Todo por amor Parte Ii Una oportunidad para amarte

VERDADES OCULTAS

Durante el trayecto a la fundación Gianni no ha dejado de robarme miradas extrañas, supongo que piensa que en cualquier momento voy a saltarle encima, necesito que me deje de observar por lo que si tengo que mentirle a ella y a él… lo haré. A menos que ella me diga la verdad. Espero hasta que llegamos a la fundación, todavía dentro del coche le hago la pregunta que marcaría las reglas del juego al que ellos están jugando y al que no me invitaron…

―Gianni… ¿Quién es el señor Reader? ¿Un examante? ―Le pregunto antes de que ella abra la puerta del auto.

―¿Qué? No. ¿Por qué lo preguntas? ―Me mira con esa cara de inocente que ni ella misma se cree.

―Porque él no llevó tu divorcio, fue mi esposo. ¿Pensaste que me enojaría si me decías que fuiste su cliente?

A la vez que la enfrento, le doy la oportunidad de escapar.

―¿No estás molesta?

Sonrío con ternura hacia ella mientras niego con la cabeza.

―No, me entristece que no hayas sido honesta conmigo. Ethan hizo muchas cosas por mucha gente y hasta donde yo sé, fue por gente buena, honrada u honesta, como mínimo. Así que, si voy por la vida encontrándome con esa gente, me hace sentir orgullosa de él. Aunque luego en mi mente me diga: ¡Y pensar que era un cabrón infiel! Supongo que algún defecto debía de tener.

Ella me mira muy detenidamente, parpadea incrédula y con mucho asombro y, no sé por qué me afirma:

―Sigues amándolo…

―Gianni, odiar o guardarle rencor a nuestros ex, es el antónimo de lo mucho que los amamos, ¿cierto? Pero también, significa que sentirlo, es seguir amándolos de una manera muy enfermiza. Porque si no los amaramos no sentiríamos nada, sea un sentimiento bueno o malo, el rencor y el odio es el resultado de cuanto daño nos hicieron y entonces, si ya no los amamos, ¿por qué seguimos sintiendo que nos duele y los odiamos por eso? Nunca regresaríamos con ellos, porque no somos masoquistas, ¿cierto? Pero eso no significa que… que no duela. Tu marido ha sido el hombre más malvado del que yo haya escuchado, pero el mío… tenía sus cosas buenas y ahora que no está aquí, para decirle todo lo que siento y todo lo que lo odio… solo me queda mirar el resultado de cada una de sus acciones. Puedo odiarlo ahora y sentirme orgullosa de él mañana. Pero nada de lo que sienta cambiará el hecho de que está muerto, ¿verdad?

―¿Y si lo hubieran encontrado sus padres y estuviera vivo? ¿Qué harías?

―Lo que toda mujer sensata haría… ―digo con una sonrisa.

―No eres una mujer sensata.

―Primero golpearía su bonito rostro y luego me marcharía muy lejos de él. Por dios Gianni, nunca hubiera vuelto a este país, si él no hubiera muerto, y lo sabes.

―Claro. Evan… es un amigo de mi ex, él me hubiera defendido si no hubiera estado hasta el cuello de deudas con él, y claro, si no le hubiera tenido miedo.

―Bueno, aclarado el asunto… Llegaremos tarde.

Bajo del auto y camino hacia las escaleras, no quiero usar el elevador.

―¿A dónde vas? ―me pregunta yendo hacia el otro lado.

―He comido muchos dulces, iré por las escaleras.

―Loca.

La ignoro, necesito pensar, necesito respirar. No me lo dirán y puede que sea lo mejor.

 




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