Fui invitada a la fiesta de cumpleaños de Joshua Bennett, otra vez. Las veces pasadas no quise ir, pero Christian me convencía de que asistiera, pues significaba reforzar el vínculo que RecordVideo tiene con GCS y daba pie a posibles proyectos a futuro, así que siempre terminaba aceptando y ese año ya fui por voluntad propia.
No podía a negar que era una gran fiesta, había personas famosas por doquier y el ambiente era bueno. Entre tantas personas, escuché que un grupo de mujeres hablaban de un posible romance entre famosos, no le tomé atención hasta que mi nombre se escuchó.
—Yo he visto a Hanna un par de veces y parece que anda por las nubes con él, dijo que solo es cuestión de tiempo para que formalicen una relación.
—Pero, ¿y Margot Blake? ¿Ellos ya terminaron?
—Desde hace mucho, antes de que The Glory saliera de gira, ¿no ves que solo querían darle publicidad a la banda? Consiguieron la gira y la relación terminó.
—¿Y si fue Hanna la tercera en discordia?
—No creo, Margot y Jon dejaron de verse juntos desde hace tiempo.
—Pues yo ya quiero que la relación se haga formal ¿Se imaginan? Una familia de cantantes, sin duda.
Era tan extraño, sentí como si una aguja me picara en el pecho y alguien me hiciera una opresión en la boca del estómago. De un momento a otro deseé estar en cualquier otra parte, lejos de todas estas personas, lejos de estos sentimientos. Salí al jardín y me senté en una banca alejada de los demás. No podía ser verdad. Si Jon tenía o dejara de tener una relación a mí no debería de importarme, entonces ¿por qué me sentía así?
Después de tanto tiempo volví a sentirme insegura, incompleta, insuficiente. Tenía todo lo que nunca imaginé: buenos amigos, un gran trabajo, un premio que reconoce mi dedicación; pero de repente todo eso no significaba nada. Era un muy mal momento para sentirme así, rodeada de gente exitosa y en un muy bello jardín. Volteé a ver al cielo, al gran manto oscuro adornado de estrellas. Quería que me diera la respuesta a todas mis preguntas. ¿Por qué me sentía así? ¿Por qué había un vacío dentro de mí? ¿Realmente era insuficiente? ¿Qué es lo que le hace falta a mi vida?
—Es una bonita noche, ¿no crees?
Con media sonrisa y recargado en la barda, Jon volteó a verme.
—Muy linda —coincidí apartando mi mirada hacia el suelo.
—¿Está todo bien?
—En realidad no.
—¿Qué pasa? —Se sentó a mi lado.
—¿Alguna vez has sentido que hagas lo que hagas, siempre habrá un vacío dentro de ti? Porque llevo años luchando contra ese sentimiento y cuando creo que lo tengo todo, simplemente deja de importar y vuelvo a ser la chica indefensa y débil. No me gusta sentirme así, pero no sé qué hacer. —Un par de lágrimas cayeron por mis mejillas sin que pudiera evitarlo.
—Algunas veces, sí.
—Pero ahora has de sentir que tu vida está realizada, has cumplido tus sueños, has logrado todo lo que te propusiste, debes de sentirte satisfecho.
—He logrado muchas cosas, pero jamás sentiré que mi vida está completa si no tengo a alguien con quien compartir mi felicidad.
—Pero tienes a Hanna Russell
—¿Hanna Russell?
—Sí, escuché que han estado saliendo, ella está muy feliz, espera que muy pronto formalicen su relación. Los dos son cantantes, sin duda harían una gran pareja. —Una punzada en el corazón me dolió al decir eso.
—Salimos un par de veces, pero jamás le he prometido algo más, solo hay una mujer en este mundo con la que me gustaría estar y no es para nada Hanna Russell.
Hay veces en las que deseas tanto una cosa, pero sabes que no es correcto, que tal vez te arrepientas en el futuro. Aun así, es inevitable sentir esa necesidad, ese fuego dentro de ti que te impulsa a actuar y dejarse llevar sin importar nada más. ¿Qué pasará después? No lo sabes, pero es en lo que menos piensas. Puede ser algo momentáneo o que dure para toda la vida.
Esa noche la recuerdo como ninguna otra. Todo sucedió de una manera muy especial. La música, el lugar, la brisa, la vista, el sentimiento, la persona.
Algunos meses después…
Por la mañana me llegó una especie de carta a la oficina, fue hasta la tarde que me desocupé y por fin abrí el sobre que descansaba sobre mi escritorio. Estaba muriéndome de sueño ya que no había dormido bien últimamente gracias al trabajo, por lo que llegué a creer que lo veía entre mis manos se trataba de una alucinación.
—Me invitaron a formar parte de una campaña organizada por Morgana —dije sin poder creerlo.
—¿De verdad? —preguntó Christian desde su escritorio—. ¿De qué se trata la campaña?
—Busca reconocer a las mujeres que han logrado grandes cosas para demostrar el valor de la mujer en la sociedad.
—¡Eso es genial! ¡Felicidades! —Me abrazó.
—A mí me hubiera gustado formar parte de Morgana, pero ahora que ellos me busquen es super extraño —sujeté la invitación entre mis manos, viéndola como si fuera algo mágico.