todo por mis cachorros

Adaptarse

DEREK

Desperté con la preocupación de mi lobo, estaba aún más inquieto de lo que ha estado estos días, se movía exigiendo ver a sus cachorros como había apodado a los niños. Esperaba que hoy despertara el segundo niño. Me aliste y fui a la habitación de los niños donde vi a Peter durmiendo entre ambos niños, mi lobo gruño al ver como ambos niños tenían el aroma de Peter en ellos y no él mío en sus cuerpos.

 

—no deberías ser celoso Derek — dijo Peter aun con los ojos cerrados —el mayor despertó ayer y no quisieron que me vaya cuando los acoste — abrió los ojos con una sonrisa

—son mis cachorros — dije

—ellos no te han aceptado aún — replicó

—lo harán, su madre es su luna, ellos son mis cachorros — le volví a gruñir

—dejen de gruñir como perros rabiosos — dijo Cora a mis espaldas

—¿Cuándo llegaste sobrina? — Peter la miro desde la cama sin moverse aún

—en la madrugada, tienen pésimas protecciones, entre como si nada — nos miró

—Deaton se encargaría de encontrar nuevas protecciones — dije

—debería hacerlo rapido, mira esos niños — dijo señalando a mis lobos que dormían aún — deben estar protegidos y explicarme quiénes son, porque la última vez que viene nadie esperaba cachorros y menos de ese tamaño

—será luego, debemos saber quienes son y que les paso — no debe de mirar a los niños

 

Ambos niños empezaron a moverse abriendo sus ojos, mirando a las tres personas que estaban en la habitación con ellos.

 

—¿Quienes son ustedes? — pregunto mirando a Cora y a mí

—soy el alfa — dije mostrándole mis ojos rojos que hizo que se tensa el niño gruñendome — no te haré nada — le aclare

—alfas malos — dijo serio — lastiman a mamá

—nadie los lastimara, los protegeré a los tres — le asegure — toda la manada los protegerá —le extendí la mano y el algo inseguro la tomo, su cabeza quedo en mi hombro y empezó a olerme reconociendo mi olor, yo hice lo mismo logrando que mi lobo vuelva a reclamar al niño como su cachorro

 

Bajamos a desayunar los cinco ya que todos habían ido a estudiar menos Cora que recién llegaba. Los niños al principio no hablaban mucho, pero con el paso del tiempo tomaron confianza y sus risas inundaron el lugar, el desayuno pasó muy rápido y Cora salió a comprar algunas cosas.

 

—necesitamos hablar con ustedes — dije

—¿Hicimos algo malo senor alfa? — pregunto el menor

—claro que no cachorro, solo queremos saber más de ustedes y de su mami — dijo Peter con una sonrisa y ambos aceptaron

—Primero y lo más importante, ¿cómo se llaman? — preguntó Peter

—soy Isaac — dijo el mayor — Isaac tilinki

—yo Liam — gritó el menor con una sonrisa

—bonitos nombres cachorros — dijo Peter con una sonrisa

—¿Cuántos años tienen? — pregunte

— 3 — Liam alzó sus manos mostrando sus dedos — yo 3 — dijo el mayor

—¿cómo llegaron aquí? — pregunte y ambos entristecieron

— fue mi cupa — dijo Liam — dompí la cosa que tene flores — hizo un puchero — alfa malo se entedó y empezó a gital — lloró y fue abrazado por su hermano

— mamá llegó, peo alfa malo nos pego — dijo Isaac con tristeza y suspiro con unas pequeñas lágrimas en sus mejillas — salimos codiendo y nos quedamos dolmidos

 

Mi lobo gruño furioso por el maltrato a mis cachorros, como un alfa puede maltratar a su manada y sobretodo a unos cachorros.

 

—no se preocupen, los vamos cuidar — le dije y el cachorro me abrazo, mi lobo se emocionó que nuestro cachorro encontrará refugio en nuestros brazos, Peter abrazo al pequeño Liam y ambos cachorros se tranquilizaron

 

STILES

No podía moverme, quería correr y buscar a mis hijos, necesitaba saber que estaban bien, que no habíamos sido encontrados por el alfa y llevados de regreso a esa cárcel donde no saldríamos vivos.

Podía sentir mi lazo con ambos, y eso me mantenía un poco mejor, pero no verlos me daba mucha ansiedad, necesitaba tenerlos cerca.

Poco a poco sentía la movilidad de mi cuerpo, empecé por mis manos y en pocos minutos podía mover la mitad de mi cuerpo. Estaba en una habitación, intenté incrementar mis sentidos, pero estaba demasiado débil que no podía lograrlo.

A pesar de ser un lugar desconocido mi chispa se sentía tranquila y protegida en este lugar. Pude sentarme en la cama y mis pies tocaron la fría madera. Pude escuchar las risas de mis cachorros y eso me puso más tranquilo, pero me daba curiosidad, hace mucho no los escuchaba reír tanto. Intenté levantarme, pero mis piernas aún débiles hicieron que cayera al suelo haciendo un fuerte ruido.

Me queje por el dolor en las rodillas, mis manos débiles hacia que me dolieran los huesos. Las risas se detuvieron y los rápidos pasos se hicieron más fuertes.

La puerta se abrió muy rápido, miré la puerta y mis niños estaban ahí. Mis bebés se veían más sanos, las heridas de sus pequeños brazos estaban curados y no se veían tan pálidos como antes.




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