Todo por no perderme

Capítulo 13

Ya había decidido que no dejaría mi trabajo y al día siguiente me desperté con la intención de alistarme y salir, aunque un pequeño detalle me cambió los planes.

Un retraso.

Yo no era regular, la verdad es que mi periodo iba y venía cuando quería, el problema es que ya habían pasado tres meses desde la última vez, cuando normalmente lo máximo que se atrasaba eran dos meses. Intenté no preocuparme, pensé que la causa era la mala alimentación que había tenido los últimos días.

Me reporté enferma en RecordVideo y fui a una clínica para hablar con un ginecólogo sobre eso. Era la primera vez que iba yo sola y la verdad es que tenía demasiada vergüenza, pero ya era mayor, podía hacer esas y otras cosas yo sola.

Me hicieron unos estudios y me senté en la sala de espera. No había tanta gente, eso me tranquilizó un poco. Después de un rato me llamaron al consultorio.

—Bueno, Margot, lo que te pasa es sumamente normal —comentó leyendo el papel.

—Es que nunca se había atrasado tanto.

—Eso tiene una explicación y es porque estás embarazada.

—¿Disculpe?

—Sí, Margot, los resultados no se equivocan, estás embarazada.

En ese momento lo único que sentí fue miedo. No supe qué hacer, yo no me sentía preparada para tener un hijo.

—Aunque, tengo que advertirte algo, tu cuerpo no está en las mejores condiciones para el bebé, tienes que subir de peso y comer una dieta balanceada si realmente quieres que tu hijo nazca fuerte y sano.

“Tu hijo”. Esas palabras me causaron escalofríos. Me sentí como en un sueño, o más bien en una pesadilla.

Encerrada en el baño de casa comencé a llorar. Todo lo que me había guardado por tanto tiempo salió. Lloré por todo, porque tenía miedo, porque me sentía sola, porque no era algo que había planeado, porque no era algo que quería. Ese bebé no tenía la culpa de nada, pero no tenía nada para ofrecer. Yo no era nada.

Alguien tocó la puerta insistiendo demasiado y tuve que ir a abrir.

—¡¿Mamá?! ¿Qué haces aquí? ¿Cómo supiste dónde encontrarme?

—Eso es lo de menos. —Me examinó de arriba abajo—. Te atrasaste en el último pago. —Recriminó cruzándose de brazos.

—Es que he tenido varios problemas —peiné mi cabello con la mano.

—Haz estado llorando.

—Sí, sí, yo…

—No me interesa, —me interrumpió—. Te advertí que no te atrasaras con tus pagos o sufrirías las consecuencias.

—¿Y qué vas a hacerme?

—Yo puedo tronar los dedos y tu carrera quedará en las ruinas, me encargaré de que nadie quiera volver a contratarte para nada, porque no eres más que una incompetente.

—No es eso, tengo un trabajo estable, gano mi propio dinero y si no pude pagarte fue porque la he pasado mal estos últimos días, me han pasado cosas que no imaginas.

—No creas que puedes engañarme. Fui muy tolerante contigo al dejarte ir y que hicieras lo que se te diera la gana, pero demostraste que no puedes mantenerte tú sola.

—No estoy mintiendo, trabajo en una empresa llamada RecordVideo, soy la asistente del director creativo, vivo aquí con mi novio y… estoy embarazada. —Ambas nos quedamos calladas por varios segundos.

—Así que decidiste desgraciarte la vida. —Me miró con aversión.

—No lo decidí, acabo de enterarme.

—¿De verdad piensas tenerlo?

—Pues claro que sí, mamá.

—Es una lástima que hayas desperdiciado así tu vida. No voy a cargar con tus estupideces. Espero el pago de este mes y del atrasado, ¿entendiste?

Nos miramos a los ojos unos segundos y luego se fue. Ni me dio tiempo de preguntarle por mi padre. Realmente lo extrañaba demasiado.

Esa noche, Axel ni siquiera llegó a dormir.

*

—Margot, ¿estás mejor? —preguntó Christian.

—No, solo vengo a renunciar.

—¿De qué estás hablando? Tú no puedes renunciar, ¿por qué dices eso?

—Estos últimos días no he estado muy bien, siento que por más que duermo no descanso, apenas y pruebo algo de comida en todo el día y para mi sorpresa, estoy embarazada.

—¿De verdad? ¿Axel ya lo sabe?

—No, no lo sabe.

—¿Y por eso piensas renunciar?

—Es que no sé qué hacer, ni siquiera estoy segura de que si quiero a este bebé o no.

—Ya no importa si lo quieres o no, si fue planeado o no, ya viene en camino y debes de hacerte responsable, debes de esforzarte por darle lo mejor a tu hijo.

—No estoy segura de poder hacerlo.

—Escucha, sé que tienes miedo, sé que esto es un imprevisto, pero tú más que nadie debes de saber lo mucho que sufre un niño cuando no recibe amor de su madre, ¿quieres eso para tu hijo? ¿Quieres que también se pase la vida preguntándose qué hizo mal y por qué su madre no lo quiere? O puedes darle todo ese amor que tú no recibiste, puedes cambiar el patrón. No cometas los mismos errores que tu madre, puedes ser mejor, yo sé que serás mejor madre de lo que la tuya fue contigo.




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