Todo por Amor

Puedo perdonar, pero no olvidar

Al mirarlo a los ojos pude reconocerlo inmediatamente, todos aquellos recuerdo que trate de sellarlos en lo más profundo de mi corazón, aquellos recuerdos que hace mucho tiempo condene al olvido, su nombre, su sonrisa, todos aquellos momentos momentos que vivimos juntos y todo aquel dolor que sentí volvió a mí de golpe. Él sonreía placenteramente… feliz, sí muy feliz, y por alguna razón odie ver su sonrisa de nuevo, sentía tanta rabia y cuando sentí que lágrimas escapaban de mis ojos no pude contenerme más, corrí contra él, me lancé contra él con toda la fuerza de mi cuerpo y de un salto le propiné un fuerte patada en el estómago . Quería que de esa forma él sintiera tanto dolor como yo lo sentí, quería que supiera todo lo que sufrí, él cuando mi pie lo golpeo su cara incrédula, demostraba profundo dolor, sus ojos llorosos llenos de tristeza estaban abiertos de par en par, mientras su cuerpo se  impactaba contra el suelo. cuando por fin puse mis pies contra el suelo, me di cuenta de lo grave que era lo que había hecho, creo que si me pase un… poquito. 

En lo personal no me arrepentía para nada, sin embargo al nivel profesional, pues… no estaba tan bien, pues si la prensa se enteraba de seguro estaría en grandes problemas. no se porque el estaba en mi agencia pero tampoco quería quedarme a preguntar. Cuando voltee a ver el yacía inmobil sobre el frío suelo, en un principio me asuste pero al comprobar que aún se movía, no vi la necesidad de quedarme a ver qué pasaba y salí huyendo de ahí. Digamos que aun seguía un poco segada por el enojo y no lo pensé muy bien. Corrí a refugiarme en la sala de ensayos, por suerte parecía que nadie había sido testigo de lo que ocurrió, y sin monos a la costa creí haberme salvado. 

La verdad es que soy una persona un tanto rencorosa, puedo ofrecer mil perdones pero mientras el recuerdo siga a flor de piel en mi mente, no puedo olvidarlo. Sería demasiado hipócrita de mi parte decir que lo pasado pisado, porque aunque lo pise sigue ahí, dañándome como una mancha desagradable que nunca se va, te devora por dentro y luego  termina formando parte de ti.

 

Entre de golpe a la sala de ensayos, aún no había nadie dentro así que tenía tiempo para tranquilizarme y ordenar mis pensamientos. Quería salir corriendo y gritar a todo pulmón, quería desaparecer por un momento, quería… quería simplemente golpear al idiota de James con todas mis fuerzas…¡¡Ah!!... sí, eso quería aunque, poco a poco mi mente se fue enfriando y comencé a arrepentirme. ¿Y si el pobre quedaba paralizado para siempre por mi culpa? ¿Y si me denunciaban por haber golpeado a un niño rico? Por la mente comenzaron a pasar miles de escenarios posibles y en todos yo era la sentenciada. Daba vueltas y vueltas por la sala, sentía que moriría de la angustia, de pronto mi representante entró a la sala e interrumpió mis pensamientos. Se mostraba un tanto agitado y con voz de preocupación dijo -¿Cómo fue que pasó algo así? ¿Y si nuestro inversor decide dejarnos?- Me sorprendió un tanto lo que dijo, pero.. ¿Qué le habrá pasado al nuevo inversor como para que estén tan preocupados?, además, yo creí que ya se había ido hace unas horas.

 




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