Alexander llegó más temprano que de costumbre a la empresa, había pasado parte de la noche en vela, el sueño lo había abandonado luego de lo sucedido con Cielo el día anterior.
Estaba exhausto pero no dejaba de pensar en ella, llamó al abuelo de Cielo pero no obtuvo respuesta, nada supo de ella.
La llamó muchas veces a su teléfono y no respondió, hasta que le marcó a Paula, pero ella solo respondió que dejara a Cielo en paz.
Nada le era fácil, no después de lo sucedido, era una especie de tragedia para él no tener acceso a la persona con quién había disfrutado los mejores momentos de su vida, en quien confiaba a ciegas y habían construido saberes y éxitos, cuando estaba a su lado se sentía dueño del mundo, ahora era solo un peregrino, errante y deseando que ella le diera tan solo un poco de atención.
Claire lo veía perdido en un pensamiento y sospechaba que se trataba de Emperatriz.
Ella lo conoció feliz, los veía a los dos tan unidos pero le fue fácil separarlos por la coyuntura que no tenían como pareja, lo supo envolver entre la dulzura, la sensualidad y el atrevimiento de abrirle las puertas a una posible relación de piel, de cama.
Alexander tenía sus aventuras a escondidas, para él significaban la puerta al no compromiso, sus sentimientos eran nobles y bonitos por Cielo, pero no tendría una aventura con ella, jamás dañaría lo intacto y puro de su relación, era lo que pensaba, hasta verla sufrir al descubrirlo enamorado de Claire y sentir en ella que aquel sueño de que casado tendrían la oportunidad de descubrir juntos el amor, había fracasado.
Unas copas hizo salir lo que guardaban el uno por el otro, con valentía se miraron y dieron paso a lo que los unió, pero luego viene el miedo y lo destruye todo, convirtiéndose él en cobarde y llenando de rencor el corazón de cielo al sentirse despreciada y humillada.
Ahora el estaba triste y pensativo, sus negocios era todo lo que tenía porque era lo único que lo unía a ella.
Su alma estaba vacía, y las puertas que siempre estuvieron abiertas para él y que lo hacían una persona feliz, se habían cerrado totalmente.
—Alex, mi amor ¿Te parece si hoy vamos al cine? — preguntó su amante sacándolo de su pensamiento— Hay una nueva película de...
—No, no podré — interrumpió repentinamente— tengo mucho trabajo, lo sabes. Cielo está enferma y debo atender sus compromisos...
—Osea, Emperatriz se parte una uña, la empresa se paraliza ¿y eres tú quien saca la cara por ella? ¿Olvidas que yo ahora soy parte de tu vida?
—Voy a recordarte que estos son los negocios de mi familia —dijo imponiéndose a lo antes dicho por su amante— Estoy cansado de explicarte cada cosa que hago que involucre a Cielo...
—¡Admítelo, no lo haces porque se trate de tu familia, es por Emperatriz! — aseguró con cara de tragedia— ¿Acaso ella es tu preocupación?
—Lo siento Claire, pero...cuando me conocistes, yo ya estaba casado con Emperatriz, vivía con ella, tú y yo solo nos hicimos amantes a sus espaldas, fui un traidor con ella.
—¿Como? No entiendo ¿No eran solo amigos? ¿O es que el cuento ahora es otro?
—Claire, yo la paso increíble contigo, pero eso no es suficiente para mí...
La chica se aproximó a él rompiendo con el hilo de la conversación, sabía que no la llevaría a nada bueno.
—¿Mi amor de qué se trata ésto? —le interrumpió de inmediato cambiando su estado de ánimo, sonrió como si olvidara la discusión— Tú y yo iniciamos una relación y merecemos estar bien.. No entiendo porque tenemos que dañarlo discutiendo tonterías...
—No son tonterías Claire, ya no me siento a gusto, he perdido demasiado con ésto...
—¿Alex, ya no te importo? ¿Es eso mi amor?
—Si me importas, tú lo sabes...
—Olvidemos está conversación, yo te amo Alex y no veo mi vida sin ti.
—Necesitamos hablar, quizás no en este momento pero lo vamos a hacer...por ahora déjame solo que voy a revisar unos documentos que me envió Cielo.
—Okey — respondió Claire con un susto en el pecho, y salió cerrando la puerta de la oficina— nunca vas a dejarme Alex, yo nunca quiero estar lejos de ti mi amor — pensó mientras sus lágrimas emanaron hasta correr por sus mejillas— yo nunca había amado así...
***
Emperatriz lloraba emocionada, feliz observando a su pequeño bebé y escuchando los latidos de su corazón mientras era atendida por el médico.
—¿Ves padre? Es mi hijo...
Su padre tomó su mano y besó tiernamente su frente, ella sonrió aún más en medio de sus lágrimas.
Nada detenía la felicidad de una madre que empezaba a sentir el amor más grande que en el mundo haya existido después del que Dios le daba, pero al escuchar a Paula hablándole al bebé como si la fuera a oir o ver, reía más hasta hacer carcajadas.
—Me gusta verte tan feliz hija —dijo su emotivo padre— serás aún más feliz cuando esté tu bebé en tus brazos.
Era inevitable la felicidad del señor Jones, estaba tan emocionado que no podía dejar de consentir a su hija reconociendo su gran valentía.
Editado: 07.04.2023