Todo Por Un Amor

I Confundido amor

Amaneció, los rayos del sol entraban por la ventana y escandilaban el rostro de Alexander, quien dormía profundamente al lado de su esposa.

Ella trataba de reorganizar su pensamiento pero la jaqueca no la dejaba, abrió solo un ojo porque la almohada cubría el otro.

De repente detalló a Alexander a su lado y de inmediato se sentó llevando sus manos a la boca mientras se cubría el cuerpo.

Trató de levantarse y Alexander despertó poniéndose tan blanco como un papel.

—¡No puede ser! — espetó con asombro— ¿Que hicimos? —un silencio se tornó de manera exigente cuando ambos se veían y recordaban algunos trozos de sus recuerdos.

—¿Qué nos pasó Alexander? — preguntó ella desarmada ante la situación real,  y las lágrimas rodaban por sus mejillas.

—¡No puede ser…! —dijo éste con decepción— ¡Dios…Claire no me va a perdonar si se entera de ésto, no querrá estar conmigo! —el silencio se tornó en la muchacha al escuchar sus palabras que parecían aclarar las dudas en su mente.

—¡¿Eso es lo que te preocupa?! — preguntó como si no había remedio a la locura ocurrida— ¡Eres un ingrato! — exclamó con decepción— ¿Crees que yo merezco  ésto que pasó? ¡Alexander  jamás había yo... perdón, no diré más... Tú conoces todo de mi!

—¡Perdón, te suplico que me perdones Cielo...no sé ya lo que digo, esto es una locura, solo recuerdo qué me confesaste que me amaba y...! Tú sabes que es imposible, nos casamos por un acuerdo de amistad, yo...estoy enamorado de otra mujer...

—No tiene importancia lo que pasó, estaba borracha —dijo ella mostrándose digna, muy por encima del problema— Olvídalo, has de cuenta que fue un mal sueño…una pesadilla tal vez. Alexander toma tus cosas y vete…no regreses más aquí...nunca más.

—¡Perdóname, perdóname…! —dijo él con vergüenza mientras lo arreglaba todo— ¡No quise,...no quiero hacerte daño, tú lo sabes!

—No me hicistes daño —dijo muy calmada— olvídalo o...échame la culpa a mí y al alcohol, nada es noble ni bueno cuando ésto se combina con un despecho…es mi problema, vete tranquilo, por mi no tendrás problemas, te lo juro Alexander, ve tranquilo y olvida todo ésto.

—Cielo...de verás perdóname, habíamos hecho tantas cosas juntos pero ésto no...

—Vete ya —dijo muy calmada mientras abrió la puerta y le señaló el camino.

Sus pasos no fueron firmes para él,  su mirada tenía vergüenza y su corazón estaba totalmente quebrantado.

La salida de Alexander fue un comienzo marcado en el corazón de Emperatriz, fue  el momento más triste de quién lo amaba más allá de una amistad, pero fue una locura en ese destino que los unía, y realmente fue inevitable la separación.

***

Los días transcurrían, la vida llevó el mismo ritmo para todos, para Alexander Davis aparentemente seguía igual, su amante lo consentía y el disfrutaba de su compañía y del amor que ambos se ofrecían, pero de momento su pensamiento se aislaba tomando la dirección de Emperatriz.

—¿Qué habrá pasado contigo Cielo? ¿Por qué no has ido a trabajar? Si al menos me contestaras el teléfono? Perdóname por no ser lo que tú esperabas....

—¿Qué pasa mi amor? — interrumpió su amante mientras se sentaba cómodamente en sus piernas y lo  besaba de forma apasionada—Estás muy aislado —el mostró una sonrisa melancólica.

—No es nada cariño...

***

La tarde estaba más fría que de costumbre, Emperatriz se había mantenido aislada de la empresa, trabajaba desde casa.

Decoró su hogar procurando darle un matiz diferente en donde los recuerdos sean menos castigantes.

Cuando menos se lo esperaba escuchó el sonido de unas llaves  y volteó a mirar.

—¿Qué haces aquí? — preguntó sin levantarse mientras comía un pote de helados de chocolate— ¿A qué has venido?

—Se supone que soy tu amigo, que…siempre estamos juntos y que jamás olvidaremos lo que hemos vivido por lo que haya pasado. Lo decidimos y lo juramos Cielo... —ella arrugó el rostro y reprimió sus lágrimas respirando profundo— No quiero dejarte ahora…soy tu amigo, de verdad lo soy. Cuando nos casamos estuvimos claro que era por un proyecto…el abuelo...

—Tuyo, tu proyecto Alexander, perdón…yo me confundí en el camino….

—Pero estuvimos claro, y me dijistes….

—Te dije lo que querías escuchar, debes estar tranquilo, nos vamos a  divorciar para que seas feliz con quién amas, ahora nada haces en mi casa…

—Cielo...

—No vuelvas a llamarme así, soy Emperatriz Jones...

—Para mi siempre serás Cielo, mi amiga y mi todo...siempre te he amado, con una ternura especial muy diferente de...

—¿Puedes irte por favor? —le interrumpió — Nada haces aqui...tienes una vida distinta...pronto estaremos divorciados, deja las llaves.

—Nos divorciaremos como esposos, no como amigos, lo juramos Cielo, este sentimiento que nos une jamás estuvo en discusión ni estará en divorcio.

—Si, es cierto, lo juramos y yo incumpli en ese juramento, no pude evitarlo, me culpo y asumo mi realidad, ahora vete Alexander…




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