—Entonces, ¿lo viste? —preguntó emocionado.
—Sí y me alegró mucho verlo con el ojo morado.
—No te olvides del labio partido. —Rio.
—Apenas y podía mover el brazo, creo que le rompiste un par de costillas.
—Se lo merece, por ser un idiota —golpeó levemente la mesa.
—No niego que me divirtió verlo después de la paliza que le diste, pero no debiste hacerlo, Alan, pudiste meterte en problemas.
—Después de que me dijiste que aceptó todo, no pude quedarme con los brazos cruzados, además, él no opuso resistencia, dijo que se lo merecía —se justificó.
—Al menos es consciente de que fue un idiota.
—¿Y qué fue lo que te dijo?
—Dijo que en cuanto esté mejor iniciarán un tour, se irá como por un año o dos, solo se disculpó y se despidió.
—Y ¿cómo estás?
—¿Cómo quieres que esté? —me encogí de hombros—. Me alegra que se vaya, así sabré que seguirá siendo un idiota, pero ahora lejos de mí.
—Disfrutas llamarlo idiota —atribuyó entre risas.
—Como si tú no —repliqué.
—Pero yo no soy quien está enamorado de ese idiota.
Mi risa se desvaneció en cuestión de segundos.
—Eso no importa, se irá, yo seguiré haciendo lo que siempre hago y espero jamás volver a verlo.
—Sabes que si la prensa llega a enterarse de esto no te dejarán en paz.
—No me importa la prensa, no me importa lo que Axel pueda decir, solo me importa mi trabajo en RecordVideo.
—Sigue diciendo eso, niña. —Palmeó dos veces mi cabeza y manoteé para apartarlo.
Instalaciones de RecordVideo, año 2000…
A lo largo del año, Christian y yo diseñamos muchas campañas para marcas de ropa, maquillaje, accesorios, productos para el hogar, compañías televisivas; de todo un poco. Todo ese trabajo nos valió para ser reconocidos como de los mejores directores creativos para los clientes.
—Ann ya programó la junta, solo quiero que te encargues de tener listas las carpetas. —Le indiqué a Mila mientras abría las puertas del estudio para ir a mi oficina.
—Sí, Margot ¿algo más? —contestó siguiéndome los pasos.
—¿Los contratos ya están listos?
—Sí, se los di a Christian.
—¿Los técnicos resolvieron el problema de la mañana?
—Sí, fue solo una pequeña falla.
—Excelente, sería todo, gracias.
—Solo una cosa, Margot. —Me detuve para escucharla—. Hay una persona esperándote en recepción, no quiso decir su nombre, pero dijo que tú lo conoces muy bien.
—De acuerdo, ten, deja esto en mi oficina —le di varias carpetas que llevaba para revisar.
Al llegar a la primera planta, cuando se abrieron las puertas del elevador, lo vi. No era un sueño, no era una alucinación. Él era real.
—¿Papá? —pregunté aún sorprendida.
—Hola, hija —sonrió.
Acorté la distancia entre nosotros con un abrazo. Después de tanto tiempo sin saber de él, estaba ahí. Estaba conmigo.
—Pero qué haces aquí, cómo es que saliste de cama.
—Hay tanto que quiero hablar contigo.
Acepté y lo llevé a mi oficina.
—¿Mamá sabe que estás aquí?
—No, no lo sabe y no sé qué hará si se entera que vine a buscarte.
—¿Cómo supiste dónde encontrarme?
—Cariño, has estado por todos lados, es imposible no saber de ti.
—Antes de que me digas cualquier cosa, quiero saber cómo es que llegaste hasta acá tú solo, ¿por qué saliste de cama? ¿Estás bien?
—Estoy en un nuevo tratamiento para mi enfermedad.
—Mamá jamás me quiso decir de qué enfermaste, solo sé que tuviste que quedarte en cama.
—Tengo cáncer de huesos, y no culpes a tu madre, yo acepté que así fuera porque no quería preocuparte, eras muy pequeña y tu madre quería que te enfocaras en el modelaje.
—¿Cáncer? ¿Estás seguro que estás bien?
—Sí, sí, tranquila, estoy mucho mejor, no te preocupes, por eso aproveché para venir a verte.
—Ven a vivir conmigo, por favor, no tienes que regresar a esa casa, puedes quedarte conmigo, tengo mi propio departamento y…
—Hija, no puedo hacer eso —me interrumpió—, no voy a irme de la casa.
—¿Por qué? No puedes seguir al lado de mi madre.
—Margot, yo amo a Annie, a pesar de todo, sigo con ella porque de eso se trata un matrimonio, estar juntos en las buenas y en las malas. Tal vez tú no me entiendas, porque lo que conoces de tu madre es solo una parte de ella, no la conoces como yo y por lo mismo, no pienso dejarla sola. Yo te amo, hija, pero ya eres una mujer independiente, trabajadora, inteligente y estoy seguro que estás muy bien. Yo trataré de verte cuando me sea posible.