Narra Verónica Leiva
Me bajé del auto de mala gana,y esperé a que Onur también lo hiciera. Me tomó de la mano y comenzamos a caminar dentro del restaurante.
Tiré de mi mano,para que me soltará,pero no lo hizo,al contrario,me la apretó llegando a lastimarme.
—Sueltamé—dijé entre dientes.
—No—dijó,sin detenerce.
—Me lastimas—dije moviendo mi mano,aflojó su agarré pero no me soltó.
Llegamos a una mesa alejada,donde se encontraba un hombre,muy guapo,de cabello cobrizo,tes blanca,y ojos de un color muy confuso.
—Mario—saludó Onur.
—Bienvenidos—dijo Mario,levantándose de su asiento—Tu debes de ser Verónica—asentí,y le tendí la mano libre,por que sí,Onur aún no me suelta. Imbecil.
—Mucho gusto.
—Mario,sabe la verdad—dijo Onur.
—Que bien,entonces sueltame—dije,y el al fin lo hizo.
Tomamos asiento y un mesero se acercó a nosotros.
—¿Qué desean ordenar?.
—Yo sólo quiero café—dijé.
Sí,estoy en un restaurante y pido solo café.
—Yo igual—dijó Mario.
—Yo estoy bien así,gracias—dijó Onur con el rostro serio.
El chico se retiró dejándonos solos.
—Y dime,Mario—Lo miré—¿De dónde conoces a este hombre de nombre turco,apellido estado unidence y asento italiano?—pregunté,y él río.
—Bueno,lo del nombre,apellido y asento que te lo explique él—señaló a Onur que se encuentra mirándonos con mala cara—A él lo conocí en Italia...
—Pero no tienes asento italiano—lo interrumpí.
—No,por que yo soy de aquí,y los años que estuve en italia,no me quitaron el asento—aclaró—Bueno como decía,lo conocí en Italia,en...—miró a Onur,como diciendo ¿le digo o no le digo?,a lo que negó lentamente—en la calle,estaban golpeándome y el salió a mi rescate—dijo con dramatismo.
—Ay que romántico—exclamé,y Onur me aniquiló con la mirada,pero no le dí importancia.
En ese momento llegó el mesero,y nos trajo nuestro café,le dí las gracias y se retiró.
—¿Cuánto tiempo te quedarás aquí,Onur?—pregunté.
—Unos días más—Genial—Y luego iremos a Italia ya que ahí tengo todos mis negocios.
—¿Entonces en unos días ya puedes darme el divorcio?.
—No.
—¿No?
—Tu te vienes con nosotros.
—¿Porqué?No tengo nada que hacer ahí.
—Eres mi esposa ahora.
—¿Por cuánto tiempo?
—Un tiempo.
—Oh,vaya,así todo esta aclarado—dije con sarcasmo.
—Esta mujer,me cae muy bien—dijo Mario, riendo. Le sonreí,e ignorando a Onur,me dispuse a hablar con él.
Narra Onur Steins
Se que esta mujer,me sacará de quicio en cualquier momento,y más ahora que se lleva bien con Mario.
La observe mientras bebía de su café y reía con Mario.Debo admitir que es una mujer muy hermosa,lleva puesto un pantalón militar,que le queda muy bien ,un crop top negro ajustado que hace resaltar sus redondos pechos que cabrían en mis manos ,una chaqueta de cuero que le da pinta de chica mala,no lleva maquillaje,pero aún así sus labios rosados y carnosos me invitan a morderlos,es una lástima que no recuerde lo que pasó aquella noche.
El sonido de su móvil se escuchó,interrumpiendo mis pensamientos y la conversación de lo que sea que tenían.
—¿Sí,diga?....Si claro....Ahí estaré....Por supuesto....Tu igual—colgó,con una sonrisa.
—¿Quién era?—preguntó Mario.
—Un amigo—se encogió de hombros.
No le di importancia,y preste atención al mensaje que me llegó en ese momento.
Jacob
Esta noche hay pelea,¿vienes?
Yo
¿A qué hora?
Jacob
23:30
Yo
Ahí estaré.