Prólogo

Estaba tratando de recuperarme del golpe que me había dado, apenas me levanté me sentí tan mareada que casi me vuelvo a caer.
Mire a mi alrededor, todos parecían no percatarse de lo que había sucedido, están peleando con todo lo que tenían. 
Mi cabeza daba vueltas y mi vista se estaba poniendo negra, sentí que me iba a volver a desmayar hasta que escuche su grito. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo al saber de quien provenía, gire para todas direcciones buscando con la mirada a  aquella persona.

-Nooo.-Grité inútilmente ya que nadie me escuchaba por el ruido que había.

Corrí y corrí pero parecía que iba a cámara lenta, mi corazón se estrujaba ante aquella imagen tan desgarradora.

- Por favor.-Mis lágrimas comenzaron a caer cuando por fin llegue hasta donde se encontraba.

Sentí como alguien me tiro del pelo bruscamente haciendo que me levantará y soltara un grito que se volvió ahogado cuando sentí como un metal cortante se introducía en mi.
Con todas las fuerzas que tenía agarre mi arma y le dispare en la cabeza.
No me di cuenta que esta conteniendo la respiración cuando tome una bocanada de aire para luego retirar el cuchillo que se encontraba en mi abdomen, arrepintiendome al instante cuando un dolor horrible me invadió, pero yo solo podía pensar en la persona que se encontraba tirada a un costado. Me agache rápidamente para quedar a su lado.

- Por favor.-Mis lágrimas salían sin control.-Mirame, no cierres los ojos.

Apoye una de mis manos en su herida tratando de que la sangre deje de salir pero era imposible.

-Mirame, por favor mirame.-Suplique casi en un susurro mientras levantaba su cabeza y la apoyaba en mis piernas.-Va a estar todo bien, vas a estar bien.

-Te qui..... quiero.-Su voz sonó tan débil.

- No me hagas esto por favor, no te vayas.-Le bese la frente y me acerqué a su oido.-vas a estar bien, aguanta un poco más.

Su cara estaba pálida y por su mejilla caía una pequeña gota de sangre que había salido de su boca y en ese momento me quedé completamente helada. Sus ojos se quedaron fijos, como si mirara algo aunque supe que en realidad no miraban nada.

Y precisamente en ese momento, mi mundo se derrumbó.