarían la mayoría de ellos por ahí.