Todo por ti

Capítulo 14: Hallie

No recuerdo cuando fue la última vez que me puse tan nerviosa por algo. Es verdad que sufro pánico escénico y por eso me costaba mucho dar exámenes orales en la escuela. Tuve que hacer cursos de oratoria para poder controlar ese pánico y me ha ido bien. Sin embargo, nunca estuve tan nerviosa como me encuentro en este momento.

No hay vuelta atrás, tengo que contarle la verdad a Storm y rezar para que se lo tome bien y no haya conflictos por el bien de Mattia.

Quería esperar unos días más, buscando la mejor forma de decirle. El problema es que no puedo seguir con el estrés del secreto y mucho menos siendo consciente que Rydian sabe la verdad. Prometió no decir nada mientras yo sea quien se lo diga a su amigo.

Ni siquiera he hablado con mi hijo al respecto.

Mi celular me saca de mis pensamientos y respondo mientras termino de vestirme. Se suponía que la ducha me relajaría y no fue así.

—Hola.

—¿Hallie?

—¿Quién habla?

—Soy Luca Point. Nos conocimos en el bar…

—El compañero detective de Sam. ¿Ella te dio mi número?

Ríe.

—Me dijo que seguro la matarías, pero cree que soy un buen partido.

Sonrío. Típico de mi amiga.

Si le dio el número a su compañero, es porque está segura de que es un buen hombre y quiere que me olvide de Storm.

El problema es que yo no estoy lista para salir con nadie. Regresé hace poco, tengo mucho en la cabeza con la empresa y ahora con mi hijo y su padre. En cuanto la verdad salga a la luz, vendrá un período de adaptación algo difícil y necesito mi atención en eso por el bien de mi hijo.

—No sé que pretendes…

—No pretendo nada. Sé que estás pasando por un momento complicado con tu regreso a la ciudad y entiendo que tienes un hijo, eso dijo Sam. Yo soy detective y no todas las mujeres se emocionan en salir con uno, ya sea por los horarios complicados o el peligro o el sueldo—ríe—, por lo que no te estoy pidiendo que tengamos una cita formal, sino una salida casual, quizás improvisada para conocernos.

Me siento en la cama.

—¿Por qué quieres eso? ¿Tan buena impresión te causé?

—Sí, lo hiciste. Cuando te vi pensé que eras muy guapa, una rubia más, pero en ese rato me di cuenta de que no es así y Sam me habló maravillas de ti. Me dijo lo entregada que eres a tu carrera, que eres inteligente, divertida y una madre como pocas.

Storm se viene a mi mente, pero no puedo verlo de otra forma que no sea como el padre de mi hijo.

O escuché la última parte de la conversación que estaba teniendo en el teléfono con, imagino yo, su madre. Me dejó helada lo que le dijo, dando a entender que ella no lo apoya. Sonaba enojado y desilusionado. No recuerdo haber visto a Storm enojado alguna vez. Es de los que no se enoja demasiado.

Cuando estábamos juntos no tenía la mejor relación con su padre y solía quejarse de que su madre era demasiado atenta con él cuando no se lo merecía. Nunca conocí los detalles porque cuando preguntaba, él decía que no era nada y no quería seguir hablando. Jamás lo presioné sabiendo que le ponía mal hablar sobre su familia.

¿Por qué ahora estoy deseando escuchar la verdad que dice que quiere contarme? Aunque eso no cambiaría nada, estoy segura. No fue el orgullo lo que salió herido, sino mis sentimientos.

—Hallie, ¿sigues ahí?

Salgo de mis pensamientos.

—Sí, lo siento, estoy de salida y… No importa. No quiero hacerte perder el tiempo.

—Te diré que haremos. Un día de estos, te escribiré esporádicamente diciendo que terminé de trabajar y si estás ocupada para tomar algo. Tú decides en el momento si aceptas o no declinas y lo dejamos para otro día.

Sonrío.

—Me gusta la espontaneidad.

—Está hecho. Mi trabajo es impredecible, es posible que llegue a nuestro encuentro y me llamen por un homicidio o un robo…

—Lo sé. Lo vivo con Sam. No preocupes que lo comprendo.

—Voy a colgar para dejar que lo hagas lo que debes hacer y te escribiré cuando tenga un tiempo libre, rogando que tú estés libre y aceptes verme. Buenas noches.

—Buenas noches.

La llamada termina y no puedo dejar de sonreír porque empleó una buena táctica para aceptar mi negativa de ahora y no rendirse. Tal vez le diga que sí, ya veremos.

Unos golpes en la puerta me avisan que Sam está aquí, así que corro a abrir procurando no caerme con algunos de los juguetes de mi hijo, los cuales debería estar levantando.

Mi hermosa amiga pelirroja sonríe.

—¿Te llamó?

—No debiste darle mi número.

Entra rodando los ojos.

—Estaba muy interesado en ti. Llevamos siendo compañeros unos meses, pero lo conozco de antes. Él me ayudó con el examen de detective.

—¿Te lo tiraste?

Ríe.

—No, claro que no. Somos amigos. Él me ve como a una hermana y yo a él igual. Además, él no sale con compañeros de trabajo ni con mujeres policías debido a las malas experiencias. Tú eres su tipo.




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