Diez minutos...
Solo diez minutos bastaron para que Connor estuviera completamente jodido.
Antes solo debía preocuparse porque no lo atropellaran en las calles de la ciudad, intentando entregar las pizzas a tiempo.
Ahora debe preocuparse por qué no lo atropellaran en las calles de la ciudad, mientras intenta no ser asesinado por personas que no conoce.
Porque ser prófugo de la “justicia” no es fácil, y menos si tienes la compañía de tu mejor amigo asmático y... ¿Un enano gris de otro planeta?