Como había sido de esperar Dario no se presentó a la hora de cenar, y mentiría si dijera que el ambiente era ciertamente incómodo.
Iker no había exagerado al decir que Beatrice haría un banquete, de todas formas la comida había desaparecido en la barriga de los hermanos Kaufmann.
-Carla me a llamado- soltó de sopetón Beatrice haciendo que todos los demás soltaran maldiciones-
-¿Que a pasado esta vez?- preguntó el mayor con tono aburrido-
-Que tu supuesta novia había ido a recoger a los niños,- me miró- quería saber si era cierto-
Tragué saliva sonoramente.- Juro que no dije nada, yo solo le dije que me habían pedido que los fuera a buscar, nada más-
Fue en ese entonces que los dos pequeños sentados a mis costados fueron levantándose de manera lenta, dispuestos a irse.
-Quietos- escuché un suspiro de cada uno y se volvieron a sentar- ¿Por qué la habéis puesto en esa posición?-
-Por que no quería que nos fuéramos con ella- dijo Brenda- Esa bruja se pensó que nos iba a secuestrar-
-Brenda- hablo en tono de aviso a su hija- ¿Y tú?- se dirigió a su hijo- ¿Que tienes que decir?-
-En mi defensa- empezó- Yo solo di la idea, ella- señaló a su melliza- Lo soltó sin más, así que las culpas a ella-
-Gracias- dijo está de mala gana- Vamos, no a sido para tanto, era para que nos dejara en paz-
-Niños- la voz de Caleb se hizo presente- No debisteis ni pensarlo ni decirlo, y ya hemos hablado sobre echar las culpas a los demás, los dos habéis estado de acuerdo con ello, por lo que hay que cargar la culpa por ambas partes-
-Amm, no creo que sea necesario que se les ponga un castigo- interrumpí yo- Solo a sido una pequeña estrategia para poder librarnos y que los pudiera traer, si no hubieran hecho nada seguro que aún seguiríamos ahí-
-Exacto- dijeron los dos a la vez una vez termine de hablar-
-Bueno, pero de todas formas habían otras soluciones -dijo mi tío cosa que me dejó un poco.... anonada-
-Dejando de un lado el tema... -intervino Carlo que fue interrumpido por el sonido de la puerta principal-
Aquí todos sabemos quien acababa de entrar, y la cuestión era como y con que pintas lo había hecho. Mentiría si dijera que había estado cenando con tranquilidad.
Mi cabeza no para de pensar los mil escenarios en los que se encontraría.
Por algún tipo de instinto, quise girarme y ver cómo estaba pero reprimí aquel gesto, por alguna razón.
-Dario, dónde estabas?- preguntó su madre- Sabes que no me gusta que te vayas así como así de casa, mucho menos de noche sin avisar-
-Solo he ido a tomar el aire- dije dejándose caer en la silla delante de mi-
-¿A tomar el aire hasta ahora?-
Él suspiró como si le cansara que le preguntaran.
-Si mamá-
-Al menos cena algo- dijo ella levantándose-
-No tengo hambre-
-Tienes que comer de todas formas- insistió ella- No a sobrado comida pero te haré algo-
Sin dejar que su hijo reprochara algo camino a paso decidido a la cocina, mientras nosotros nos manteníamos en absoluto silencio.
-Se puede saber por qué te comportas de esta forma?- si padre que llevaba tiempo sin decir una palabra se había decidido por hacerlo-
-No me comporto de ninguna forma- dijo con gesto despreocupado- Soy así-
-Mañana cuando dejes de comportarte como lo haces, hablaremos-
Caleb se levantó de su sitio y se dirigió a mi tío.
-Subamos arriba- él asintió poniéndose de pie-
-Jane, estate atenta al teléfono para cualquier cosa- asentí, para que después se fuera detrás de Caleb-
Nosotros al contrario que ellos nos quedamos en absoluto silencio, mientras los mellizos hablaban entre medio de mi sobre algo que no entendía.
Al cabo de unos cinco minutos apareció de nuevo, ahora con un plato lleno de comida con un vaso, lleno de alguna bebida.
-Niños, llevar los platos a la cocina- dijo dirigiéndose a los mellizos- Los demás a hacer deberes o lo que sea, quiero hablar con vuestro hermano-
A mi no me lo había pedido pero aún así seguí la acción de los demás mientras sentía la mirada de Dario sobre mi. Seguí a los hermanos al cuarto de juegos en silencio como los demás, hasta que cerramos la puerta.
-Espero que mamá se tome la charla con calma-
Miré a Dante que se sentaba en el sofá.
-¿Y por qué no debería?- pregunté todo- Es decir, supongo que no es la primera vez que se va unas horas sin decir nada- empecé- No tendría que ser dura con él-
-Pues si lo es, mejor- dijo Carlo apoyado en la pared con Massimo- Ya es hora de que asuma las consecuencias de lo que hace, y de cómo se comporta-
-Pues yo considero que eso es peor, tendrá más razones para enfadarse- me dirigí a él- Y más veces lo hará, y si queréis evitarlo no es una buena idea-
-Dario no sabe comportarse como una persona decente de su edad- habló de manera dura- Cuando eres mayor tienes que aceptar las broncas que te caigan por no hacer las cosas como son, no irte el tiempo que sea y luego volver, eso es de críos-
-No se comportaría así si vosotros no lo tratarais como tal- di unos pasos hacia él- Si seguís con el papel de hermanos mayores, recordándole cada dos por tres que no tiene nada de derecho en hacer lo que él quiera, en vez de poneros a hablar con tranquilidad y tener un mínimo de empatía-
-Si él tuviera un que sea un mínimo de eso hacia sus hermanos pequeños, nosotros la tendríamos con él, pero como no es el caso- se encogió de hombros inclinándose hacia mí- No intentes protegerle-
-No intento protegerme- dije con rabia- Solo intento que entendáis su parte o lo intentéis, por qué solo juzgáis lo que sale por su boca o sus acciones, ni si quiera os paráis a pensar en lo que pasa por su mente-
-¿Si tanto te preocupa por qué no hablas tú con él?-
-Seguro que si lo hiciera me haría un millón de veces más caso del que os hace a vosotros-
Discutir con Carlo era algo como intentar ponerle pegamento por quinta vez a una pieza que nunca se pega, y que está llena de pegamento seco. Carlo y yo somos como el pegamento y la pieza.