Todo por ti

Capítulo 1

Es una agradable noche, el clima es perfecto para un paseo por las calles de Antigua Guatemala, las casas estilo colonial son gemas de la arquitectura, el volcán de Agua es iluminado por la luz de la luna siendo un deleite para los ojos de cualquiera, en la calle del arco una artista callejera guarda sus pinturas en bolsas plásticas para que no se dañen, en una calle muy cercana un grupo de extranjeros sale de una discoteca, caminan erradamente por la calle, al llegar donde está la artista, uno de los hombres tropieza por accidente con las pinturas que aún están expuestas en la acera arruinándolas por completo, en ese instante los demás lo ayudan a ponerse en pie mientras la artista lleva sus manos a su cabeza lamentándose por sus pinturas.

— Estoy bien. — Dice mientras limpia su elegante saco.

Inmediatamente todos dan un paso atrás, la artista entre lágrimas recoge lo que queda de sus pinturas.

— Lo lamento tanto. — Dice el hombre que tropezó con las pinturas ayudándola a recoger lo que rompió. — Voy a pagarte por todo.

El acento de aquel hombre es extraño, ella nota inmediatamente que es extranjero, limpia las lágrimas de su rostro antes de levantarse y mirarlo.

— Arruinaste todo mi trabajo ¿Sabes cuánto tiempo me llevo hacerlas? — Dice alterada.

— Te pagaré por todo, dime el precio.

— Son como seis pinturas de las más grandes que tengo ¿Como pagarás por todo? Cada una cuesta cien dólares.

— ¿Seiscientos dólares? Está bien, Henry dale mil dólares a la dama.

Henry toma su billetera y le da la cantidad que su amigo le indicó sin vacilar por un segundo.

— ¿Cómo puedo compensarle lo sucedido?

— Para empezar, dije cien por cada pintura. — Dice devolviendo los cuatrocientos dólares extra que le dio.

El niega con la cabeza y da un paso atrás.

— ¿Puedo invitarte a un trago? — Dice el hombre más animado.

— No suelo aceptar tragos de personas que arruinan mis pinturas.

— Vamos, solo es un trago, de hecho, con mis amigos íbamos a una discoteca cerca de aquí. ¿Quieres venir?

— Tengo que llevar las pinturas que no arruinaste a casa. — Toma las pinturas con delicadeza, pero en su expresión se nota su molestia.

— ¿Puedo acompañarte? Es lo menos que puedo hacer. — Sonríe.

Su dentadura perfecta lo hace resaltar, la curvatura de sus labios deja ver unos hoyuelos que lo hacen lucir aún más encantador.

— ¿Seguro no eres un asesino serial o algo parecido? — Pregunta extrañada por su excesiva amabilidad.

El hombre ríe y niega con la cabeza.

— Muy seguro, tranquila, no intentaré nada.

— Esta bien. — Dice ella riendo.

— Soy Chris, por cierto.

— Isabel.

Se estrechan sus manos un largo tiempo sonriendo hasta que Isabel la aparta, los amigos de Chris lo ven con complicidad, riendo mientras dicen cosas entre ellos.

— Los alcanzo en la discoteca luego.

— No tardes. — Dice uno de sus amigos guiñándole el ojo.

Chris toma las pinturas de Isabel con mucha delicadeza, tal y como ella las tomó en un principio, ambos caminan en silencio durante unos minutos.

— ¿Puedo preguntar de dónde eres? — Rompe el incómodo silencio Isabel.

— Europa. — Dice evasivo.

— ¿Ah sí? ¿De qué parte?

— Lebonia, es un pequeño país al norte de Europa.

— Nunca había escuchado de ese país ¿Cómo es?

— Diez meses de sol y dos meses de invierno con mucha nieve, tenemos algunos lagos hermosos y muchas montañas, como tu país. Aunque no tenemos una ciudad tan hermosa como esta, ni un volcán tan majestuoso.

— Sí, es muy bello, me gusta vivir aquí, siempre hay algo que hacer. Esta es mi casa, puedes esperarme en la sala mientras guardo mis pinturas.

— Seguro.

Isabel abre la puerta de su casa, Chris la deja pasar primero, luego entra él.

— Hola mamá, ya vine. — Dice tomando las pinturas.

Una señora sale de la cocina limpiando sus manos en su delantal, con una gran sonrisa recibe a su hija.

— Hola cariño. — Dice su madre abrazándola. — ¿Quién es tu apuesto amigo? — Se detiene a verlo por un momento.

— Es Chris, lo conocí cuando arruinó seis de mis pinturas, me dio mil dólares por ellas.

— Es un gusto conocerte, me alegro de que hayas arruinado sus pinturas ¿Tienes novia Chris?

— ¡Mamá! — La reprende Isabel.

— No, no tengo novia. — Dice riendo. — De hecho, quisiera invitar a su hija a beber algo.

— Por supuesto. — Dice su madre emocionada. — Intenta no traerla temprano.

— ¡Mamá! Si quieres que me vaya de casa solo dímelo ¿Vas a regalarme a un extraño?

— Cariño ya tienes veintiséis y nunca has traído a un muchacho a casa, mereces divertirte un poco.

— Por supuesto. — Dice Chris sonriente. — Creo que puedes pasar una bella y tranquila noche conmigo, no voy a intentar nada, lo prometo.



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En el texto hay: principe, prohibido, amor

Editado: 14.07.2018

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