La música retumbó en mis oídos al ingresar a aquel bar.
Luego de una pelea,la cual gané,me vine a despejar,y que mejor lugar que en donde hay alcohol.
Me acerqué a la barra y me senté sobre uno de los taburetes.
—Tequila—le dije al mesero. Con un asentimiento se alejó para traerme mi bebida. Al poco tiempo me lo entrego.
Le agradecí y me gire para mirar a mi alrededor. Nada fuera de lo común,personas saltando de un lado a otro,otras parecen tener sexo con ropa,otras consumiendo cocaína en alguna esquina,etc,etc.
Me tomé mi tequila de un trago y pedí otro.
—Un Whisky —una voz ronca,se hizo presente a mi lado.
Gire levemente el rostro,y mire de quien se trataba,es un hombre muy guapo,rubio de unos ojazos azules,mandíbula marcada,unos labios apetitosos,rostro serio y viene de traje.
—¿No eres de por aquí cierto?—la pregunta salió de mi boca sin pensarlo,bueno si lo pensé pero no se quedó sólo en un pensamiento.
—No, sólo vengo de paso—respondió luego de unos minutos.
—Otro—le dije al mesero—Y dime ¿Qué te trae por aquí?.
—Negocios—respondió,girandose para mirarme.
—Mmm—murmuré,bebiendo de mi tequila—¿Cómo te llamas?
—Onur—respondió secamente.
—Verónica—le tendí la mano y él la estrechó.
Luego de beber un poco más,me levanté para ir a la pista de baile. Creo que ya e bebido demasiado. Tambaleandome me acerque al centro y comencé a mover mis caderas al ritmo de la música,cerré los ojos y me desconecte por un momento dejándome llevar por la música.
Luego de no se cuanto tiempo,sentí que me tomaron de la cintura,pegando mi espalda a un torso duro,coloqué mis manos sobre las que me tenían sujeta,y me giré para encarar al responsable.
Esos ojazos azules,chocaron con mis marrones mierda,dejándome más idiota de lo que el alcohol me tenía.
—Onur—murmuré,alargando la O y la R,para luego comenzar a reír,a lo que él también río.
—¿Qué?—preguntó ocultando una sonrisa.
—¡No lo sé!—seguí riendo como desquiciada,hasta que calme mi ataque de risa.
Coloqué mis manos detrás de su nuca y seguí bailando,mientras él recorría mi espalda con sus manos.
Bailamos un ratito más y luego volvimos a la barra,en donde bebimos de todo un poco.
—Ya debo irme—arrastré las palabras,mientras me levantaba de mi lugar.
—Si, yo igual—dijó él de la misma manera que yo. Asentí.
Comenzamos a caminar hacia la salida entre tambaleos y risas sin sentido.
Ya luego de subirnos a su auto,perdí la noción de lo que sucedía a mi alrededor.