Todo por no perderme

Capítulo 15

Regresé a casa y fui a darme un baño. Me miré en el espejo al quitarme la ropa y desconocí a la mujer que vi frente a mí. En el reflejo alcancé a ver los moretones causados por golpes que se acababan de formar en diferentes partes de mi cuerpo. Al terminar de bañarme me metí en la cama junto a Axel, que ya estaba dormido.

Me levanté en medio de la noche al baño sintiendo un fuerte dolor en el estómago que apenas y podía caminar erguida. Lo peor fue cuando, al terminar, vi el inodoro teñido de rojo.

Grité de dolor y por miedo. La angustia era cada vez mayor. Grité el nombre de Axel suplicando por ayuda. No sabía qué estaba pasando, pero quiero quería que parara. La tortura se intensificaba al pasar de los segundos.

Él llegó al baño y al ver que seguía manchando mi ropa llamó a una ambulancia.

Cerré los ojos para no seguir gritando por lo insoportable que era la molestia, pero ya no los volví a abrir.

Desperté en una cama de hospital. El dolor había desaparecido, pero no tenía recuerdo de lo que pasó. Mi habitación estaba vacía. Ni siquiera estaba segura de que fuera de día o de noche. Estaba comenzando a alterarme, pero entró una enfermera.

—¿Cómo se siente?

—Todo me da vueltas.

—Es normal, tranquila, en unas horas podrá irse a su casa —me habló tranquila mientras se aseguraba que todo estuviera en orden.

—¿Dónde está mi novio?

—Un joven llegó con usted en la ambulancia, pero se ha ido.

—¿Se fue? ¿Por qué?

—Es mejor que espere al doctor, él le explicará. —Salió de la habitación.

No podía entender por qué Axel se había ido, por qué me dejó sola, hasta que el doctor me contó lo que pasó.

—Sufriste un aborto espontáneo.

—¿Perdí a mi bebé? —Repetí con cierto ardor en mi garganta. Ese bebé, mi hijo, ya no estaba.

—Sé que es una situación difícil, pero no fue tu culpa.

—Sí lo fue, lo fue porque yo no me cuidé, no me alimentaba bien como me lo recomendaron. —Cubrí mi rostro con ambas manos.

—Hay una cosa más, Margot. —Volteé a verlo—. Tu cuerpo presenta varios moretones en distintas partes que nada tienen que ver con el embarazo, ¿está todo bien?

—Sí, todo está bien.

—¿Segura? Si necesitas ayuda nosotros podríamos…

—Gracias —le interrumpí—, pero no necesito ayuda.

—Comprendo, será mejor que duermas un rato antes de poder darte de alta, más tarde regresaré para darte las indicaciones de cuidados que debes de tener.

Al salir del hospital, todos me decían que no debía de culparme, que nadie podía saber que esto pasaría. Hasta Christian quiso convencerme de ir a un grupo de apoyo para poder superar esto, pero la verdad es que no tenía ánimos para nada.

*

Llegué a casa por la noche y no había rastro de Axel. Tuve miedo de pensar que me dejaría, pues esos últimos días apenas y lo veía. No lo hubiera culpado, sabía lo mucho que él esperaba la llegada de nuestro hijo. La angustia y la tristeza me hicieron compañía en la penumbra de la habitación mientras trataba de dormir.

—¿Cómo estás? —La voz de Axel me sobresaltó, no escuché que abrieran la puerta.

—Bien, ¿dónde estuviste? ¿Por qué no llegaste a dormir? —Dejé a un lado lo que estaba cocinando.

—Eso no importa. ¿Necesitas ayuda con algo?

—No, gracias.

—Iré a bañarme y después iré con la banda, pronto grabaremos nuestro primer videoclip —comentó como si no fuera algo de importancia.

—Me alegro mucho por ti —traté de sonreír.

—Sí, bueno, nos vemos más tarde. —Salió de la cocina.

Poco tiempo después presenté mi renuncia a RecordVideo. Me alejé de todos y pasaba mis días en casa. Retomé el dibujo como forma de matar el tiempo pues ya no sabía qué otra cosa hacer. Los ánimos habían desaparecido, solo quería quedarme encerrada en mis cuatro paredes.

Tranquilamente sentada en una mesa, escuchando música, dibujé acerca de mis sentimientos. Los colores oscuros sobresalían, cosa que no me sorprendía. El timbre de la puerta principal se escuchó y, al abrir, una figura alta y delgada sostenía un sobre de papel, sin decir palabra me lo dio y se fue. No tuve tiempo de preguntarle quién lo enviaba, pues no traía remitente.

“Es momento de que sepas la verdad” estaba escrito a mano en una de las hojas que venía adentro del sobre. ¿La verdad? ¿Qué verdad? Miré el resto y eran fotografías muy comprometedoras. En cada una de ellas estaba Axel sentado en un sillón junto con mujeres desnudas.

Me causó un pinchazo en el pecho al ver que estaba muy sonriente junto con ellas, como si lo estuviera disfrutando más que cualquier cosa. Por un momento pensé que se trata de algún tipo de broma, tal vez una alucinación o sueño, pero no. Eso era real. Por más que me doliera aceptarlo, era real.

Me negaba a derramar una lágrima por él, era el colmo, pero no pude. Las lágrimas comenzaron a salir una detrás de otra cayendo por mis mejillas.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.