Efectivamente las cosas no mejoraron para Isabella al regresar a Colombia.
Iniciando por haber olvidado su identificación en el hotel y seguido por la prohibición de entrada al país.
Sofía no podía hacer nada hasta que llegara el tutor de la joven, puede que sea mayor de edad, pero si ocurría un asunto como prohibición de entrada al país, se tendría que comunicar con su tutor.
Mágicamente quién posee su tutoría es su padre, por lo que espero más de dos horas en lo que se desocupara del trabajo. Al llegar su padre, Isabella se encontraba en la sala de gerencia del aeropuerto. Cuando lo vio llegar, ya pasaba medio día y junto con Sofía tenían mucha hambre.
Aunque Sofía sí tenía su identificación, no había entrado al país esperando que su tía recoja a su amiga.
-Padre, buenas tardes. – Habló Isabella parándose de la silla y caminando hacia él.
-Buenas tardes tío. – La siguió Sofía, llamando la atención del guardia de seguridad.
-Isabella, Sofía. Saben lo que ocasionan sus actos.- Les dijo observándola a cada una. - Cancele una importante reunión inventando excusas para poder venir. Dónde está la más responsable de ustedes dos. – Les pregunto buscando con la mirada a Melanie.
En ese momento los interrumpió el gerente para comunicarle sobre el estado en el que se encontraba Isabella.
-Buenas tardes, usted debe ser el Señor Castro. – Le preguntó el gerente, extendiendo su mano en gesto de saludo.
-Buenas tardes, lo mismo. Me podría informar, porque mi hija y mi sobrina no pueden ingresar al país, y porque falta mi otra sobrina. – Alfonso les preguntó a los presentes, intimidandolos con su voz.
Isabella y Sofía, no sabían cómo decirle la verdad sin que su padre se enoje.
-¿Su otra sobrina? – Le pregunto el guardia, llevándose un gesto por parte de Alfonso. – Disculpe señor Castro, pero solo las dos jóvenes presentes bajaron del avión este día. No había otra joven con ellas.
Alfonso regresó a ver a las jóvenes sabiendo que pasaría después de salir del lugar. La única condición que tiene en su familia es, si salen las tres, regresan las tres o existirán problemas en la familia.
-Entiendo. Me podría decir la razón por qué razón las jóvenes no pueden ingresar al país. – Le pregunto Adolfo, presintiendo que le han mentido.
- La joven no cuenta con su identificación, y por motivos de seguridad del aeropuerto no puedo permitir su ingreso. - Le respondió el gerente intimidándose por Adolfo.
- Entiendo, si me permite, que tengo que ver en el asunto. Si ya decidió que mi hija y sobrina no entrarán al país. - Respondió Adolfo sentándose en la silla y poniendo los hombros en la mesa.
- Solo su hija no puede ingresar señor, la señorita Herrera si puede ingresar. – Le respondió el guardia, regresando a ver a las jóvenes.
Alfonso regresó a ver a las jóvenes, e intuyo que algo había sucedido. Era conocido por su perspicacia al momento de suceder algo.
-La señorita Herrera decidió esperar junto a la señorita Castro por usted, señor. – Concluyó el gerente entregando una autorización para que la joven entre al país.
Pasados unos minutos, los presentes se retiraron como si nada hubiese pasado, antes de llegar al auto que esperaba por ella, Isabella intentó hablarle a su padre, pero fue interrumpida por el mismo.
-Hablamos en casa. – Le dijo regresando a ver. - Y espero una buena respuesta a todo este asunto. – Les terminó de decir, subiéndose al auto y dejándolas en la salida sin nada de dinero para ir a la casa. Una bocina sacó su trance, y se dieron cuenta que era el segundo chofer de Adolfo.
Subieron al auto, y se dirigieron a su casa pensando que excusa le dirían a su padre, llamaron a Melanie en todo el camino fallando en el intento.
Al llegar a la casa de sus padres, Isabella y Sofía se llevaron la grata sorpresa de ver a Melanie en el cuarto de la misma. Estaba recogiendo unas cosas y no se percató de la presencia de las jóvenes. Sofía al instante se lanzó hacia ella, envolviendola en un fuerte abrazo que las hizo caer al suelo de la habitación.
-Por Dios, dónde estabas metida Mel, no sabes lo preocupada que estaba. – Le dijo Sofía, levantándose al instante.
- No es obvio, estaba en el avión y por lo mismo no te pude responder las llamadas. – Le contestó Melanie, regresando a ver a Isabella y solo asintiendo la cabeza en forma de saludo.
- Solo eso, no le dirás porque te quiso dejar sola en Miami. – Habló Isabella antes de tiempo, arrepintiéndose al instante de haberlo dicho.
- Por favor Isabella, me parece que ya te expliqué el porqué. Ahora lo más importante es completar la versión que le diremos al tío para que no sospeche de nada. – Concluyó Sofía sentándose en la cama y sus amigas la siguieron.
Melanie no respondió nada al comentario de su prima, cosa que hizo sentir mal a Isabella y al mismo tiempo puso incómoda a Sofía. La última, pensó en hablar con Melanie sobre el asunto en Miami pero no tocó el tema de Isabella ya que no quería que se enoje con ella.
Las jóvenes pensaron en silencio, y cuando tuvieron la versión armada se dirigieron al despacho del jefe de la familia. Su confesión sería fácil, una versión alterada de la verdad que mostraba los hechos de una manera diferente a la realidad.
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Editado: 18.06.2021