Todo Por Un Amor

IV El divorcio

Ya con el resultado en la mano Emperatriz Jones estaba nerviosa, era algo nuevo para ella y no podía controlarse, su amiga se acercó.

—¿Cielo, quieres que lo abra? 

—Si Pau...

—A ver —lo tomó y mientras lo abrió para mirar, Cielo puso su mano en el papel.

—Espera Pau...ponerme nerviosa o...desear algo que resulte ya imposible no cambia los resultado. Yo solo quisiera poner mi mente en positivo...que sea la voluntad de Dios, él sabe lo que es bueno para sus hijos y yo espero lo mejor...

—Lo mejor es que tengas un hijo —dijo Paula al mirar el resultado.

—¿Qué dices Pau?

—Que si crees que Dios da lo mejor entonces su voluntad ha sido que... estés embarazada... Cielo, tú vas a ser mamá...

Emperatriz tomó el papel y lo miró, pareció perderse en aquel resultado, sus lágrimas rodaron por sus mejillas, parece que nada podían detenerlas.

—No puedes divorciarte ahora —dijo Paula— debes decirle a Alexander, él es su padre y un niño merece...

—No, —le interrumpió— tú sabes que eso es imposible...yo jamás aceptaría que Alexander por compromiso esté a mi lado, y menos enamorado de otra. Pau, yo sé que me quieres que, siempre vas a pensar en lo mejor para mí pero...lo mejor para mí es aprender a valorarme más, tú sabes que mi embarazo no puede saberse por ahora. 

—¡No desobligues a Alexander de ésto, no lo hagas Cielo! Además, no sabes cómo sería él de papá, ni cuáles serían sus sentimientos al saberlo...

—Necesito volver a mi casa —dijo sumergida en un pensamiento.

—¿Estarás bien Cielo?

— Estaré bien Pau.

—Por favor...piensa lo que te he dicho, él es tan responsable como tú de ese bebé, debe saberlo, ya no se trata solo de ti....

—Por favor Pau...ya no me digas nada más —su amiga la miró y su corazón también se conmovió por lo que le inspiraba Emperatriz — te llevaré a tu casa...solo porque me lo has pedido.

Entrar a la casa fue como si un bálsamo tocara el alma de Emperatriz, ella lloró lo que tenía que llorar para luego comprender de alguna manera su situación.

Se paró frente al espejo y detalló completamente su rostro inflamado por el mucho llorar.

—¿Qué te pasa Cielo? —se preguntó así misma y luego de suspirar profundamente con los ojos cerrados volvió a mirarse— Yo soy Emperatriz Jones.  No soy cobarde, nunca lo he sido. Tengo que poder, Dios no me ha dado un espíritu de cobardía, sino de amor, poder y dominio propio...

Fue a la cama y se durmió profundamente relajando su cuerpo y entregándose a la paz, ella puso su mente, su cuerpo y sus problemas en una balanza de fe, confió en que su Dios sabe lo que hace a pesar de las inconformidades que ella pudiera tener.

***

Paula llegó por su novio a la oficina y se encontró a Alexander muy sonriente, charlando muy amenos con Fernando.

—Voy a darte un consejo que no me has pedido pero yo conozco a Cielo —dijo con autoridad la chica— no te divorcies de ella, si lo haces te arrepentirás...

—Cielo no me dejó opciones...ella está frenética con lo del divorcio.

—La heristes ¿Qué esperabas? soy su amiga y lo sé todo y hasta más que tú....

—He querido hablarle, no me habla sino para exigirme el divorcio, no tengo opciones.

—Si no las hay, inventate unas opciones tú mismo...manda al diablo a Claire y lucha por Emperatriz si alguna vez has sentido algo más que amistad por ella, estás a tiempo...

—No puedo hacer eso... Pau sé que piensas que soy un desalmado y no lo soy, quise seguir casado con ella pero las cosas han cambiado.

—No necesito tus tontos argumentos, solo te digo una cosa, divorciarte no es lo mejor, si lo haces te vas a arrepentir...hay cosas que Fernando y yo sabemos, y es que eres un idiota que estás enamorado de Emperatriz, pero crees que las mujeres que se comportan como Claire son las ideales porque te calientan las sabana y no tienen vergüenzas...

—¿Que te pasa Paula? —dijeron en coro ambos hombres.

—¡Que ya no quiero que seas el padrino de mi boda así Fernando se oponga, prefiero no casarme a que un idiota que lastimó a cielo esté a su lado porque ella es la madrina. Solo si reconoces lo que todos sabemos aceptaré que estés ahí...

—¿Reconocer qué?

—¡Que la amas y que ni tú mismo lo valoras, la ves tan sencilla como se viste que piensas que no aguantarias mucho con ella y te decepcionaría, ¿Crees que no me doy cuenta que sufres? Sufres pero sigues detrás de Claire porque te infla el orgullo de hombre, tanto que te hiciste un cobarde  con Cielo cuando debistes estar ahí, con ella...

—Yo he querido...

—¡Tu no has querido nada, pero te voy a advertirte ésto, te divorcias de cielo y te vas a arrepentir porque no creo que haya vuelta atrás, no con cielo y tú lo sabes.

Paula olvidó de momento porque había ido hasta la oficina de su novio, salió de allí y parecía haber perdido  la paz.

Se subió a su auto y fue con la familia de Alexander, vió al abuelo podando las plantas, se acercó apresurada.




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